La contracumbre de los activistas antiglobalización, celebrada en respuesta a la reunión de jefes de Estado y de Gobierno del G8, se cerró este jueves en el puerto de Rostock (noreste de Alemania) sin alcanzar una declaración común, pese a lo cual los organizadores la calificaron de éxito.
Durante los tres días de la contracumbre hubo más de cien actos, a los que asistieron cerca de 2.000 personas de unos 40 países, según los organizadores. Sólo al acto final acudieron cerca de 800 personas para escuchar un discurso de la india Vandana Shiva, portadora del Premio Nobel Alternativo.
Shiva, invocando a Mahatma Gandhi, llamó a la gente sencilla a tomar su destino en sus propias manos y pidió un giro radical en la políticas energética y de alimentación. Según Shiva, el sistema económico mundial tiene que transformarse radicalmente para convertirse en una economía solidaria.
En días anteriores, el relator de Naciones Unidas para la Alimentación, Jean Ziegler, arremetió contra el hambre en el mundo e hizo responsable de ello a la “política de dumping asesina” que representan las subvenciones agrarias de la Unión Europea y a los consorcios internacionales. Otros puntos claves de la contracumbre fueron el cambio climático, la educación, la militarización y las migraciones.
Entre los impulsores de la cumbre estaban organizaciones como Oxfam, Attac, Misereor, Pro Asyl, Greenpeace o el sindicato del metal alemán, IG Metal.
Más de 70.000 personas cantan contra la pobreza
Posteriormente, cerca de 70.000 personas disfrutaron este jueves al ritmo de clásicos del pop, canción protesta y música étnica del concierto “Tu voz contra la pobreza”, que reclamó al grupo de países más ricos del mundo y Rusia (G-8) que cumplan con sus promesas de ayuda a África. El macro-festival, organizado por los músicos Bob Geldof, Bono y el alemán Herbert Grönemeyer, reunió en la ciudad portuaria de Rostock a artistas de países en vías de desarrollo como los nicaragüenses Perrozompopo o el ugandés Peter Miles, junto a grupos locales como Die Toten Hosen o Silvermond.
La “cumbre del rock”, como bautizaron al concierto los organizadores, alcanzó su punto álgido cuando las voces de Bono, Geldof, Yossou N'Dour y otros se unieron en el escenario para interpretar Carry that weight, de los Beatles, y Get up, stand up, de Bob Marley. La melodía de los Beatles, que versa sobre la mala conciencia, estuvo dedicada a la canciller Ángela Merkel e hizo las delicias del público cuando un guiñol a tamaño real de la jefa de gobierno bailó sobre la tarima.
Cuando empezó a sonar Get up, Stand up, que llama a levantarse para defender los derechos de las gentes, los músicos invitaron a los asistentes a hacer, en cambio, una sentada. Durante el concierto, participaron también artistas como Mo'Some Big Noise de Mozambique, Leo Muntu de Zambia, Bassekou Kouyate de Mali y Bangla de Bangladesh.
Desde la organización explicaron que esos artistas representan al P-8, los ocho países más pobres del planeta, en contraposición con el G-8, cuyos líderes se reúnen hasta mañana en el lujoso balneario de Heiligendamm.
“Nos oyen y eso es lo que cuenta”
El cantante irlandés Bono, líder de U2, reclamó por enésima vez sobre el escenario al G-8 que cumplan con las promesas hechas en la cumbre de Gleneagles (2005), en la que se comprometieron a invertir 25.000 millones de dólares en África para 2010. “Nos están oyendo; a dos kilómetros de distancia, pero nos oyen y eso es lo que cuenta”, exclamó Bono en referencia a las fuertes medidas de seguridad y la alambrada de doce kilómetros de longitud que separa a los manifestantes de los ocho líderes.
Sobre esta cuestión, también bromeó el cantante de Die Toten Hosen, Campino, quien compuso una canción específicamente para el festival titulada “Ángela Merkel celebra una fiesta pero no nos invita”. Bono y Geldof, artífice de los multitudinarios conciertos solidarios del Live8 en 2005, instaron a la sociedad a “moverse” y a luchar por los derechos de los más desfavorecidos.
El concierto, que se prolongó durante casi seis horas, concluyó con un Bono pletórico cantando en inglés y alemán sobre el escenario junto al germano Grönemeyer, quien, entre canción y canción, instó al G-8 a “hacer justicia de una vez en África” para lo que, según dijo, sólo les quedan 24 horas. El lema “Mantened vuestras promesas”, coreado por Bono y los 70.000 espectadores, fue el cántico coreado al final del concierto que, según fuentes policiales, se desarrolló de forma pacífica y sin incidentes significativos.