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Un niño de nueve años encuentra en Telde los huevos de un tiburón único mientras buscaba dragones azules

Jon, de nueve años, enseña el hallazgo de los huevos del tiburón Apristurus laurussonii, encontrados mientras paseaba por la playa de Melenara, en Telde. Este tipo de huevos nunca se había registrado en el archipiélago canario.

Gara Santana

23 de octubre de 2024 19:45 h

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“Saber mirar es saber amar”. Con este pasaje, María Lejárraga quiso advertir al espectador desde 1911 de la importancia del bagaje y sensibilidad que una persona lleva a la hora de intepretar todas las cosas que pasan en el mundo. Los niños son buenos en esto, porque miran de una forma muy generosa y son valientes a la hora de emitir un veredicto. Esto fue lo que le pasó a Jon de tan solo nueve años de edad paseando por la Playa de Melenara, en Telde. Jon gusta de explicar el mundo animal y de investigarlo, y en sus habituales paseos por la playa se fija en lo que traen las olas y el viento, a veces, lamentablemente muchas, trae restos de plástico, pero quizá ese sábado hubiera más suerte y apareciera algún dragón azul, fortuna que cosechó semanas atrás.

Pero lo que el mar trajo en estas ideas y venidas fue un tesoro mayor. El niño encontró e identificó en una de estas idas y venidas unos quince huevos de tiburón nunca antes registrados en Canarias. Sus padres, que comparten con Jon la pasión por el mar, supieron que lo que decía el pequeño tenía todo el sentido y así se lo confirmaron como oceanógrafos. Aún emocionados, quisieron confirmar la excepcionalidad del hallazgo y llamaron a Alberto Brito, catedrático de la Universidad de La Laguna y uno de los mayores expertos en peces y tiburones de Canarias. Tras varias comprobaciones, Brito solo pudo confirmar las sospechas: “Esos huevos no se habían registrado nunca antes en Canarias”.

Pertenecen a la especie Apristurus laurussonii, un tiburón de profundidad, inofensivo, que solo se ha dejado identificar en aguas canarias en unas tres ocasiones. “En el Archipiélago solo hay dos especies de tiburones que pongan huevos y las puestas son muy distintas. Al ser un animal que vive a tanta profundidad, es muy difícil que sus puestas acaben en la orilla”, por eso además de tratarse de un tesoro, es toda una suerte que Jon haya dado con ellos.

Sus padres le han explicado que lo que ha encontrado es más importante que “un saco de monedas romanas”, y Jon mira receloso, pues está muy acostumbrado al mar y sus sorpresas, “pero quizá cuando lo vea en la prensa va cayendo en la cuenta de la importancia de lo que ha hecho”, cuenta su padre, Arturo, a esta redacción.

“Es interesante destacar”, explica Arturo, ahora como oceanógrafo, “que alguno de los huevos se encontraba atravesado por un objeto, lo que indica que alguien ya los había descubierto antes y había jugado con ellos sin saber la importancia que tenían para la ciencia. Desgraciadamente, el desconocimiento nos hace perder muchos valores naturales cada día, por eso es tan importante aprender a mirar y a cuidar la Naturaleza”, señala.

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