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OPINIÓN | 'En el límite', por Antón Losada

Hacia la televisión pública privatizada

El plan de ajuste dado a conocer este lunes para la radiotelevisión pública canaria no es solo la aplicación práctica de los recortes en cascada que sufren todas las administraciones públicas españolas y sus entidades asociadas, sino que constituye el retorno del modelo a su punto de comienzo, allá por los finales de la pasada centuria. Cuando Jorge Bethencourt tomó las riendas de aquel invento de la pecera con la que nos dormíamos cada noche, la tele pública canaria, sin radio ni segundos canales, empezó costando 28 millones de euros, la misma cantidad, más o menos, a la quedan reducidos ahora los presupuestos de RTVC para 2013, 27,7 millones, pero manteniendo dentro una radio y mayores compromisos de producción.

El plan de ajuste dado a conocer este lunes para la radiotelevisión pública canaria no es solo la aplicación práctica de los recortes en cascada que sufren todas las administraciones públicas españolas y sus entidades asociadas, sino que constituye el retorno del modelo a su punto de comienzo, allá por los finales de la pasada centuria. Cuando Jorge Bethencourt tomó las riendas de aquel invento de la pecera con la que nos dormíamos cada noche, la tele pública canaria, sin radio ni segundos canales, empezó costando 28 millones de euros, la misma cantidad, más o menos, a la quedan reducidos ahora los presupuestos de RTVC para 2013, 27,7 millones, pero manteniendo dentro una radio y mayores compromisos de producción.