El nombre de las Islas Canarias no aparece en ninguna de las cerca de 4.000 páginas que componen el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés). Pero sí lo hace en un atlas interactivo en el que se pueden observar las proyecciones para cada punto del planeta que han estimado los científicos en función del escenario al que avance la Tierra, un futuro con un calentamiento de 1,5, 2, 3 o 4 grados de media.
La herramienta recoge la variación de ciertos indicadores, algunos de ellos críticos para el Archipiélago, como la subida del nivel del mar o la escasez de las precipitaciones. También cómo aumentaría la temperatura media, la mínima, las sequías y la potencia del viento. Independientemente de cuánto fluctúen estos valores, ya se sabe que los fenómenos meteorológicos extremos (tormentas tropicales, inundaciones, olas de calor) se repetirán con más frecuencia con el paso del tiempo.
En el mejor escenario posible, el de un aumento de 1,5 grados, vemos que en Canarias crecería la temperatura media un 0,7. El dato es menor que lo que registrarían otras autonomías españolas, como Madrid (1,5 grados) o el archipiélago balear (1,1). Pero no deja de ser una cifra a tener en cuenta, sobre todo si analizamos las consecuencias que ya está dejando la crisis climática en las Islas.
Se han constatado cambios en la vegetación de espacios naturales tan emblemáticos como el del Parque Nacional de Las Cañadas del Teide, como apunta un estudio de la Asociación Española de Ecología Terrestre. También se ha calentado el agua del mar que rodea al Archipiélago y con ello su acidez ha aumentado un 30%, según un informe publicado por dos catedráticos de Química Marina y de Oceanografía de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Y está demostrado que al menos una de cada cinco muertes por calor en Canarias se debe al cambio climático.
El aumento de las temperaturas será menor que en casi toda Europa y eso es una buena noticia (entre todo lo malo). Sin embargo, no hay región española que vaya a experimentar una caída en las precipitaciones como Canarias. Ya hay pocas, pero según las predicciones del IPCC, habrá muchas menos. Además, los días consecutivos secos se incrementarán entre ocho y nueve jornadas de media en el mejor de los casos. Si estos episodios suelen durar en el sur de Gran Canaria, por ejemplo, en torno a 35 días, en unas pocas décadas ese valor subirá a los 43 o 44. Y así en casi todos los puntos de la comunidad.
Un informe del IPCC sobre los efectos de la crisis climática en las denominadas Small Islands (Islas pequeñas), entre las que se encuentran los territorios que componen el Archipiélago, profundiza en las consecuencias que traen consigo las sequías y el impacto negativo que tienen en la industria del turismo, un sector que consume enormes cantidades de agua, más que la población residente.
El rápido crecimiento demográfico que podría experimentar Canarias, la continua urbanización y el desarrollo del turismo ya están ejerciendo una presión significativa sobre las limitadas reservas de agua, a las que el Archipiélago ha empezado a buscar alternativas. Otro factor negativo sería la menor llegada de vientos alisios, lo que contribuiría a rebajar aún más las precipitaciones, como ha explicado el consejero de Transición Ecológica de Canarias, José Antonio Valbuena.
Para Gran Canaria se trata de un cuadro especialmente grave. En los últimos años se han multiplicado las ocasiones en las que agricultores del sur de la isla han dejado de regar los cultivos por la falta de agua debido a que las presas de Chira, Las Niñas o Soria se han vaciado por la escasez de lluvias. Y para Tenerife también hay malas noticias, ya que son varios los trabajos que han evidenciado un aumento de la evapotranspiración potencial, esto es, la posible pérdida de agua a través de la superficie del suelo por evaporación y, a su vez, mediante transpiración del cultivo.
El aumento del nivel del mar, una realidad inevitable
“El aumento relativo del nivel del mar es muy probable en los océanos alrededor de las islas pequeñas, que junto con las marejadas ciclónicas y las olas exacerbarán las inundaciones costeras”. Así se expresan los científicos del IPCC, que señalan “con mucha confianza” que el nivel del mar engullirá ciertas zonas litorales de Canarias.
El atlas interactivo que han publicado nos adelanta cómo será esa subida. En el futuro más favorable (1,5 grados), el crecimiento sería de 10 centímetros hasta 2040, 20 centímetros hasta 2060 y medio metro hasta el año 2100. Si el caos se adueña de la Tierra y nos encaminamos a un calentamiento de 4 grados, el nivel del mar subiría 80 centímetros para 2100.
El IPCC pone un ejemplo. En diciembre de 2008 se desencadenó una tormenta de ciclones tropicales que elevó el nivel del mar y provocó inundaciones en cinco naciones insulares del Pacífico: Islas Marshall, Micronesia, Papúa Nueva Guinea, Kiribati y las Islas Salomón. “Tales ejemplos sirven para resaltar este evento como uno de los principales impulsores que amenazan la habitabilidad de las islas bajas”.
En el Archipiélago el impacto podría ser múltiple. Un estudio de la revista Journal of Cultural Heritage ha identificado dos fortificaciones de la Edad Moderna que Canarias podría perder debido al aumento del nivel del mar. Por no hablar de espacios simbólicos como las dunas de Maspalomas o la playa de Las Canteras, así como decenas de barrios que se expanden por las costas de las Islas.
El IPCC muestra firmeza y al mismo tiempo cautela en sus textos. A pesar de que no duda de que el cambio climático es un fenómeno antropogénico, matiza que es complicado atribuir la transformación que han protagonizado ciertas islas, entre ellas Canarias, a la crisis climática.
“En las últimas dos o tres décadas muchas islas pequeñas han experimentado cambios sustanciales en los patrones de asentamiento humano y en las condiciones socioeconómicas y ambientales. Esos cambios pueden haber enmascarado cualquier evidencia clara de los efectos del cambio climático”.
El ejemplo más paradigmático que usan los expertos es el de la erosión costera, que ha sido generalizada y ha afectado a la mayoría de las regiones insulares. Sin embargo, estudios específicos desarrollados en el Pacífico, Índico, Atlántico y el Caribe han demostrado que los humanos han jugado un papel importante en esto, al igual que los eventos meteorológicos que durante mucho tiempo han formado parte del ciclo natural de dichos territorios.
Canarias lleva tiempo en la foto de las regiones que más se verán afectadas por la crisis climática, pero hasta el momento no ha hecho prácticamente nada para salir de ella. El informe del IPCC destaca que es necesario un giro de guion en el modelo productivo y del sistema económico para mitigar (que no suprimir) los efectos irreversibles de esta crisis. No obstante, medidas que ya ha propuesto el IPCC, como reducir el turismo total de viajes, han sido rechazadas por el Gobierno regional, que ha cerrado la puerta a implantar un impuesto ecológico a los billetes de avión con salida y destino del Archipiélago.
Ahora que el mayor informe sobre cambio climático ha sentenciado que aún se puede evitar lo peor, la papa caliente ha vuelto a manos de los políticos y la élite económica, sobre quienes recae la posibilidad de acompañar a la Tierra a un periodo de descanso, o someterla a un final con eventos catastróficos. “Limitar los gases de efecto invernadero y contaminantes atmosféricos, especialmente el metano, podría tener beneficios tanto para la salud como para el clima”, concluye Panmao Zhai, copresidente del Grupo de Trabajo I del IPCC.