NUEVA YORK, 20 (ERUOPA PRESS)
En un movimiento político inusual, el presidente estadounidense, Barack Obama, ha solicitado al gobernador de Nueva York, David Paterson, que abandone la carrera por la reelección al cargo porque la Casa Blanca le considera un candidato con escasas posibilidades para la victoria, habida cuenta de su espectacular descenso en las encuestas de popularidad y por sus últimas decisiones realizadas sin consultar con ni la cúpula del partido Demócrata, ni con la Administración en Washington.
“¿Existe preocupación sobre la situación en Nueva York? Desde luego”, reconoció uno de los oficiales de la Casa Blanca al diario estadounidense 'The New York Times'. “¿Se ha transmitido esta preocupación al Gobernador? Sí”, remachó bajo condición de anonimato. La inquietud de Obama fue trasladada a Paterson a través del representante demócrata por el condado de Queens, Gregory W. Meeks, muy cercano al presidente.
La decisión de Obama de actuar contra un Gobernador es especialmente delicada, porque Paterson es además uno de los dos gobernadores de raza negra en Estados Unidos. Sin embargo, Paterson, que no ha respondido a esta información parece “resistirse” a abandonar la carrera electoral, según informó al diario estadounidense un miembro del partido Demócrata en Nueva York con conocimiento directo de la situación.
En la Casa Blanca hay preocupación por el descenso de la imagen de Paterson ante los votantes, que podría terminar siendo arrasado en las urnas si, como se teme en el Partido Demócrata, el ex alcalde de Nueva York y ex candidato a la Presidencia, “Rudy” Giuliani, decide presentarse a las elecciones a la Gobernación del estado. Según el diario, se especula que el nuevo hombre fuerte de Obama para las elecciones, que se celebrarán el 2 de noviembre de 2010, podría ser el fiscal general Andrew M. Cuomo.
Paterson llegó al cargo en marzo de 2008 a raíz del escándalo de prostitución que destruyó la carrera de su antecesor, Eliot Spitzer. Durante los últimos meses, la relación entre Paterson y Obama se ha deteriorado seriamente, en especial después de que Paterson, contrariamente a lo que había informado a la Casa Blanca, decidiera designar al Senado a la casi desconocida congresista Kirsten E. Gillibrand en sustitución de antiguo peso pesado de la Cámara Alta y actual secretaria de Estado, Hillary Clinton.
Dicha decisión tiene que sumarse a unos polémicos comentarios realizados el mes pasado por Paterson en un programa de radio y en los que daba a entender que las críticas a su persona tenían una base claramente racista, y que pronto se extenderían a Obama por los mismos motivos, lo que llevó al presidente a expresar su disconformidad con el equipo de Paterson por volver a poner sobre la mesa una polémica que al presidente le ha costado mucho desactivar.