Pararon el mundo
María José López Santana, senadora de Nueva Canarias, tuvo una buena dosis de protagonismo en la Cámara hace unos días. Las ministras Montserrat, de Sanidad y Tejerina, de Agricultura rechazaron despreciativamente la huelga del jueves con el anuncio de que ellas la harían a la japonesa, o sea, que trabajarían ese día más que nunca. La senadora canaria, muy oportuna, se levantó entonces en su escaño para indicar, más o menos, si pretendían que las kellys hicieran en los hoteles ese día el doble de habitaciones. No recuerdo exactamente sus palabras, pero sí el sentido con que las pronunció de forma tan rotunda que no le quedó a Rajoy sino expresar su acuerdo con María José López y descalificar a sus ministras. Lo que da idea de los apuros del presidente y su Gobierno añadidos a la movilización de los pensionistas ante la tomadura de pelo de otra ministra, la de Empleo Fátima Báñez, que cursó a los pensionistas el aviso de la subida de las pensiones un 0,25, seguramente menos de lo que costó el franqueo de cada sobre.
No sé cual fue la reacción de la ministra Montserrat porque es muy difícil retener los rollos interminables que se mete, repletos de repeticiones y reiteraciones de su catalaneidad y “estupendez”, con perdón, a poco le pregunten si está lloviendo. Pero Tejerina, además de estar de acuerdo con que el presidente la desautorizara, cambió de discurso para pasar al bando de las conformes con la movilización.
El caso es que la huelga de mujeres cogió mal sentado al PP y al Cs de Albert Rivera, el que quiere ser califa en lugar del califa. Su gente y las mujeres de su partido a las que les han preguntado, Arrimadas si mal no recuerdo, condenaron la huelga. O sea, la presentaron como cosa de los revoltosos de izquierdas señalando a Podemos con tal éxito que no faltaron quienes atribuyeron a Iglesias los manifiestos que se han ido conociendo. Un modo como otro cualquiera de satanizar lo que molesta. Otros/as, más “analíticos/as”, hicieron el recorrido argumental desde la inutilidad de la huelga hasta acusar a los promotores de enfrentar a hombres y mujeres o viceversa; hasta hubo quien habló de androfobia sin que haya podido averiguar aún quien es el Andrés de referencia. Tampoco sacaron conclusión alguna de que si estaban de por medio los feminismos, desde los más a los menos radicales, también participaron en la convocatoria estrellas de Hollywood de los más diversos pelajes que también han tenido que aguantar lo suyo. Llegó a decirse, en fin, que la movida estaba patrocinada por uno de esos países en que el burka es obligatorio para las mujeres.
Hicieron todo para desacreditar la iniciativa tratando, por así decir, de hacer creer a los menos informados que era ocurrencia de la rencorosa izquierda española sin más trascendencia. Quisieron ocultar, como si la gente fuera idiota, que la jornada de huelga estaba convocada y se celebró nada menos que en 177 países del mundo. En el momento de escribir no tengo demasiada información de cómo se desarrolló más allá de su rotundo éxito y la participación de millones de ciudadanos/as de esos países. Les guste o no a peperos y a su réplica con menos pelo de la dehesa, la jornada de ayer no dejará de tener consecuencias en la política de no pocos de esos países. Aparte las imágenes servidas por las televisiones, diré que la cabeza de la manifestación en la ciudad de Las Palmas llegó a la Plaza de Santa Ana antes de que acabara de salir del Parque de San Telmo.
Un rápido resumen de lo que han querido dejar claro las mujeres es la imposibilidad de hablar de democracia en cualquier sociedad mientras no reine la igualdad absoluta entre todos sus miembros sea del sexo que sea. Un objetivo que debería orientar, a los educadores entre otros, a eliminar los restos de la sociedad patriarcal.
Muerte a la ciencia
Debe andar el PP muy falto porque, además de los palos con el rabo a cuenta del 8-M, ha tenido ministros y ministras que han viajado del despropósito al desastre. Desde Zoido y Catalá a las ya citadas Montserrat, Tejerina y la inefable Báñez. Por otra parte, un camino que suele recorrer el Gobierno es el de desatinos como el último cometido con la Plataforma Solar de Almería que da idea de lo burros que son.
Esta Plataforma almeriense es, si no ha dejado ya de serlo, el mayor centro de investigación de energía solar concentrada de Europa y al que la UE considera estratégico. Ya le había congelado el Gobierno los presupuestos y debe ser que no lograron acabar con él porque la han vuelto a golpear impidiéndole utilizar incluso el dinero disponible. El centro ha tenido que despedir a un tercio de sus investigadores y son ya varios los científicos de primera fila que están en paro y listos para coger puerta hacia países mejor gobernados.
Por lo que sé hay más casos sometidos a “tratamientos” similares con los que se ha generalizado el proceso de descapitalización de la Ciencia española con un aumento considerable de la distancia que separa a España de los países europeos tras la paralización de varios proyectos de investigación punteros. No es, como digo, un caso único y es casi obligada la remisión a Canarias que, a pesar de estar bien dotada de viento y sol como para sobresalir a escala mundial, se vio relegada por su propio Gobierno a un segundo plano en beneficio del petróleo y la multinacional de turno. No sé a ciencia cierta, nunca mejor dicho, lo que hay en el caso de Almería pero, desde luego, mosquea lo suyo que el Gobierno sea el factor que drena las posibilidades de futuro del país.
Jubilarse no es echarse a dormir
Por si fuera poco, a M.R. se le rebelaron los jubilados. Al principio algunos creyeron que eran los del 15-M disfrazados, pero no: eran abuelos de verdad, jubilados de los que batallaron contra Franco, vivieron la Transición y a los que cuesta comprender que vuelva la derecha de toda la vida, no la liberal y democrática, a desnaturalizar e impedir el desarrollo democrático, como ha hecho siempre. La parálisis política impuesta por el PP es tan evidente como su incapacidad para afrontar las necesarias reformas en lo que el PSOE sigue idiotizado, de Iglesias no se sabe mientras Rivera mima su ambición. Si algo va quedando claro, habrá que insistir, es que al Gobierno sólo le interesan las capas altas que son a las que se refiere el Gobierno cuando presume de haber superado la crisis. Las campañas electorales son caras, ya saben y el Gobierno tiende a pensar que aún estamos en la época del voto censitario para adoptar decisiones a favor, por ejemplo, de los grandes empresarios de la Sanidad privada, que tiene un agente de pico envolvente en la ministra Montserrat. Lo que antes comenté de la Ciencia entra en este rango de asuntos.
Pero estaba con los jubilados que se han convencido de que jubilarse no es para echarse a dormir. La carcajada de indignación cuando el dicho M.R. aconsejó a los españoles que ahorraran para completar en el futuro un retiro decente, con su pensioncita y su canesú, fue de las que hacen época. Ni qué decir tiene que el hombre no se inmutó cuando le recordaron que, para empezar, hay más de seis millones de españoles con salarios inferiores al mínimo a los que deben añadirse más de dos millones de mileuristas ligeramente por encima de ese salario mínimo. O sea, que son ocho millones los que no tienen manera de reunir cuatro perras a título de ahorro. Y si nos vamos a la inmensa minoría de los que pueden destinar algún dinero a fondos de pensiones, no parece que pueda interesarle el “generoso” dos y medio de interés que ofrecen. Ya puestos, resulta más factible aguardar por si suena la flauta y cae el nombramiento de gobernador del Banco de España, cargo que ocupa desde 2012 Luis María Linde que se ha mostrado muy eficaz para subirse cada año el sueldo, que es como cunde la cosa.
Este Linde acaba de sugerir que esa vivienda, que tantos han conseguido a fuerza de tremendos sacrificios, pase a considerarse algo así como parte de su pensión. Es evidente que a Linde su nómina y las adherencias en la forma acostumbrada no le dejan ver el monte con que se ha encontrado un buen número de jubilados. Unos confiaban pasar tranquilos el último trecho antes del hoyo pero tienen que compartir pensiones de 600-700 euros o menos con sus hijos y hasta sus nietos. Y eso, a sabiendas de que no hay solución cuando más del 50% de la suma de los parados de larga duración y los sin empleo anterior indican la existencia de una estructura enquistada de parados sin esperanza. Un grave problema a la vuelta de la esquina. Linde ha sugerido, por si fuera poco, que inviertan en activos financieros: lo dijo con ese tonillo de burla de los estómagos satisfechos; como si las víctimas de la estafa de las preferentes, en gran medida responsabilidad del Banco del España, no fueran precisamente quienes invirtieron en esos activos sus ahorros que se pulieron persona o personas digo yo que desconocidas porque no aparecen ellos ni los ahorros de los estafados.
El desastre que ha traído el PP ha reforzado la virulencia de los daños de la crisis y son los viejos quienes han reaccionado y puesto en un brete a M.R. pues el PP depende en la mayor medida del voto de los mayores de 65 años. Es por eso que tratan los peperos de relanzar, ahora y no en las ocasiones anteriores en que se reclamó, el pacto de Toledo y proponer medidas que no hace tanto bloqueaba y en las que pocos creen dentro del clima de tremendo desprestigio de la actividad política y los políticos; medidas que van a llegar tarde y no conseguirán apoyo porque en una partitocracia, que en eso han convertido a España, lo primero son los partidos y en función de ellos y de sus dirigentes viene lo demás. Poner a Celia Villalobos al frente de la comisión del Pacto indica escaso interés en que camine. Debe ser esta realidad de desinterés clasista del poder por la vida y las angustias de la gente lo que explica que hayan asomado ya en España los empresarios que exigen cobrar de sus trabajadores por trabajar. Así, descuentan a los “beneficiarios” periódicamente una cantidad. Si consideramos que a Guindos le sucede en el cargo Román Escolano podríamos reafirmar alguna sospecha. Porque Escolano es considerado un excelente técnico, con experiencia y bien baqueteado y conocido en Bruselas, cuando se necesitan políticos puros capaces de sugerir soluciones, urdir acuerdo y generar proyectos de país. La idea de que Rajoy ha renunciado definitivamente a la política parece confirmarse. Poco le interesa al PP la gestión de la vida y el bienestar de millones de españoles a los que afectan boberías ministeriales como las de Báñez.
El Gobierno se muestra triunfalista con sus supuestos éxitos económicos. Y cabría preguntar qué éxitos y para quiénes porque si la recuperación no ha alcanzado a cubrir los niveles anteriores a la crisis ya me contará de qué éxito hablan. En todo caso, insisto, se referirán a un éxito reservado a las capas sociales altas, las que realmente no sufrieron la crisis sino que pasaron a ganar un poco menos, lo que compensaron con despidos, contrataciones lamentables y toda esa panoplia que llaman “hacer negocios” que está echando fuera a jóvenes de sobra preparados. Y no hace falta salir de las islas para verlo.
María José López Santana, senadora de Nueva Canarias, tuvo una buena dosis de protagonismo en la Cámara hace unos días. Las ministras Montserrat, de Sanidad y Tejerina, de Agricultura rechazaron despreciativamente la huelga del jueves con el anuncio de que ellas la harían a la japonesa, o sea, que trabajarían ese día más que nunca. La senadora canaria, muy oportuna, se levantó entonces en su escaño para indicar, más o menos, si pretendían que las kellys hicieran en los hoteles ese día el doble de habitaciones. No recuerdo exactamente sus palabras, pero sí el sentido con que las pronunció de forma tan rotunda que no le quedó a Rajoy sino expresar su acuerdo con María José López y descalificar a sus ministras. Lo que da idea de los apuros del presidente y su Gobierno añadidos a la movilización de los pensionistas ante la tomadura de pelo de otra ministra, la de Empleo Fátima Báñez, que cursó a los pensionistas el aviso de la subida de las pensiones un 0,25, seguramente menos de lo que costó el franqueo de cada sobre.
No sé cual fue la reacción de la ministra Montserrat porque es muy difícil retener los rollos interminables que se mete, repletos de repeticiones y reiteraciones de su catalaneidad y “estupendez”, con perdón, a poco le pregunten si está lloviendo. Pero Tejerina, además de estar de acuerdo con que el presidente la desautorizara, cambió de discurso para pasar al bando de las conformes con la movilización.