RIGA, 3 (Reuters/EP)
Letonia celebra elecciones legislativas que servirán para aclarar sus opciones a la hora de atenerse a las medidas del plan de austeridad, que desarrolla en cooperación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de cara a su entrada en el euro en 2014.
Las encuestas conceden a la actual coalición de Gobierno de centro derecha importantes opciones para mantenerse en el poder, con lo que las aspiraciones del país en el marco de su programa de restricciones quedarían intactas, junto con el paquete de rescate valorado en 7.500 millones de euros que recibió a finales de 2008.
Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo palpable por el amplio respaldo que está recibiendo el llamado Partido de la Armonía, en representación de la minoría rusoparlante, y que cuenta con que la decepción popular desatada por la crisis le consiga un lugar en el Gobierno por primera vez desde la disolución de la Unión Soviética en 1991.
Si da resultado, otros partidos letones minoritarios, que también han criticado el acuerdo alcanzado con el FMI --que califican de “ocupación financiera”-- podrían formar una coalición de gran envergadura.
“Las encuestas de opinión demuestran que existen muchas formas de crear gobierno. Y es muy posible que las elecciones nos dejen sorpresas”, opinó el director de la encuestadora SKDS, Arnis Kaktins. Sin embargo, “por el momento parece que el coalición de Gobierno [liderada por el primer ministro Valdis Dombrovskis] tiene sólidas opciones de mantenerse en el poder”, añadió.
Observadores económicos internacionales, no obstante, creen que los comicios “están plagadas de incertidumbre” si bien no anticipa cambios drásticos en su política. En su estudio, el banco sueco SEB percibe “un aumento del riesgo político que podría alimentarse de los mercados financieros a corto plazo”.
Otra opción que no se puede descartar es que la actual coalición minoritaria de Dombrovskis recuperara la mayoría en el Parlamento. En ese caso, el primer ministro garantiza que perseguirá la reforma del Gobierno actual para que el país, cuyo comercio exterior ha decaído en un 18 por ciento en 2009, consolide su apuesta de adhesión al euro.