Más de 80 millones de personas se han convertido en población en riesgo de falta de alimentos a lo largo del año pasado a consecuencia de la crisis motivada por la subida de los precios de los bienes de primera necesidad, según un estudio del servicio de investigación económica del Departamento de Agricultura estadounidense (ERS) que anticipa un empeoramiento de la situación en 2009, el año en el que la población en riesgo podría alcanzar los 833 millones de personas.
El documento, divulgado esta semana, anticipa que el déficit comercial generado por la crisis alimentaria de 2008 ha terminado retrasando la productividad agrícola. La inestabilidad política en los países estudiados sólo termina dificultando la capacidad de los mismos para sobreponerse a la situación.
El crecimiento detectado es mayor en los países del África subsahariana, según el informe, porque la producción no va a registrar el aumento natural que se espera para el resto de los 70 países contemplados en el estudio.
Las perspectivas son mucho peores si se aplican las predicciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), por las que el número de personas en riesgo se incrementaría nada menos que en un 12 por ciento a lo largo de 2009: 97 millones de personas, siendo América Latina y el Caribe las regiones más afectadas, ya que diez millones de sus residentes pasarían a formar parte del grupo afectado por la inseguridad alimentaria.
Cambio de política
A principios de este mes, la Administración Obama anunciaba un cambio en su política de ayuda alimentaria, redestinando los fondos inicialmente previstos para el envío de comida hacia nuevos programas de desarrollo agrícola, clave para asegurar la estabilidad política de los países afectados.
Esta nueva política ha comenzado a aplicarse en zonas de conflicto como Afganistán y Pakistán. “Se trata de un cambio sustancial y bienvenido en los recursos, que serán destinados a programas de seguridad alimentaria a largo plazo, y que suponen un cambio importante respecto a políticas pasadas”, según el experto en desarrollo económico de la Universidad de Cornell, Chris Barrett, a la agencia de información de Naciones Unidas (IRIN).
Este “cambio estratégico importantísimo” se merece “el aplauso internacional”, añadió Barrett.
Varios escenarios
En el primer escenario que se contempla, el IRS anticipa un descenso en las ganancias por exportaciones, afectando la capacidad importadora del país y motivando al descenso en la consumición de alimentos. Según esta predicción, se espera un descenso de las exportaciones en el África Subsahariana en un 50 por ciento, un descenso del 40 por ciento en Asia, y un 60 por ciento en Latinoamérica y el Caribe.
El segundo escenario anticipa un descenso del 50 por ciento del flujo de capital, que hay que añadir a los factores ya indicados en la primera predicción. Un tercer escenario contempla la posibilidad de una “recuperación económica completa” en 2010.
África subsahariana
El caso del África subsahariana es especialmente grave. Contiene al 25 por ciento de la población total de los 70 países estudiados, pero más de la mitad del total de la población en riesgo alimentario.
Además, la región depende cada vez más de la importaciones de cereal. A finales de los 80 pedían un 10 por ciento, ahora solicitan un 20 por ciento. “Por lo tanto, cuando suben los precios internacionales de los cereales, la capacidad para importar alimentos suele descender, dada la limitada capacidad financiera de la región”, según explica el estudio.
Según el primer escenario, un descenso en los beneficios por la exportación va asociado a un aumento del tres por ciento en el número de personas en riesgo. Entre los más afectados se encontrarían incluso países que han experimentado una mejora en su economía, como Angola, que se ha beneficiado por los aumentos del precio del petróleo.
En el segundo escenario, el que toma en cuenta el flujo financiero anticipado por el FMI, la proporción se dispara al nueve por ciento: 36 millones de personas estarían en peligro en Cabo Verde, Costa de Marfil, Lesotho, Mauritania y Senegal, y Eritrea, Somalia y Sierra Leona verían cómo la crisis que experimentan ahora se volvería más y más profunda.
Asia
El caso de Asia también es particular ya que se trata la región menos dependiente de la importación de alimentos. Su seguridad alimentaria, según el informe, es “relativamente buena”. Sin embargo, el ERS advierte de que cualquier descenso en las exportaciones supondría un “golpe importante” a la tranquilidad regional. El informe estima que el número de personas en riesgo aumentaría en 11 por ciento.
Si se aplica el descenso del flujo de capital, el porcentaje sube hasta el 13 por ciento. En total, un 40 por ciento de los 153 millones de residentes del continente corren el riesgo de pasar hambre, siendo Filipinas el caso más claro: un 20 por ciento de sus más de 96 millones de habitantes pasaría a ser parte de la población amenazada.
Las perspectivas de seguridad alimentaria para Asia a lo largo de la próxima década, no obstante, son razonablemente buenas. Se estima que sólo un 20 por ciento de la población entrará en el grupo de riesgo para 2019, en parte porque se espera que la población crezca con mayor lentitud de la esperada.
“Tras exhibir una media de crecimiento anual del dos por ciento, el crecimiento de la población de Asia se ralentizará hasta el 1,4 por ciento en la próxima década, reduciendo la presión sobre los recursos”, indicó el estudio que, por lo menos, destaca prevé una mejora de la seguridad alimentaria de India, el segundo país más poblado del mundo.