El gas que reducirá contaminación y ruidos en el Puerto de Las Palmas y al que se oponen los monopolios tradicionales
Ni comen ni dejan comer. Ninguno de los grandes monopolios de la energía que operan en Canarias se mostró hasta ahora interesado en prestar al Puerto de La Luz y de Las Palmas un servicio esencial para cumplir con la normativa europea de reducir emisiones de dióxido de carbono (CO2) de los buques. Sustituir el fuel oil por gas natural licuado es una de las alternativas y convertir el puerto grancanario en gasinera de referencia en España y el Atlántico Medio, otro objetivo estratégico en un momento de transición e incertidumbre.
Pero ni Disa, ni Endesa ni ninguno de los grandes operadores portuarios en Canarias vieron una oportunidad de negocio en instalar una planta de gas natural licuado para el almacenamiento y suministro a buques. Hasta que una empresa mediana de raíz ecuatoriana, con negocios petrolíferos en Rusia y Argentina, Totisa Holdings, asumió el reto y apostó por la inversión.
Ahora que ha entrado un nuevo actor en el puerto grancanario, las grandes compañías energéticas han encendido todas las alarmas. ¿Por qué? Porque Totisa parece haber dado con la clave de cómo hacer rentable a medio plazo una inversión de más de 100 millones de euros para suministrar gas natural licuado (GNL) al reducido porcentaje de barcos que ahora utiliza ese combustible, apenas un 1,5% de la flota: incluir una planta eléctrica y generar energía para verter a la red y, de paso, autoalimentarse. Y en vez de utilizar el fuel oil habitual, que sea el gas la que la ponga a producir.
La reacción ha consistido, de momento, en lanzar filtraciones interesadas contra el consejero delegado de Totisa Holdings, Alejandro Peñafiel, un empresario ecuatoriano nacionalizado español, casado con una grancanaria, al que involucran en un proceso judicial ya archivado en su país y con el origen panameño de dos de sus empresas, ya radicadas a todos los efectos en España, resaltan sus colaboradores. Fuentes jurídicas de Totisa Holdings insisten en la transparencia de todos sus negocios en España, lo que vendría avalado por la concesión de la nacionalidad española a su consejero delegado y el normal desenvolvimiento de sus empresas dentro del sistema jurídico del país hasta el punto de poder optar a concesiones públicas como la que le acaba de otorgar la Autoridad Portuaria de Las Palmas.
Un 80% menos de emisiones
Los ingenieros y expertos del grupo empresarial liderado por Peñafiel aseguran que fue en su análisis del proyecto y de las instalaciones del Puerto de La Luz cómo dieron con la solución a esa inviabilidad económica que espantaba a los competidores: aprovechar una conexión a la red eléctrica ya habilitada en su día para un proyecto fallido de otra empresa, consistente en generar electricidad procedente de biomasa y que estimaba un volcado a la red de unos 70 megawatios a la hora. Con ese sencillo planteamiento, la compañía solicitó una concesión en el Puerto de La Luz y de Las Palmas, lo que hizo que despertaran de su letargo las energéticas que operan en el mercado insular.
Ninguno de los actores en presencia que se ha opuesto a la concesión a Totisa ha querido perder su posición de monopolio energético, que ocupan desde hace más de 70 años en la generación y la distribución de energía en las Islas. No en vano se trata de la ahora italiana Endesa (la desaparecida canaria Unelco), a través de su matriz del Estado italiano Enel; la distribuidora de toda la vida en Canarias Disa, de la familia Carceller de la cerveza catalana Damm, entre otros grandes negocios, y la semiestatal Enagás las que se han opuesto en el trámite de competencia a que la Autoridad Portuaria de Las Palmas concediera el proyecto a Totisa. Todo el trámite administrativo ha durado un año.
La entrada de Totisa Holdings en el Puerto de La Luz y de Las Palmas (ya es una sociedad más de los operadores portuarios agrupados en Fedeport) y en el negocio energético puede suponer un antes y un después en Gran Canaria. No solo por romper ese monopolio que han ostentado durante décadas Endesa y Disa en las Islas, hasta el punto de que ninguno de los otros operadores energéticos españoles les pisa el territorio canario con la justificación de que no es rentable, sino por una serie de cambios económicos y también medioambientales que se producirán en el entorno del Puerto y que repercutirán en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria.
Mientras el proyecto de una planta multienergética de GNL se desarrolle y alcance una demanda óptima a partir de 2021, cuando sea de obligado cumplimiento que los buques minimicen sus emisiones de óxido de azufre y, por tanto, recurran al gas como combustible, el Puerto verá aumentar el tránsito de buques, pero a su vez tanto el recinto portuario como la propia ciudad verán reducir la contaminación y ruidos que genera la habitual actividad portuaria delante de la capital grancanaria.
Los ingenieros de Totisa consultados por este diario lo explican con una serie de avances que repercutirán en el entorno. De entrada, sus estudios cuantifican en un 80% la reducción de emisiones de Co2, porque cuando la planta esté operativa y se desarrolle a su vez el servicio denominado cold ironing, los barcos que atraquen en el Puerto podrán suministrarse de electricidad con sus motores apagados. El Puerto de Barcelona acaba de anunciar que va a empezar a trabajar en esa misma línea para reducir la importante contaminación que generan los buques sobre la ciudad.
Se trata de un sistema que, canalizado a través de una red específica ofrece conexiones a modo de enchufes en los puntos de atraque, para que esos barcos sigan consumiendo electricidad pero sin tener los motores encendidos. Así se rebaja otra de las consecuencias negativas de la actividad portuaria, el ruido molesto que, sobre todo de noche, se escucha con claridad en la ciudad.
Las Palmas de Gran Canaria es la capital más contaminada del Archipiélago, y gran parte de la culpa la tiene la actividad portuaria y la llegada de grandes cruceros. El proyecto de la planta multienergética tiene previsto poner en marcha un estudio medioambiental mucho más específico, pero los cálculos iniciales alcanzan a una rebaja de emisiones de hasta 23 veces que la producida en la actualidad con este nuevo sistema de suministro de energía eléctrica al Puerto y a los grandes buques.
Almacenar frío para la industria
La regasificadora contemplada en el proyecto de la planta multienergética de GNL está diseñada para producir gas natural exclusivamente para la central eléctrica. Esa ha sido una de las premisas constantes de los promotores del proyecto, en sus rondas de contactos con empresarios y autoridades públicas. Las instalaciones de regasificación estarían destinadas solamente a obtener el gas necesario para el consumo propio. El gas natural, una vez regasificado, se suministraría, en circuito cerrado, exclusivamente a la central térmica, la primera de Gran Canaria que no funcionaría con fuel oil. “Ni un metro cúbico de gas sale del Puerto”, aclaran desde la empresa, conscientes del rechazo al “gas-ciudad” en la isla y la apuesta institucional por las energías renovables.
Pero el proceso de regasificación permitirá también impulsar la industria del frío, precisamente generando frío. El gas natural licuado está a menos de 160 grados centígrados y para su regasificación se tiene que calentar hasta los 20 grados centígrados. En ese proceso se genera mucho frío que se convierte en un subproducto que también se puede almacenar y vender a la industria para sus naves frigoríficas. Otra forma de abaratar costes, porque el frío se generaría sin necesidad de usar para ello un alto consumo de energía eléctrica, que masivamente se produce en las Islas con fuel oil.
Una rebaja de la factura de la luz
El negocio es, obviamente, el bunkering y suministro de GNL. Pero en ese proceso, con la planta eléctrica adjunta, producir 70 megawatios / hora supondrá una serie de beneficios para los operadores portuarios. Y también en el futuro para el resto de los consumidores de electricidad, que verían rebajar su factura de la luz en cuanto al sobrecoste de la generación de electricidad en las Islas, que al depender en exclusiva del fuel oil disparan unos gastos extra de unos 600 millones de euros. Es el monopolio y el bloqueo a nuevas fuentes de energías renovables que mantienen en el Archipiélago Endesa y Disa.
Pero de entrada, lo que supondrá es solucionar un problema que tiene el Puerto de La Luz con respecto a su potencia energética, insuficiente por las líneas saturadas que atraviesan la ciudad de sur a norte desde la estación de Jinámar. La demanda de electricidad es cada vez mayor y estudios del propio Puerto apuntan al déficit de energía para cubrir la necesidad de otros proyectos como la electrificación del circuito de trabajo de la terminal de contenedores, o el aumento de la capacidad de los astilleros para poder reparar cruceros de hasta 300 metros de eslora.
Un solo crucero, por ejemplo, consume de 8 a 12 megawatios / hora. Y el proyecto de electrificación de la terminal de contenedores supondría una demanda de unos 35 megawatios con toda su maquinaria funcionando a toda máquina. Si a esas iniciales demandas se une la puesta en marcha del cold ironing que propone en paralelo la planta multienergética de GNL de Totisa Holdings, esa central térmica de gas con unos 70 megawatios estaría solucionando varios problemas de energía al Puerto de La Luz.
Hay demasiados intereses en juego. Tantos, como para hacer luz de gas a quien haga falta y hasta poner rabo, cuernos y tufo a azufre a ese nuevo actor que llega al Puerto para quedarse con lo que nadie quería montar. Hasta que supieron cómo.