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La política se estanca en Telde

Tienen muy mala suerte los ciudadanos de Telde con los partidos políticos que han de ocuparse de la defensa de sus intereses. Con unos más que con otros, pero entre todos la mataron y ella sola se murió. El enrocamiento protagonizado por la alcaldesa, María del Carmen Castellano (PP) tras la petición del Ministerio Fiscal de cinco años de cárcel por delitos relacionados con la corrupción está generando una situación que cada día se asemeja más a la vivida por el mismo Ayuntamiento cuando la Policía detuvo a la mitad de la Corporación (casi todo el grupo de gobierno) con el estallido de la operación Faycan. Como recordarán los más avisados lectores, aquello estuvo a punto de una gestora muy al estilo de Marbella ante el vacío de poder que se generó, con un alcalde al que le sobrevino la responsabilidad siendo como era el séptimo de la lista que no terminaba de creerse que seis de sus compañeros estuvieran en los calabozos acusados de mamar en tiempos revueltos. Se llama Paco Santana, y el PP, su partido, le premió aquel sacrificio mandándolo a galeras y, como premio de consolación, de consejero del Cabildo, donde Bravo de Laguna lo ha postergado todavía un poco más. Pero ésa es otra historia. A lo que vamos es a la sensación de descabezamiento que se vive en estos momentos en la ciudad de Telde. La alcaldesa se mantiene en el puesto de manera puramente artificial, con dos socios que mantienen el pacto como un mal menor, cada uno por motivos bien distintos. AFV-Ciuca, el partido de Guillermo Reyes, porque ya no está conforme con el reparto de poder y sus correspondientes secuelas en que ha quedado todo tras la enésima crisis municipal. La caída del concejal de Urbanismo, Fran López, le supuso un petardazo en su línea de flotación, porque siendo cierto que el defenestrado es del PP y como tal se presentó en las listas como número dos, más cierto es que era una marioneta en manos del hombre de Reyes en el Urbanismo, el multi-imputado José Luis Mena, ahora recluido en la jefatura de Recursos Humanos del Ayuntamiento. Guillermo Reyes no abandona a Mari Carmen Castellano porque ningún otro partido de la Corporación quiere saber nada de pactar con él. Tiene el mal fario del que embarca a todos en operaciones chiripitifláuticas pero nunca aparece ni siquiera para mandar un atento saluda al comandante del cuartelillo.

Tienen muy mala suerte los ciudadanos de Telde con los partidos políticos que han de ocuparse de la defensa de sus intereses. Con unos más que con otros, pero entre todos la mataron y ella sola se murió. El enrocamiento protagonizado por la alcaldesa, María del Carmen Castellano (PP) tras la petición del Ministerio Fiscal de cinco años de cárcel por delitos relacionados con la corrupción está generando una situación que cada día se asemeja más a la vivida por el mismo Ayuntamiento cuando la Policía detuvo a la mitad de la Corporación (casi todo el grupo de gobierno) con el estallido de la operación Faycan. Como recordarán los más avisados lectores, aquello estuvo a punto de una gestora muy al estilo de Marbella ante el vacío de poder que se generó, con un alcalde al que le sobrevino la responsabilidad siendo como era el séptimo de la lista que no terminaba de creerse que seis de sus compañeros estuvieran en los calabozos acusados de mamar en tiempos revueltos. Se llama Paco Santana, y el PP, su partido, le premió aquel sacrificio mandándolo a galeras y, como premio de consolación, de consejero del Cabildo, donde Bravo de Laguna lo ha postergado todavía un poco más. Pero ésa es otra historia. A lo que vamos es a la sensación de descabezamiento que se vive en estos momentos en la ciudad de Telde. La alcaldesa se mantiene en el puesto de manera puramente artificial, con dos socios que mantienen el pacto como un mal menor, cada uno por motivos bien distintos. AFV-Ciuca, el partido de Guillermo Reyes, porque ya no está conforme con el reparto de poder y sus correspondientes secuelas en que ha quedado todo tras la enésima crisis municipal. La caída del concejal de Urbanismo, Fran López, le supuso un petardazo en su línea de flotación, porque siendo cierto que el defenestrado es del PP y como tal se presentó en las listas como número dos, más cierto es que era una marioneta en manos del hombre de Reyes en el Urbanismo, el multi-imputado José Luis Mena, ahora recluido en la jefatura de Recursos Humanos del Ayuntamiento. Guillermo Reyes no abandona a Mari Carmen Castellano porque ningún otro partido de la Corporación quiere saber nada de pactar con él. Tiene el mal fario del que embarca a todos en operaciones chiripitifláuticas pero nunca aparece ni siquiera para mandar un atento saluda al comandante del cuartelillo.