MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
La literatura supera las diferencias generacionales y sella la amistad entre Gérard Depardieu y Gisèle Casadesus en la película francesa 'Mis tardes con Margueritte', de Jean Becker, que se estrena el 20 de agosto. En ella, el casi analfabeto cincuentón Germain Chazes (Depardieu), reacio a enseñanza, sucumbe a los encantos de la lectura al conocer en un parque a la nonagenaria Margueritte, amante de clásicos literarios.
El pasatiempo de contar las palomas (y nombrarlas) aproxima por primera vez la improbable pareja, creada por la escritora Marie-Sabine Roger en su novela 'Tardes con Margueritte' (Duomo/Nefelibata). A partir de ese momento, los dos empiezan una relación de amistad que llena los huecos dejados por las carencias emocionales que ambos sufren con sus familias.
“Para hacer cine, ¿no basta con una historia maravillosa como ésta? No me gustan los efectos y en las películas cada vez hay más efectos. La de Jean está en la vertiente opuesta”, señala Depardieu, para quien los rodajes estadounidenses se le hacen “pesados”. “No hay lugar para la espontaneidad”, asegura, añadiendo que la novela de Roger es “simplemente conmovedora en el sentido más noble de la palabra”.
CAMUS, GARY Y SEPÚLVEDA
“No busco arrancar lágrimas del público, aunque algunos afirman lo contrario”, puntualiza el director Jean Becker ('Conversaciones con mi jardinero', 'Elisa'). “Tampoco creo haber tirado de la cuerda de la sensiblería. Simplemente intento contar lo mejor posible lo que me conmueve y trasladar esta emoción a la pantalla”, precisa.
A través de extractos de libros de Albert Camus, Romain Gary o Luis Sepúlveda, leídos en voz alta por Margueritte, el personaje de Germain, un “simplón” lleno de sensibilidad, descubre un nuevo sentido en su anodina existencia y reaprende a leer.
Germain, que llega a pensar que Guy de Maupassant se trata de una “guía” (“la guía Maupassant, como la guía Michelin”), deja de ser el “tonto” tomado por sus compañeros de bar, pero sin perder la pureza. “Él no ve el mal. Tiene complejos, pero no se enfada por nada”, define Depardieu.
DEPARDIEU, “ESPECTADOR” DE CASADESUS
Por su parte, Gisèle Casadesus ('El erizo'), de 96 años, define su Margueritte como una mujer “sensible, pero que no lloriquea”. “Le conmueve la sinceridad y naturalidad de Germain. Sobre todo, entiende su deseo de saber más”, añade.
Depardieu confiesa que se convirtió en un “espectador” de Casadesus durante los rodajes. “Es asombroso ver a una mujer de su edad memorizar un texto y concentrarse como hace ella. Demuestra que tiene mucho valor”, detalla, agregando que se dejó seducir por la “feminidad” y la “coquetería” de la actriz.