El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Mezclar lo privado
A menudo los periodistas -o determinada fauna de comunicadores- nos ganamos a pulso la fama de traficar con información del estricto ámbito privado de los personajes públicos. Es un debate que parece eterno y que termina como el rosario de la aurora cuando de encontrar los límites se trata. Desde luego, parece evidente que cuando un personaje público no trafica con su vida privada, ésta se convierte en sagrada, pero desde el momento en que la muestra en su esplendor o -peor- la utiliza para ganar dinero (una exclusiva) o para ganar popularidad (un político en precampaña electoral) la zona de exclusividad queda automáticamente abierta. La alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria ha levantado esa zona con el asunto de las niñas chinas que ha ido a adoptar, porque desde la oficina de prensa del Ayuntamiento se ha informado a los medios de comunicación de la hora y el día en que llegará la feliz y muy familiar expedición al aeropuerto de Gran Canaria. “Por si quieres mandar una cámara”, dicen en plan inocentón.
A menudo los periodistas -o determinada fauna de comunicadores- nos ganamos a pulso la fama de traficar con información del estricto ámbito privado de los personajes públicos. Es un debate que parece eterno y que termina como el rosario de la aurora cuando de encontrar los límites se trata. Desde luego, parece evidente que cuando un personaje público no trafica con su vida privada, ésta se convierte en sagrada, pero desde el momento en que la muestra en su esplendor o -peor- la utiliza para ganar dinero (una exclusiva) o para ganar popularidad (un político en precampaña electoral) la zona de exclusividad queda automáticamente abierta. La alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria ha levantado esa zona con el asunto de las niñas chinas que ha ido a adoptar, porque desde la oficina de prensa del Ayuntamiento se ha informado a los medios de comunicación de la hora y el día en que llegará la feliz y muy familiar expedición al aeropuerto de Gran Canaria. “Por si quieres mandar una cámara”, dicen en plan inocentón.