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Espacio de opinión de La Gomera Ahora

Como en Grecia el 2015 se debatirá entre la España de la política y la España del poder

Alberto Vila

Publicoscopia —

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La estupefacción es un estado frecuente en estos tiempos.

La ciudadanía viene escuchando una cosa y la contraria al mismo tiempo. La emigración es “movilidad geográfica”. La subida de impuestos no se ha producido. Solamente se han realizado “algunos ajustes”. Y tal. En el lenguaje mariano.

No abundaré en más ejemplos. Los amables lectores me comprenderán. Sería interminable aludir a los casos de eufemismos e incoherencias a las que nos someten los diferentes personajes de este país día tras día.

Para Diaz Ferrán. Cuando aún era el presidente de la CEOE. En una toma de audio imprevista. Esperanza Aguirre era “cojonuda”. Menudo mentor tenía la headhunter madrileña. ¿Otro eufemismo de lo que se desea como “político”?

El discurso claro es una excepción cada vez más extraña. La ambigüedad es lo normal. Cuando no la mentira o la negación de la evidencia.

Conferencias de Prensa que no lo son. Leyes que sólo se dictan para reforzar la situación. No para hacer mejor la convivencia.

A cada contribuyente de este país se le exige el esfuerzo de corregir desviaciones de las que no ha sido ni remotamente responsable. Los pensionistas están soportando aún el peso de una carga social derivada de la irresponsabilidad de los gestores públicos.

La corrupción y la incompetencia negligente en el desempeño de la función pública parecen no ser pasibles de esa carga. La gente honesta se encuentra en un estado de indefensión rayano en lo trágico.

Los pensionistas han estado manteniendo a sus hijos y nietos con generosidad. Los personajes del Poder y de la Política siguen creyéndose con el derecho de mantener esa carga sobre ellos.

El funcionariado también viene soportando los desmanes de una ristra de gestores que, en el mejor de los casos, termina en prisión. Pero el dinero no regresa. En tanto los personajes persisten en mantener altos cargos de dudosa idoneidad más allá de las inevitables dotes de algarada y pandilleo. Revisen el grado de relación de muchos de ellos con sus colegas en el Poder.

Los asalariados han aportado a la “salida de la crisis mariana” un esfuerzo desproporcionado a los exiguos resultados obtenidos. La reforma laboral no se concibió como una herramienta eficiente para dinamizar el mercado de trabajo. Esa norma sólo ha sido un “histórico ajuste de cuentas” de las patronales. Mientras la tibieza sindical ha terminado de desacreditar los escasos restos de su dignidad.

Si nos detenemos a pensar de qué se trata. Si aguardamos un segundo. Si miramos en derredor. Entonces tal vez veamos que se trata de la relación que se ha venido dando entre el “Poder” y la “Política”.

El Poder. En términos muy sencillos. Sería un atributo de la Autoridad. Esta. Como se comprenderá fácilmente. Sólo puede residir en el territorio de la legalidad y de la legitimidad. Cualquier persona física o jurídica que quisiera ejercerla desde fuera de esos límites debería tener la respuesta de las instituciones que la democracia le ha conferido a la Política.

Ello supone que toda sospecha de corrupción deslegitima a sus portadores. Quedan fuera del juego. Un imputado no puede atribuirse autoridad alguna. De hacerlo. Todo el sistema quedaría bajo sospecha.

No solamente es una cuestión de Ética personal y pública. Es que no puede hablarse de democracia si se desmantela el sistema de garantías que controlen y penalicen los abusos. Los excesos. La desmesura del Poder. Que de eso hablamos.

En la España de la Política los ciudadanos tienen un rol tal que, sin ellos, no tendría sentido. En la España del Poder los ciudadanos son la materia prima necesaria para sostenerlo. Si pudiesen prescindirían aún más de nosotros. Pero… alguien tiene que trabajar.

Es aquí en donde se confunden Poder y Política.

Esta última se concibe como el medio para obtener el bienestar general. Para lograr que la convivencia sea apta. Que el esfuerzo de las personas se canalice hacia recompensas justas y equitativas.

Para resolver las tensiones que se derivan de la interacción de los intereses de este país llamado España. Pues bien. La Política ha estado ausente en prácticamente todos los escenarios en donde debió haber cumplido su labor. Desde el caso catalán hasta la defensa de la división de poderes en democracia.

Los totalitarismos son inhibidores. Los de izquierdas y los de derechas. Aún el denominado “capitalismo salvaje”. Estamos habitando bajo su influencia.

Es decir. Aquella que somete la Política al Poder.

Esa es la verdadera pugna que estamos presenciando. Lo curioso es que las personas de uno u otro modo lo están advirtiendo. El conjunto ciudadano desea que se recupere la situación de que la Política vuelva a tener bajo control al Poder.

Las sucesivas cumbres que se vienen desarrollando en todos los lugares del planeta son escenarios de construcción del Poder. Desde el Clima hasta los cultivos de lo que se habla es de Poder. Bajo términos economicistas se agazapa la acumulación desmedida de recursos. Poca Política.

En nuestro país se están vislumbrando épocas en las que este conflicto se agudizará.

Grecia será un ejemplo a observar. La someterán a presiones. Exigirán más esfuerzos. Querrán escarmentar a los griegos. Procurarán doblegar su voluntad. Utilizarán todos los métodos conocidos. Aumento del “riesgo-país”. Incremento de la prima. Encarecimiento de la financiación. Bloqueo económico.

Utilizarán a Grecia como ejemplo para todas aquellas sociedades civiles que se atrevan a rebelarse. Los alemanes son diestros en la utilización de los escarmientos.

Sin embargo. La debilidad de Grecia puede resultar su fortaleza. Inclusive puede iniciar una retirada ordenada del Euro.

Valoren que no menciono a la UE. Actualmente ese proyecto ha quedado vacío de contenido político. No somos Europa. Somos mano de obra “competitiva”. La UE es un centro de Poder. En la UE no se hace Política. En la UE se hacen negocios.

Pero algunas cosas parecen estar cambiando.

La Política está pensada para servir al interés general. De otro modo se deslegitima. Se vuelve un eufemismo de la plutocracia.

Es necesario poner orden en este desconcierto. En este “cambalache” en el que no robar parece ser de tontos. En el que a cualquier impresentable se le confieren atributos para ocuparse de responsabilidades en las que, a todas luces, demostrará su incompetencia.

En nuestras manos está el acabar con la arrogancia torpe de los necios. Con el voto podremos recuperar el equilibrio. Que no os desalienten. Seguirán en la procura de la decepción. De que no hay caminos hacia un mundo mejor. De la abstención.

Aspiraban a gobernar con un 30% del voto del padrón. No se puede resumir la Política como un medio para lograr el Poder.

Por eso sugerían que no había solución.

La hay. Con dificultades. Pero hay caminos. Deberemos recorrerlos. Regresar a la Política de los ciudadanos. Mantener bajo control al Poder.

De nosotros depende. Créanlo.

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