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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

A Paquirrín le rebosan los calderos

Admiramos a Paquirrín González, alcalde de Mogán, por muchas cosas, y ninguna tiene que ver con su decencia política, bastante limitadida. Lo admiramos porque es un tipo simpático, siempre con apariencia de acabar de darse una duchita y estar dispuesto a cualquier cosa, incluida una trapisonda. Nos cae bien porque, a pesar de los pesares, un tipo con esa jeta siempre te termina por cautivar, ¿para qué engañarnos? De ahí que nos sigan haciendo gracia alcaldadas que en otras latitudes hubieran supuesto la dimisión fulminante del autor o, en su defecto, el envío del motorista con la carta de cese y agradecimiento de los servicios prestados. Aquí hay que esperar por la sentencia firme, dentro de siete años, cuando todo sea un erial. A Paquirrín le dimitió este miércoles Silverio Hernández, primer teniente de alcalde y concejal de Urbanismo. Imputado y detenido en la segunda redada de la operación Góndola, con Santana Cazorla de referente, santo y seña, cuando Silverio era el sheriff de Hacienda y Contratación. Le cayó a al hombre el tráfico de influencias, la malversación y un delito electoral, ¿se acuerdan?: aquella manipulación y compra de votos de extranjeros y personal ausente para siempre. Paquirrín dice que su hombre se va por motivos personales. Y dos huevos duros con una pizca de sal.

Admiramos a Paquirrín González, alcalde de Mogán, por muchas cosas, y ninguna tiene que ver con su decencia política, bastante limitadida. Lo admiramos porque es un tipo simpático, siempre con apariencia de acabar de darse una duchita y estar dispuesto a cualquier cosa, incluida una trapisonda. Nos cae bien porque, a pesar de los pesares, un tipo con esa jeta siempre te termina por cautivar, ¿para qué engañarnos? De ahí que nos sigan haciendo gracia alcaldadas que en otras latitudes hubieran supuesto la dimisión fulminante del autor o, en su defecto, el envío del motorista con la carta de cese y agradecimiento de los servicios prestados. Aquí hay que esperar por la sentencia firme, dentro de siete años, cuando todo sea un erial. A Paquirrín le dimitió este miércoles Silverio Hernández, primer teniente de alcalde y concejal de Urbanismo. Imputado y detenido en la segunda redada de la operación Góndola, con Santana Cazorla de referente, santo y seña, cuando Silverio era el sheriff de Hacienda y Contratación. Le cayó a al hombre el tráfico de influencias, la malversación y un delito electoral, ¿se acuerdan?: aquella manipulación y compra de votos de extranjeros y personal ausente para siempre. Paquirrín dice que su hombre se va por motivos personales. Y dos huevos duros con una pizca de sal.