Najwa Nimri dice que le encantaría cantar en castellano, pero reconoce que para eso tendría que trabajar más, porque siempre le sale mal, lo que no casa nada con su confesada dejadez y más ahora que también tiene que hacerse cargo de su hijo.
Así que, de momento, lo va a seguir haciendo en inglés y francés, como en su último trabajo, Walkabout, un álbum entre acústico y electrónico que hace referencia a las melodías elaboradas por los aborígenes australianos para marcar sus caminos y que este sábado en Actual 2007, junto a los grupos The Gift y Le Punk.
La actuación le servirá para ensayar su esperada actuación del próximo 18 de enero en Madrid, en la discoteca Joy Eslava, en la que pondrá en marcha todo el juego de luces y efectos que ha desarrollo y que dejará entrever en Logroño.
“La música me preocupa de manera permanente y me tiene todo el rato pendiente, porque me apasiona. El cine no es así. La gente me ve muchas veces como actriz, pero en realidad he hecho muy pocas películas”, confiesa Najwa, que está a punto de estrenar Las vidas de Celia, de Antonio Chavarrías.
A ésta le seguirá Mataharis, de Iciar Bollaín, y Oviedo express, de Gonzalo Suárez.
“En las dos últimas he tenido papeles relevantes, aunque no protagonistas, lo que me ha permitido seguir haciendo cine”, afirma Najwa, quien confiesa que no siente parte del engranaje de la industria cinematográfica nacional.
“El cine español se vende muy mal en el extranjero”
A pesar de ello, cree que el cine español tiene ahora una calidad superior al de Francia, Italia y Alemania y sólo un poco por debajo del Reino Unido, que sigue en cabeza en Europa, y que el problema continúa siendo “que se vende muy mal en el extranjero”.
La cantante y actriz ha vuelto a trabajar de nuevo con el productor y músico Carlos Jean, con el que se dio a conocer como dúo musical en 1998 con No blood y con el que grabó por última vez en 2002, mientras comenzaba su carrera en solitario.
Ahora espera que para dentro de poco haya un nuevo trabajo conjunto en el mercado.
“No sé lo que va a pasar. Estamos haciendo garaje. Carlos está tocando la guitarra. No se si lo que estamos haciendo tiene pies ni cabeza. La idea es hacer un disco doble, con las mismas versiones: una en acústico y otras con ordenador”, afirmó Najwa.
La artista afirma que está “un poco quemada de los problemas con la electrónica, que muchas veces obligan a cancelar un concierto si no funciona la computadora”, de ahí que este nuevo disco le permitiría tener una alternativa y reaccionar ante posibles contratiempos, a la vez que tener dos espectáculos paralelos: uno para grandes espacios y otro para recintos más intimistas.
El grupo madrileño Le Punk no goza de tanta fama como Najwa, aunque esto parece que será por poco tiempo, puesto que acaban de sacar al mercado su segundo disco ('No disparen al pianista') con una multinacional, lo que es garantía de que llegará a todas las tiendas de discos españolas y a una montón de radiofórmulas.
Las facilidades que van a encontrar a partir de ahora no serán los problemas de sus comienzos, según relatan Alfredo Fernández, cantante y guitarra del grupo y Joe Eceiza, guitarra de esta banda de rock, donde se mezclan influencias del tango y de la música balcánica.
“El primer disco ('Nos disparen al pianista') no los financiamos nosotros. Pensábamos que íbamos a tener el dinero suficiente, pero al final nos faltaban quince mil euros. Estábamos desesperados, así que optamos por ir a pedir el dinero al jugador de fútbol del Valladolid José Santamaría”, afirma Alfredo.
Los componentes del grupo conocían al jugador de verle en sus conciertos y al final él accedió a financiar la grabación.
“Todavía no le hemos devuelto el dinero, pero esperamos que con este nuevo disco se haga rico”, confiesa Alfredo entre risas.
The Gift, por su parte, es el único grupo de Portugal que presume de haber vendido en su país más de veinte mil copias de los cuatro discos que tiene.
El último de ellos lleva por título Fácil de entender y es el primero en el que aparece una canción en portugués, ya que siempre cantan en inglés.
Su componentes reivindican todas músicas que hacen en su país diferentes del fado, que parece que es el único estilo que ha trascendido fuera de sus fronteras y achacan la escasa presencia de música lusa en el extranjero al poco afán que tiene los grupos por salir fuera de su mercado natural.