MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
El conflicto armado en Afganistán se cobró diariamente la vida de seis civiles durante la primera mitad de 2010, además de causar también ocho heridos diarios, según denunció este lunes en un informe la organización Afghanistan Rights Monitor (ARM).
En total, al menos 1.074 civiles murieron y casi 1.500 resultaron heridos por la violencia armada en el período comprendido entre el 1 de enero y el 30 de junio de este año, lo que supone un ligero incremento (de un 1,3 por ciento) en el número de bajas civiles en el enfrentamiento en comparación con el mismo período del año pasado.
Casi el 60 por ciento de las muertes civiles registradas (661 personas) se atribuye a grupos insurgentes que mostraron poco o ningún respeto hacia la seguridad y la protección de los no combatientes, según lamentó este grupo. Los artefactos explosivos improvisados (IEDs, por sus siglas en inglés) terminaron con la vida de 282 civiles, más que ninguna otra actividad de guerra, seguida por los atentados suicidas en los que 127 civiles perdieron la vida.
El número de civiles muertos a mano de las fuerzas estadounidenses se redujeron considerablemente durante este período debido a las restricciones impuestas en el uso de los ataques aéreos. Sin embargo, 210 civiles murieron a manos de estas fuerzas en los últimos seis meses. Mientras, el número de muertes civiles atribuidas a las fuerzas del Gobierno afgano ascienden a 108.
Además de los muertos y heridos, la inseguridad relacionada con el conflicto tuvo impactos adversos sobre las comunidades civiles en todo el país, especialmente en las provincias del sur. Los servicios básicos como la sanidad, la educación y la ayuda humanitaria y al desarrollo se vieron interrumpidos y bloqueados en grandes zonas del país, según el informe de ARM.
Debido al número alarmante de muertos y heridos civiles por los dispositivos explosivos improvisados, la organización pide en su informe al Gobierno afgano, a los insurgentes, a las fuerzas estadounidenses y de la OTAN y otros actores clave que detengan, o al menos reduzcan y controlen, su uso indiscriminado. Asimismo, señala que las organizaciones humanitarias y la ONU deberían ser alentadas para restablecer su presencia en las zonas inseguras y dar ayuda humanitaria efectiva así como asistencia al desarrollo.