RANGÚN, 30 (Reuters/EP)
La Junta militar de Birmania ha abierto este miércoles el camino para la formación de un nuevo gobierno, marcando el comienzo de una nueva era a través del poder civil, a pesar de que esté dominado por la mismas caras que llevan controlando el represivo país desde hace dos décadas.
El nuevo Parlamento, formado por soldados retirados y en servicio, aprobó la disolución del poderoso Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo (SPDC), la Junta militar que gobierna el país, para abrir el camino de una nueva administración tras las elecciones de noviembre.
El comunicado oficial firmado por el general Than Shwe y leído en la televisión estatal explica que los parlamentarios han nombrado un nuevo presidente, dos vicepresidentes y 30 ministros que gobernarán durante los próximos cinco años.
“Se anuncia por la presente que el poder legislativo, el poder jurisdiccional y el poder administrativo que el Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo ha ostentado se transfiere al Gobierno de unión”, recoge la nota.
El histórico traspaso de poder tras 49 años de régimen militar se ha visto con escepticismo por la comunidad internacional y la mayoría de los 50 millones de habitantes de Birmania.
Los miembros del SPDC, como se llama así misma la Junta, mantiene los cargos importantes en el nuevo sistema político, como la presidencia, las vicepresidencias, el presidente del Parlamento, los ministros o jefes ministeriales de la mayoría de las 14 regiones del país.
Se espera que Than Shwe se retire de las fuerzas armadas, aunque continuará ejerciendo una importante influencia en la sombra. Las fuerzas pro democráticas apenas juegan un papel en el nuevo sistema. La Liga Nacional por la democracia (LND) de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, que boicoteó las elecciones del año pasado, no tiene ningún cargo asignado, aunque se espera que juegue un papel importante en cualquier revisión de las sanciones impuestas por Occidente.
Este partido ha pedido la convocatoria de negociaciones urgentes con el nuevo Gobierno para que las fuerzas pro democráticas jueguen un papel más importante, se liberen a los 2.100 prisioneros políticos y se inicie un proceso de reconciliación con los grupos étnicos armados.