Siete películas para ver en la jornada de reflexión

No (2012).

Gara Santana

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La jornada electoral se puede vivir sin comerse una las uñas por el futuro de Europa si tiene buen cine en casa. Inmersos como estamos en procesos de evolución política (el tiempo ya dirá cuánto), el arte nos da la perspectiva que le falta a un tuit. Desde que somos animales políticos, algunos más 'zoon' que 'politikon', hemos querido atrapar en todas las artes los procesos de poder y la épica de las campañas electorales y se han hecho obras maestras, cintas bellísimas que narran biopics o realidades marcadas por comicios en todo el mundo. Sirva este listado como aviso y como bálsamo.

Ciudadano Kane (1941)

Este retrato del mundo actual es una obra maestra de la historia del cine y explica y demuestra que quien controla los medios de comunicación controla el funcionamiento del mundo.

Dirigida, escrita y protagonizada por Orson Welles, la película cuenta la historia de Charles Foster Kane, un magnate estadounidense cuyo dinero puede comprar todo lo que se puede vender. Es poseedor de una cadena de periódicos, de una red de emisoras de radio, dos sindicatos y de una extensa colección de obras de arte. Cuando muere en Xanadú, el mayor imperio construido por un hombre para sí mismo desde las pirámides de Egipto, su muerte suscitó tanto interés como su vida y deja una pregunta sin resolver, ¿Qué significa Rosebud, la palabra que Kane pronunció justo antes de morir?

El Político (1949)

Heredera de Ciudadano Kane en su construcción argumental, El político, dirigida por Robert Rossen, narra el proceso por el que un ciudadano honrado, Willi Stark, se puede llegar a trasformar en un monstruo tras decidir presentarse a unas elecciones como gobernador de un estado norteamericano.

Desde la mitad del siglo pasado, esta película quiso plantear en los espectadores ese tipo de preguntas que tan familiares nos resultan acerca de la clase política: ¿Corrompe la política por naturaleza? ¿El corrupto nace o se hace? ¿No puede escapar nadie a las serpientes de la ambición? ¿Cómo se huye del fantasma de la cadena de favores preelectorales?

Bienvenido Mr. Chance (1979)

De cómo un jardinero que repetía frases de la televisión al azar llegó a ser presidente. Dirigida por Hal Ashby, es una historia llena de ternura y de verdad, que aunque quiera criticar que cualquiera que repita frases sueltas puede ascender en política, nos deja la sensación de que ojalá en el poder haya más jardineros y menos pirómanos.

El hombre del año (2006)

¿Saben qué pasa cuando eligen a un humorista como presidente de los EE.UU? Que le da la risa. Y no cualquier risa, sino una que ya hemos perdido. La del actor Robin Williams. La gran virtud de esta película es él como protagonista y la segunda gran virtud es que hace reír sinceramente.

Dirigida por Barry Levinson, cuenta la historia de un conocido cómico de un popular show televisivo norteamericano que, animado por su audiencia, decide presentarse como candidato a las elecciones de Estados Unidos. Estas elecciones incluyen la novedad del voto virtual gracias a un sofisticado sistema informático.

Milk (2009)

“Mi nombre es Harvey Milk y he venido a reclutaros”. Es la frase más famosa del film y encabeza los mítines reales que ofreció el político y activista Harvey Milk (1930-1978). Dirigida por Gus Van Sant, cuenta con la actuación protagonista de Sean Penn, que se mimetiza a la perfección (una vez más) con su personaje. Harvey Milk es carismático, tiene una energía desbordante y un objetivo: presentarse como candidato a las elecciones de San Francisco. Será la primera vez que un candidato que se declare públicamente homosexual ocupe un puesto de poder en Estados Unidos.

Milk luchará por los derechos civiles de los homosexuales y para ello, no duda en enfrentarse a empresarios, sindicatos y políticos. Su valentía anima a otros a seguir sus pasos y, sobre todo, les da esperanza a los que aún sufren en las sombras del armario. Milk fue asesinado a tiros por su opositor político Dan White. Solo tenía 48 años.

La dama de hierro (2011)

Margaret Thatcher fue la primera mujer en ocupar el cargo de presidenta del partido conservador y Primera Ministra de Reino Unido desde 1979 hasta 1990. Su carácter intransigente y su férrea política de recortes contra un perenne estado del bienestar británico le valieron un apodo que es también el título de esta película de Phyllida Lloyd. Un liderazgo femenino, que no feminista, que jugó un papel fundamental en el mapa geopolítico del mundo actual. Meryl Streep es la protagonista y consigue helarte la sangre señalando el contraste entre el animal político que es Thatcher abriéndose paso en una jungla de hombres, transformada en ama de casa a la hora de la cena.

No (2012)

“Chile, la alegría ya viene”. Dirigida por Pablo Larraín, esta cinta habla de un fenómeno que en los años 60 había subestimado cualquier poder político hasta el momento: el poder de los mensajes televisivos, de las imágenes en movimiento entrando por las casas de los ciudadanos y los votantes. Le sucedió a Estados Unidos cuando las imágenes de las atrocidades que su ejército hacía en Vietnam en nombre de la libertad dieron la vuelta al mundo, lo pagó caro el presidente Nixon en una entrevista televisiva hecha por el periodista Frost y también lo pagaría caro Pinochet. No es una película rotunda como su título. Es estimulante y sobre todo es la historia de un plebiscito, un referéndum, una consulta popular que nos recuerda una cosa: la voluntad del pueblo es impredecible. Cuando se le pide la opinión al pueblo pasan cosas inesperadas como que España entre en la OTAN o que Rodolfo Chiquilicuatre vaya a Eurovisión. Era el principio del fin. La alegría ya estaba allí.

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