MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
Emocionada, feliz y un tanto nerviosa, así describía su estado de ánimo la escritora Ana María Matute, que este miércoles recibirá en Alcalá de Henares el Premio Cervantes 2010. “La primera vez que lloré leyendo un libro fue con la muerte del Quijote”, ha confesado esta escritora en una multitudinaria rueda de prensa, que marca el pistoletazo de salida de los actos en torno al premio Cervantes.
Acompañada por la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, quien hizo la imprescindible labor de repetir cada pregunta para solventar los problemas de audición de la autora, Ana María Matute (1925) se mostró feliz ante la prensa, pero también preocupada por la ceremonia del miércoles.
“Leer el discurso es una de las cosas que más miedo me dan, reconozco que estoy muy nerviosa”, ha confesado la autora, quien no quiso adelantar ningún detalla de su discurso, y sólo avanzó que versará sobre su labor como escritora y como lectora.
En este sentido, Ana María Matute reconoció que la primera vez que leyó el Quijote a los catorce años no le gustó, incluso le aburrió “muchísimo”, pero cuando lo leyó ya “instalada como escritora”, casi con veinte años, le “enamoró”.
“Fue la primera vez que lloré leyendo un libro: con la muerte del Quijote, y no por la muerte en sí, sino por la muerte que trae un desencanto, una frustración, y pensar que tu vida ha sido una pérdida de tiempo”, ha confesado la autora.
SALVADA DE SU DEPRESIÓN POR LA LITERATURA
Pero para Ana María Matute su vida no ha sido “una pérdida de tiempo” porque ha estado centrada en la lectura y en la escritura, que “que me ha salvado de grandes dolores y de muertes de personas queridas”, asegura, e incluso le ayudó a salir de una gran depresión.
“Lo que me hizo salir de esa depresión fue 'Olvidado rey Gudú', ese libro me salvó, y volver a escribir, y volver a ser yo misma, porque yo sin escribir no soy nada, no soy nadie”, ha confesado esta autora, que recibe el Premio Cervantes después de una vida en la que ha recibido diversos reconocimientos como el Premio de las Letras (2007) o el Nacional de Literatura y el premio de Crítica por 'Los hijos muertos'.
“Yo he aprobado en la vida, no me he equivocado”, ha subrayado esta autora, quien también ha recordado su triste infancia interrumpida por la Guerra Civil, cuando sólo tenía once años, y cómo conoció la “cara más fea del hombre” y cómo tuvo que soportar el “miedo tremendo a los bombardeos”. Un miedo que aún hoy perdura, según confiesa.
Pero más que la infancia, un tema recurrente en muchos de sus libros, a Ana María Matute le preocupa la soledad del hombre actual, la incomunicación, y sobre todo, el dolor y el amor entre hermanos. “No hay ninguna guerra santa”, ha subrayado la autora.
“A la literatura se entra con el dolor y con las lágrimas”, ha precisado Ana María Matute, quien considera que la gente anda ahora “muy sola por la vida”. “Y eso me parece bastante inquietante”, reconoce.
SU PRÓXIMA NOVELA
Por otra parte y preguntada por su próxima novela, Ana María Matute ha confesado que recibir el Cervantes le ha retrasado en su escritura, que retomará tras el ajetreo del Galardón y algún viaje pendiente. “Meterte en una novela es como sumergirte en el mar o en una piscina” y explica que primero hay que meter un poco los pies y luego llegar hasta el fondo.
En esta misma línea y en referencia a su última novela publicada, 'Paraíso Inhabitado', la ganadora del Cervantes asegura que no tiene muy claro cuál es su idea del paraíso, aunque siempre tendrá que ver con el amor. “Pero tienes que construirlo y soñarlo”, ha precisado.
Tras la rueda de prensa, Ana María Matute ha protagonizado, en la Biblioteca Nacional, una tertulia literaria acompañada por las escritoras Juana Salabert y Elena Medel. En las primeras filas asistían atentas, dos exministras de Cultura y la actual ministra: Carmen Alborch, Carmen Calvo y Ángeles González-Sinde.
En esta tertulia, Juana Salabert, ha recalcado que Ana María Matute es una escritora “tremendamente cervantina” como 'Olvido rey Gudú' donde los héroes y los antihéroes se transforman al mismo tiempo que la realidad y ha descrito a la autora como “una de la voces más importantes de la modernidad literaria”.