Gran Canaria pasa de una de sus peores sequías a tener agua para regar los próximos tres años
Las presas públicas de Gran Canaria han pasado del 13% al 41% de su capacidad en un año, “una variación significativa” según explica el gerente del Consejo Insular de Aguas, Gerardo Henríquez, que se ha debido a las precipitaciones que se han concentrado en el primer trimestre de 2018 y que permitirá el riego agrícola los próximos tres años.
En febrero de este año ya se notó el incremento al subir el agua acumulada hasta el 36%, pero en marzo se situó por encima del 50%. Tras el verano, la cifra ha descendido, pero sigue siendo un dato “bastante razonable” para Henríquez. Y este otoño está siendo muy bueno para los agricultores, según expresa el secretario insular de la Confederación de Organizaciones Agrarias y Ganaderas (COAG), Juan Hernández, quien reconoce la sorpresa y la alegría con la que están recibiendo las lluvias en el campo.
Los 1,3 millones de metros cúbicos de agua que acumulaban los siete embalses públicos hasta el 30 de octubre confirmaban uno de los peores datos del siglo XXI. Los datos del Consejo Insular de Aguas más recientes, hasta el 31 de octubre de este año, muestran un escenario totalmente diferente: tanto las presas del norte -Candelaria (33%) y Vaquero (64%)- como las del sur -Chira (28%), Ayagaures (24%), Gambuesa (96%), Fataga (9%) y El Mulato (86%)- acumulan 4,2 millones de metros cúbicos de agua. Además, la presa de Soria, la más grande de la isla (12.9 millones de metros cúbicos) y semipública, presenta 1,228 millones de metros cúbicos, al 10% de su capacidad, mientras que hace un año tenía solamente un 0,25% de agua acumulada.
Eso significa que el agua de riego para la agricultura está garantizada “como mínimo hasta 2020, siempre y cuando el gasto sea razonable” según Henríquez. Durante la sequía, explica que restringieron las dotaciones que entregaban a la comunidad de regantes y, desde el Cabildo de Gran Canaria, se trasvasó un millón de metros cúbicos de agua regenerada hacia la cuenca sur
“Siempre cae más agua en la cuenca central y al norte. En el sur llueve, pero para que se note se deben dar confluencias, es decir, que llueva en altura (porque las presas están en cotas altas) y que además caiga agua de forma continuada. Porque precipitaciones fuertes de dos días dejan muy poca agua en las presas. Lo que hace la tierra, que está seca, es tragarse el agua que le cae. Pero cuando la tierra ya ha recibido mucha agua, la lluvia resbala y corre por el barranco. Y los embalses normalmente están en cabeceras de cuenca” explica Henríquez.
Además, ha explicado el caso de Fataga, que está al 9% de su capacidad. Desde el Consejo Insular de Aguas se realizan “interconexiones entre las presas” según la demanda, es decir, desde Ayagaures y Gambuesa trasvasan hacia Fataga y viceversa “cuando hace falta”, pero “no es que llueva menos”.
Un precio fijo
Este año, el Consejo Insular de Aguas, han incrementado la dotación para las comunidades de regantes en un 15% “para que tengan un colchón más amplio de agua”, pero manteniendo la prudencia, pues “ahora ha llovido, pero durante los próximos siete años puede volver a producirse otra sequía”, relata Henríquez.
En Gran Canaria, el precio que establece el organismo público para la venta de agua asciende hasta los 15 euros por una hora, equivalente a un total de 36.000 metros cúbicos de agua. Desde 2010 no ha variado: mil litros de agua cuestan 0,42 céntimos. Para Juan Hernández mantener el mismo precio garantiza que no haya desequilibrios en contraposición a las aguas privadas, que varían la cifra según las necesidades, inflando los precios hasta más de 20 euros la hora de agua, algo totalmente inasumible.
Desde COAG explican que en la mayoría de los cultivos al aire libre ni siquiera es necesario comprar agua, porque la lluvia que ha caído ha sido “potente” y se está “filtrando”. Cultivos como la papa, cuya siembra ha comenzado hace pocos meses, se han beneficiado particularmente, al igual que otras hortalizas y los frutales. “En general, todos los cultivos”, dice Hernández.
“Si esta dinámica continúa en invierno, va a ser un año muy bueno de agua”, afirma el secretario insular de COAG. De hecho, “si se llenaran los embalses, tendríamos acceso al agua de escorrentías”, que llenarían gratis los depósitos de las fincas colindantes “al correr el agua barranco abajo”. Sin duda, un escenario como este “sería el augurio de un buen año” de cara a 2019 en un sector tan necesitado de buenas noticias.