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Soria llama

Se calientan, por definir la situación de algún modo, las relaciones entre el poder y los periodistas normales y corrientes. Entiéndanse por tales la inmensa mayoría, los que aman su profesión y tratan de desarrollarla de la mejor manera posible dado el medio ambiente en que nos movemos por estos andurriales. Las dificultades no vienen dadas, sin embargo, por lo que debería ser natural, es decir, la búsqueda de la noticia y su elaboración, el contraste de lo que te dicen y la tendencia hacia la objetividad. No, de un tiempo a esta parte la consigna es escapar a las presiones del mejor modo posible, obviar las manipulaciones, e incluso -increíble- superar las tentaciones de soborno que se están dando. Las presiones son de todo tipo, desde la llamadita telefónica cariñosa pero apretona, hasta las más puñetera de amenazarte con llamar a tus jefes. Eso a nosotros no nos pasa, la verdad, porque somos morrúos, pero le ocurre a algunos compañeros, especialmente a los que se acercan por el Cabildo de Gran Canaria. El otro día a uno de ellos Soria le amenazó con algo así como con llamar al jefe de la segunda planta por considerar que las informaciones eran tendenciosas, y el compañero se le adelantó, subió a ver a los jefes y se puso en su sitio. Él y a Soria, que no se reprime, el hombre.

Se calientan, por definir la situación de algún modo, las relaciones entre el poder y los periodistas normales y corrientes. Entiéndanse por tales la inmensa mayoría, los que aman su profesión y tratan de desarrollarla de la mejor manera posible dado el medio ambiente en que nos movemos por estos andurriales. Las dificultades no vienen dadas, sin embargo, por lo que debería ser natural, es decir, la búsqueda de la noticia y su elaboración, el contraste de lo que te dicen y la tendencia hacia la objetividad. No, de un tiempo a esta parte la consigna es escapar a las presiones del mejor modo posible, obviar las manipulaciones, e incluso -increíble- superar las tentaciones de soborno que se están dando. Las presiones son de todo tipo, desde la llamadita telefónica cariñosa pero apretona, hasta las más puñetera de amenazarte con llamar a tus jefes. Eso a nosotros no nos pasa, la verdad, porque somos morrúos, pero le ocurre a algunos compañeros, especialmente a los que se acercan por el Cabildo de Gran Canaria. El otro día a uno de ellos Soria le amenazó con algo así como con llamar al jefe de la segunda planta por considerar que las informaciones eran tendenciosas, y el compañero se le adelantó, subió a ver a los jefes y se puso en su sitio. Él y a Soria, que no se reprime, el hombre.