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Vuelve el coche oficial

Fuegos artificiales. Sin palmeras gigantes que hacen pum y provocan el ooooooh. Pero fuegos artificiales al fin y al cabo. Eso es lo que continúa vendiendo con su natural descaro el grupo de gobierno en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que empezó jurando por Snoopy que todos ellos eran distintos y, a mitad de mandato, ya se han quitado los aderezos. El anuncio con fanfarria y gastadores de que no usarían coches oficiales para desplazarse no sólo ha resultado una pantomima, sino que su incumplimiento ha supuesto otro de los muchos enfrentamientos con los representantes de los trabajadores. Una carta del director general de Recursos Humanos, José María Cabrera, fechada el pasado día 17, demuestra hasta dónde puede llegar el descaro. En ella se impone a los trabajadores del Servicio de Talleres Municipales y Parque Móvil un nuevo horario a partir del 1 de julio: de 07.30 a 15.00. Y se añade: si no está de acuerdo, ya sabe, levante la mano que lo despedimos con una indemnización de 20 días por año trabajado y un máximo de nueve mensualidades. El estilo de la carta es el que ha imperado en el consistorio desde que en él desembarcó el PP con toda su artillería pesada, desplegada contra los trabajadores municipales y contra los funcionarios de los cuerpos estatales, es decir, interventor y secretaria, como si la consigna fuera motivar con el palo y tentetieso. O lo que es peor, aplicando la peligrosa generalización de que cualquier trabajador público es un vago al que hay que poner derecho como una vela. La negociación y el acuerdo se han sustituido por la imposición y los desplantes, como si las decisiones que se toman con esa soberbia insoportable fueran definitivas y no pudieran trasladarse a los tribunales de justicia, que es a donde están acudiendo recurrentemente los representantes laborales. Pero, ¿qué hay detrás de ese nuevo horario en talleres y parque móvil?

Fuegos artificiales. Sin palmeras gigantes que hacen pum y provocan el ooooooh. Pero fuegos artificiales al fin y al cabo. Eso es lo que continúa vendiendo con su natural descaro el grupo de gobierno en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que empezó jurando por Snoopy que todos ellos eran distintos y, a mitad de mandato, ya se han quitado los aderezos. El anuncio con fanfarria y gastadores de que no usarían coches oficiales para desplazarse no sólo ha resultado una pantomima, sino que su incumplimiento ha supuesto otro de los muchos enfrentamientos con los representantes de los trabajadores. Una carta del director general de Recursos Humanos, José María Cabrera, fechada el pasado día 17, demuestra hasta dónde puede llegar el descaro. En ella se impone a los trabajadores del Servicio de Talleres Municipales y Parque Móvil un nuevo horario a partir del 1 de julio: de 07.30 a 15.00. Y se añade: si no está de acuerdo, ya sabe, levante la mano que lo despedimos con una indemnización de 20 días por año trabajado y un máximo de nueve mensualidades. El estilo de la carta es el que ha imperado en el consistorio desde que en él desembarcó el PP con toda su artillería pesada, desplegada contra los trabajadores municipales y contra los funcionarios de los cuerpos estatales, es decir, interventor y secretaria, como si la consigna fuera motivar con el palo y tentetieso. O lo que es peor, aplicando la peligrosa generalización de que cualquier trabajador público es un vago al que hay que poner derecho como una vela. La negociación y el acuerdo se han sustituido por la imposición y los desplantes, como si las decisiones que se toman con esa soberbia insoportable fueran definitivas y no pudieran trasladarse a los tribunales de justicia, que es a donde están acudiendo recurrentemente los representantes laborales. Pero, ¿qué hay detrás de ese nuevo horario en talleres y parque móvil?