El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Quesada: ''Estos son los criterios de adjudicación''
Fue el inmenso Groucho el que dijo aquello de “estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”. Algo muy parecido, pero salvando las distancias y las intencionalidades, dijo la secretaria general del Servicio Canario de Salud, Lourdes Quesada, cuando se dirigió a los miembros de la Mesa de Contratación que debía adjudicar el concurso de la hemodiálisis. “Estos son los criterios de adjudicación”, proclamó Quesada extendiendo sobre la mesa de la sala de juntas un fleje de papeles en los que se contenían las bases del concurso. Pero, a diferencia de Groucho, la señora Quesada no dejó abierta ninguna alternativa. Porque fue ella la que cambió aquellas bases cuando vio que los funcionarios habían incluido unas exigencias de solvencia económica y experiencia empresarial que Lifeblood no cumplía ni de lejos. Pero, ¿cuáles fueron las razones que llevaron a esta licenciada en Derecho, profesional muy reconocida por sus superiores, funcionaria de desmedidas ambiciones, a mojarse de esa manera? Su superior Guillermo Martinón lo sabe de sobra. Y el abogado Javier Artiles, que tiene a la esposa de Martinón trabajando en su despacho, también.
Fue el inmenso Groucho el que dijo aquello de “estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”. Algo muy parecido, pero salvando las distancias y las intencionalidades, dijo la secretaria general del Servicio Canario de Salud, Lourdes Quesada, cuando se dirigió a los miembros de la Mesa de Contratación que debía adjudicar el concurso de la hemodiálisis. “Estos son los criterios de adjudicación”, proclamó Quesada extendiendo sobre la mesa de la sala de juntas un fleje de papeles en los que se contenían las bases del concurso. Pero, a diferencia de Groucho, la señora Quesada no dejó abierta ninguna alternativa. Porque fue ella la que cambió aquellas bases cuando vio que los funcionarios habían incluido unas exigencias de solvencia económica y experiencia empresarial que Lifeblood no cumplía ni de lejos. Pero, ¿cuáles fueron las razones que llevaron a esta licenciada en Derecho, profesional muy reconocida por sus superiores, funcionaria de desmedidas ambiciones, a mojarse de esa manera? Su superior Guillermo Martinón lo sabe de sobra. Y el abogado Javier Artiles, que tiene a la esposa de Martinón trabajando en su despacho, también.