Juicio a Jerjes en 'Los Persas', de Esquilo

MADRID, 17 (EUROPA PRESS)

La Sala Pequeña del Teatro Español (Madrid) acogerá, entre el 23 de junio y el 24 de julio, una versión de 'Los Persas', de Esquilo, adaptada por el poeta Jaime Siles y dirigida por Francisco Suárez. En esta ocasión la obra clásica conecta con la contemporaneidad, y lo hace a través de la llamada 'Primavera Árabe', el levantamiento popular contra regímenes totalitarios del norte de África.

“Pensando en una futura representación, me vino primero el texto de 'Los Persas'; lo que no tenía era el resorte para llegar a él, para hacerlo contemporáneo. Un día pongo la televisión, que solo la pongo para el corazón, que es lo que me relaja, lo otro [los informativos] no puedo verlo. Y de repente veo las revueltas de Túnez y el derrocamiento del tirano. Y me dije: 'Esto me suena de algo'. Fue así el proceso. 'Los Persas' los tenía dentro hace ya mucho. En Mérida me dijeron no, que era un texto muy duro. Mario Gas [director del Español] sí lo ha recogido”, indica Francisco Suárez en la presentación.

De esta forma, el director confronta la tiranía y la democracia, la antigüedad y la actualidad, remitiendo al espectador a los acontecimientos de la ribera del Mediterráneo. Para ello, se ha rodeado de actores como Albert Vidal, Miguel Palenzuela y Críspulo Cabezas.

En la representación, Suárez contará con un pequeño espacio en el teatro madrileño, un escenario repleto de ceniza en medio de dos gradas y adornado, austeramente, con un par de botas de soldado, una mesa y unas copas de cristal. “La obra son los actores”, explica Suárez.

LOS GRIEGOS COMO FUNDAMENTO

“Los griegos son el fundamento del teatro. Siguen estando vigentes”, añade el director, “por eso 'Los Persas' están vigentes. Cuando yo decido presentarle el proyecto a Mario me dice: 'Bien, pero qué podemos hacer con esos persas'. Y yo contesto: 'Bueno, está el movimiento contra la tiranía de primavera'. Esta representación, en suma, pretende contar la historia de nuestro tiempo; la historia de aquellos soldaditos que son enviados a luchar por los gobernantes inmorales, la piedad, presente en Esquilo, con esa gente que muere en la guerra, ese absurdo del hombre”.

“La metáfora que hemos utilizado es el mar como símbolo de la leyes que tenemos que acatar para vivir en convivencia. Ahora está ocurriendo de todo. La naturaleza nos está castigando, nos dice, como Esquilo, que tengamos cuidado con lo que hacemos”, indica.

Según el director, el texto se presenta como un alegato antibelicista, en contra del expansionismo y contra la guerra en sí, que Esquilo consideraba “innecesaria de no ser por los perversos deseos de los gobernantes”. “Me atrae mucho, además, esa piedad de Esquilo con los perdedores”, añade.

Durante la obra, construida a partir del enfrentamiento entre dos consejeros, uno belicista y el otro pacifista, los espectadores tendrán la oportunidad de juzgar a Jerjes I, el rey persa que luchó contra una alianza de polis griegas cinco siglos antes de Cristo.

“Tendremos a Jerjes, lo traeremos para juzgarlo. La mayoría de estos hombres que conquistaron territorios de forma ilegal no han sido juzgados. En el teatro sí tenemos la oportunidad de juzgarlo, y lo vamos a hacer en el Tribunal Internacional de la Haya. Serán los espectadores quienes juzguen a Jerjes, quienes le pregunten por qué”, concluye.