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Un trío de ases domina Fuerteventura

Cuanto más indagamos en la manera de andarse por la vida que tiene el inspector de la Nacional deportado de Fuerteventura más nos convencemos de que cómo es posible que este hombre sea funcionario de la Seguridad del Estado. Calificado por todo el que sabe de él como un tipo muy peligroso, genera pánico entre compañeros del cuerpo y tiene, según esas fuentes policiales, otros expedientes abiertos por detenciones ilegales. Hasta cinco. Y nada de eso le impidió ser nombrado en febrero de 2012 jefe de la Brigada de Extranjería de Fuerteventura, en un momento de transición de poderes en Las Palmas aprovechado por el comisario Redondo para hacer efectivo el nombramiento de su colega. Por cierto, Redondo era comisario cuando el primer escándalo de agosto de 2004, y como subinspector bajo el mando de Marichal estaba entonces Luis van Grie-ken, el actual número dos en el escalafón majorero como jefe de la Brigada de Seguridad Ciudadana. Todos siguen ahí, parapetados en sus puestos, aunque cuando Sagrario de León fue nombrada comisaria provincial de Las Palmas poco después del ascenso de Marichal a Extranjería, obligó al comisario de Puerto del Rosario a revocar el nombramiento del inspector. Ya era demasiado cantoso después de años suspendido de empleo y sueldo, de pasar unos meses en la cárcel, de ser señalado por tráfico de drogas y al final absuelto por fallos procesales en la investigación que se hiciera cargo de una brigada tan sensible. A Sagrario no se le ocurrió peor puesto que mandarlo al Fronterizo del Puerto, como peor destino donde no estorbara. Ahora le está faltando a la comisaria esa mano dura y arbitraria que sabe manejar con otros para darle un meneo a su comisario de Fuerteventura por permitir estas vacaciones, y al inspector, ponerlo en su sitio para darle una alegría al Cuerpo, macarena. Bueno, de las trancas y broncas del tercero en discordia, van Grie-ken, hablaremos en otra ocasión. Lo dicho, si algo puede salir mal, saldrá mal, Murphy.

Cuanto más indagamos en la manera de andarse por la vida que tiene el inspector de la Nacional deportado de Fuerteventura más nos convencemos de que cómo es posible que este hombre sea funcionario de la Seguridad del Estado. Calificado por todo el que sabe de él como un tipo muy peligroso, genera pánico entre compañeros del cuerpo y tiene, según esas fuentes policiales, otros expedientes abiertos por detenciones ilegales. Hasta cinco. Y nada de eso le impidió ser nombrado en febrero de 2012 jefe de la Brigada de Extranjería de Fuerteventura, en un momento de transición de poderes en Las Palmas aprovechado por el comisario Redondo para hacer efectivo el nombramiento de su colega. Por cierto, Redondo era comisario cuando el primer escándalo de agosto de 2004, y como subinspector bajo el mando de Marichal estaba entonces Luis van Grie-ken, el actual número dos en el escalafón majorero como jefe de la Brigada de Seguridad Ciudadana. Todos siguen ahí, parapetados en sus puestos, aunque cuando Sagrario de León fue nombrada comisaria provincial de Las Palmas poco después del ascenso de Marichal a Extranjería, obligó al comisario de Puerto del Rosario a revocar el nombramiento del inspector. Ya era demasiado cantoso después de años suspendido de empleo y sueldo, de pasar unos meses en la cárcel, de ser señalado por tráfico de drogas y al final absuelto por fallos procesales en la investigación que se hiciera cargo de una brigada tan sensible. A Sagrario no se le ocurrió peor puesto que mandarlo al Fronterizo del Puerto, como peor destino donde no estorbara. Ahora le está faltando a la comisaria esa mano dura y arbitraria que sabe manejar con otros para darle un meneo a su comisario de Fuerteventura por permitir estas vacaciones, y al inspector, ponerlo en su sitio para darle una alegría al Cuerpo, macarena. Bueno, de las trancas y broncas del tercero en discordia, van Grie-ken, hablaremos en otra ocasión. Lo dicho, si algo puede salir mal, saldrá mal, Murphy.