El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Pérez cabrea a Paulino
Los que esperaban un debate de guante blanco entre Paulino Rivero y José Miguel Pérez se encontraron con algunos momentos de claro enfrentamiento, cuando no de cabreo. Aquella grotesca imagen del debate de 2007, con Soria y Rivero atacando sin piedad a Juan Fernando López Aguilar, no se apreció en ningún momento entre los dos candidatos con más posibilidades de entenderse a partir del próximo lunes. El secretario general del PSOE puso de los nervios en varias ocasiones al presidente del Gobierno, especialmente en asuntos como la aplicación de la Ley de Dependencia, la Sanidad, la Educación y la implantación del gas en Canarias. Pérez y Soria discutieron bastante de la bandera, básicamente por el empeño del segundo en volver a instalarla y el empeño del primero en recordarle que hay informes técnicos que la consideran peligrosa. Discutieron también por la estación hidroeléctrica de Chira a Soria (la presa), que el candidato del PP quiso atribuirse hasta que el socialista le recordó que ese fue un proyecto que abandonó dentro de un cajón hasta que llegaron los actuales responsables del Cabildo grancanario. Paulino Rivero, que se presentó sin papeles y sin Ipad, sólo cometió un desliz dialéctico nada desdeñable cuando, en su intervención final, haciendo un repaso de sus inconmensurables logros, habló de cómo defendió a Canarias “contra la inmigración”. La inmigración puede atenderse, encauzarse, contenerse e integrarse, pero nunca puede ser por principio enemiga de un pueblo. Cosas del directo.
Los que esperaban un debate de guante blanco entre Paulino Rivero y José Miguel Pérez se encontraron con algunos momentos de claro enfrentamiento, cuando no de cabreo. Aquella grotesca imagen del debate de 2007, con Soria y Rivero atacando sin piedad a Juan Fernando López Aguilar, no se apreció en ningún momento entre los dos candidatos con más posibilidades de entenderse a partir del próximo lunes. El secretario general del PSOE puso de los nervios en varias ocasiones al presidente del Gobierno, especialmente en asuntos como la aplicación de la Ley de Dependencia, la Sanidad, la Educación y la implantación del gas en Canarias. Pérez y Soria discutieron bastante de la bandera, básicamente por el empeño del segundo en volver a instalarla y el empeño del primero en recordarle que hay informes técnicos que la consideran peligrosa. Discutieron también por la estación hidroeléctrica de Chira a Soria (la presa), que el candidato del PP quiso atribuirse hasta que el socialista le recordó que ese fue un proyecto que abandonó dentro de un cajón hasta que llegaron los actuales responsables del Cabildo grancanario. Paulino Rivero, que se presentó sin papeles y sin Ipad, sólo cometió un desliz dialéctico nada desdeñable cuando, en su intervención final, haciendo un repaso de sus inconmensurables logros, habló de cómo defendió a Canarias “contra la inmigración”. La inmigración puede atenderse, encauzarse, contenerse e integrarse, pero nunca puede ser por principio enemiga de un pueblo. Cosas del directo.