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Los cinco grandes desafíos para La Palma cuando el volcán se dé por apagado

El volcán de La Palma tras tres meses de erupción volcánica.

Karen Estévez

21 de diciembre de 2021 22:08 h

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El volcán de La Palma tiene los días contados: le quedan tres para que, según los expertos, se dé por concluida su actividad y, por fin, los palmeros y palmeras puedan decir adiós a la erupción más larga y más destructiva desde que se tienen registros en la isla. Aunque el tan anhelado final esté a la vuelta de la esquina, pasar página no será tan fácil. Se necesitará paciencia, tiempo e inversión para recuperar todo aquello que quedó sepultado bajo las coladas. Por algún punto habrá que empezar: la Isla Bonita se lanza a escribir desde este 25 de diciembre un nuevo capítulo en su historia, el de la reconstrucción.

Como todo capítulo nuevo, los isleños se enfrentarán a un lienzo en blanco: un territorio totalmente borrado del mapa, con un suelo incandescente, cubierto de ceniza volcánica y malpaís, infértil (por ahora); una vecindad diezmada por las migraciones que se han ido produciendo, con pueblos enteros debajo de metros y metros de material magmático; y miles de ciudadanos hundidos bajo el trauma de haber perdido irremediablemente los cimientos de una vida: el hogar. Ni qué decir de la economía, golpeada primero por la COVID, después por un incendio forestal y, finalmente, por un volcán sin nombre durante más de 90 días seguidos.

Una de cal y otra de arena. Al menos esta erupción aciaga no se ha cobrado víctimas mortales, aunque se mantiene la duda sobre el hallazgo del cadáver de un hombre que cayó desplomado cuando limpiaba la ceniza del tejado de un familiar. A pesar de todo, preocupan los daños sobre la salud mental de palmeros y palmeras, y también de todo el personal y voluntarios que han trabajado duro en estos tres meses de erupción.

Las cifras son, a todas luces, dramáticas. En tres meses de catástrofe, el volcán ha devorado 1.218,87 hectáreas y destruido más de 1.600 edificaciones, según el Catastro. Para la red de satélites Copernicus, la situación es aún peor: 1.241 hectáreas se han visto afectadas por las lenguas y 2.988 construcciones han sido engullidas por ellas. El Gobierno de Canarias ya ha tasado las pérdidas en unos 900 millones de euros. ¿Cómo levantar todo esto?, se preguntan en La Palma. Nadie sabe por dónde empezar a barrer.

Estos son los cinco grandes desafíos a los que se enfrentarán ahora los isleños:

Gases, cenizas y suelo caliente: el volcán sigue siendo un problema

Aunque ya no presenta signos vitales, el volcán sigue desgasificando, sus coladas siguen estando calientes y la ceniza se ha adueñado del paisaje del Valle de Aridane. La portavoz del Comité Científico del Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca) y directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en las Islas, María José Blanco, explicaba a este periódico que la vuelta a las viviendas de la zona de exclusión llevaría un tiempo, precisamente por esa presencia de gases nocivos para la salud.

Caminar sobre las coladas es, por ahora, un imposible. El investigador Stavros Meletlidis relató que la temperatura en superficie de las coladas es de unos 40 grados, pero en profundidad “podría llegar a 300”. Todo depende de la altura de las coladas, que van de los cuatro a los 80 metros, en la zona más próxima al cono principal y donde se han creado también tubos volcánicos y jameos. Según el científico, para recuperar ese terreno habría que realizar previamente un estudio. 

La ceniza volcánica es otro cantar. Aunque con el tiempo hará más fértil esta zona de la isla gracias a sus características, por ahora representa más una amenaza que una bendición. El capitán Marcos García López, jefe del subgrupo táctico La Palma, confirmó que se sigue trabajando 24 horas en retirar ceniza de los tejados de las viviendas de la zona sur de las coladas, la más afectada. Actualmente, en la isla hay 242 efectivos desplegados turnándose para barrer.

Así las cosas, la ceniza representa un constante riesgo para los vecinos y vecinas que no han perdido sus viviendas por la lava. Su peso amenaza con tirar abajo los tejados, más cuando el parte meteorológico vaticina precipitaciones en la zona. Bien se sabe que la mezcla de ceniza y agua crea una pasta pesada, difícil de retirar. Por ello, la Asociación de Vecinos de La Laguna del municipio de Los Llanos de Aridane se ha mostrado muy preocupada en las últimas jornadas tras leer las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología. “Somos conocedores de los cuantiosos daños por lluvias que tuvieron lugar en la zona en el invierno de 1949, y años siguientes, debido a las obstrucciones en barrancos y demás por los materiales y lavas arrojados por el volcán de San Juan”, indicaban en una nota de prensa. 

Edificaciones, realojos y futuro de los barrios, el problema habitacional

El volcán de La Palma ha dejado a 2.329 personas damnificadas, más del 75% en Los Llanos de Aridane, pero también en El Paso (17%) y Tazacorte (8%). Según Catastro, se han visto afectadas al menos 1.676 edificaciones, de las que 1.345 eran viviendas. Cómo resolver la problemática habitacional se convierte ahora en la pregunta del millón.

El Gobierno de Canarias ya está dando los primeros pasos para darle respuesta. De hecho, este lunes se avanzó que la previsión del Ejecutivo es que a finales de enero de 2022 las 280 familias afectadas por la erupción que continúan en hoteles (porque no tienen una segunda residencia) cuenten con una alternativa habitacional o vuelvan a sus casas, si es posible. Esta última opción es el sueño de la mayoría. Algunos podrán hacerlo realidad, otros no.

Para los que no puedan volver, el Consejo de Administración de Viviendas Sociales e Infraestructuras de Canarias (Visocan) acordó hace 24 horas la compra de cinco viviendas más en el municipio de Tazacorte, por lo que son 102 los pisos bonificados al 100% el primer año que se pondrán a disposición de las familias. En todo caso, se teme que el proceso de adaptación a una nueva vida en un piso de 60 a 90 metros cuadrados sea todo menos sencillo. Cabe recordar que la gran mayoría de los damnificados vivían en casas familiares espaciosas, con terrenos para el cultivo y los animales.

El desarraigo también se convierte en un factor de riesgo. El volcán ha extinguido a barrios enteros, como el recordado Todoque, con sus iglesias, sus colegios, sus negocios de toda la vida. Según el Catastro, 75 edificaciones industriales del Valle han sido borradas por las coladas; 44 de ocio y hostelería y 16 de uso público.

Precisamente el desarraigo ya ha provocado que dos familias que perdieron todo rechazaran hace una semana la vivienda que le habían dado en Fuencaliente por considerar que estaba demasiado lejos de su extinguido barrio, en el Valle de Aridane.

Es la reconstrucción de los barrios uno de los puntos de mayor debate: ¿se deben volver a ubicar sobre las coladas?, ¿los terrenos deben volver a sus propietarios?, ¿se debe conservar el nuevo paisaje como la naturaleza lo rediseñó? Tocará dar respuestas en cuanto la lava se enfríe.

Carreteras, la conectividad imposible

Según el Cabildo de La Palma, se han perdido bajo el material magmático 73.805 metros de carreteras. Los principales daños se han dado en la LP-2 (2.308 metros afectados), la LP-211 (1.278 metros), la LP-212 (1.622 metros), la LP-213 (2.972 metros) y la LP-2132 (2.554 metros), todas ellas, vías esenciales para la comunicación entre Tazacorte y el sur de la isla.

Para esta problemática el consejero de Obras Públicas, Transportes y Vivienda del Gobierno de Canarias, Sebastián Franquis, ya ha comenzado a escribir un plan para la reconstrucción del sistema viario del oeste de La Palma, para ponerlo en marcha una vez se dé por finalizada la situación de emergencia. La Consejería ha programado una planificación en tres fases: actuaciones urgentes, obras del convenio de Carreteras a ejecutar a medio plazo y obras a incluir en el Plan de Reconstrucción que diseña el Estado para La Palma.   

Franquis ha calificado de “obra urgente” la actuación que se está realizando por orden del Pevolca. Se trata de una carretera de emergencia de 2,2 kilómetros y una previsión de coste de 1,7 millones para recuperar la comunicación de Puerto Naos con la red de carreteras de la comunidad autónoma. Esta actuación se inició el pasado 9 de noviembre de 2021 y tenía una previsión de ejecución de 30 días.

Asimismo, el consejero apuntó que, en el medio plazo, “estamos impulsando, conjuntamente con el Cabildo, los dos proyectos más importantes que existen en la zona oeste, y que están incluidos en el Convenio de Carreteras, como son la Circunvalación de El Paso y el tramo Remo-La Zamora por la costa”. 

Por otro lado, el consejero también se refirió a la planificación que está llevando a cabo el Gobierno de Canarias, en coordinación con el Cabildo insular y los ayuntamientos de El Paso, Los Llanos y Tazacorte y con la colaboración del Estado, para proyectar una nueva vía que conectaría Puerto Naos con Tazacorte por la costa, y que actuaría como corredor de infraestructuras para reponer no solo el acceso a los núcleos agrícolas y poblacionales, “sino también como una alternativa que aglutine servicios como saneamiento, energía o telecomunicaciones que han sido afectados por las coladas de lava en otros puntos”. 

Negocios, plataneras y el problema de la economía

El volcán ha rematado la economía de la Isla Bonita, ya bastante afectada por la crisis derivada de la pandemia y por un incendio forestal que afectó a la zona del volcán semanas antes de aquel fatídico 19 de septiembre. La situación es tal que en este tiempo se han ido aplicando una serie de medidas excepcionales para ayudar al sector productivo de la isla, marcado por la agricultura y el turismo, como es el caso del mantenimiento de los ERTE.

El futuro del empleo pasará por los Presupuestos Generales del Estado, en los que se incluye un plan específico para Canarias con 42 millones. Al mismo tiempo, está avanzado el plan extraordinario de empleo y formación para La Palma, dotado con 63 millones de euros, cuyo objetivo es mitigar los efectos del volcán y contratar a más de 1.600 parados de la isla. Con esta estrategia se lograrán cifras de empleo como las que había antes de la pandemia.

El drama es mayor para los que se dedicaban a la agricultura: cerca de 500 familias tienen sus pequeñas producciones de plátano, principalmente, sepultadas por la lava y más de 5.000 productores de esta fruta deberán afrontar una lucha continua contra la ceniza que invade sus cultivos con graves pérdidas.

Ante esto, ya han comenzado a llegar las primeras ayudas y son continuas las campañas publicitarias para incentivar la venta del plátano en la Península. No cabe duda de que, como bien canta Rosana, la economía “renacerá entre cenizas”.

La salud mental, uno de los mayores desafíos

Uno de los mayores desafíos para La Palma será ahora cuidar de la salud mental de su ciudadanía. “Esta semana hemos comprobado un aumento en el número de personas que quieren venir a una intervención psicológica porque están padeciendo por un shock de realidad: acaban de darse cuenta de que ya no hay humo ni fuego ni lava y que se ve muy claro lo que ha pasado”, confiesa a Canarias Ahora Estefanía Martín, miembro del equipo del Colegio Oficial de Psicología de Tenerife que opera en la Casa Massieu.

“Estamos detectando que hay una sensación de incredulidad entre los pacientes, de vivir en un sueño, de pensar que van a volver a sus casas”, apunta, y desvela que han aumentado los ataques de ansiedad, de pánico y de síntomas depresivos, “como no querer levantarse de la cama y volver a la tristeza profunda”.

El desafío se plantea evidente. “Con lo que nos vamos a enfrentar ahora es con las dificultades a la hora de procesar la realidad, el darse cuenta de lo que realmente ha pasado en estos tres meses y el sentirse solos, porque con el tiempo esto perderá interés y ya no estará la tele. Quedar en el olvido les da miedo”.

En cuanto a los menores de edad, Martín señala que “eran los que más conductas y depresiones tenían por la mala gestión emocional”. La profesional de la psicología critica la falta de inversión en gestión emocional en los colegios, un trabajo previo que hubiera facilitado la situación tras la erupción. No obstante, los más pequeños “son más resilientes y aprenden más rápido”, aunque eso no quita que tengan nuevas heridas reveladas en cambios en las conductas con agresividades y ataques de ira que antes no se daban.

También será un reto trabajar en la salud mental de todos los recursos de emergencia y voluntarios desplegados en La Palma. “Muchos sentirán una irremediable incertidumbre laboral, no tienen estabilidad, para tantos es su primer trabajo y están pasando un estrés laboral muy grande”, advierte la psicóloga. Sin embargo, para los expertos y científicos que trabajan midiendo el volcán será más sencillo, “porque seguirán informando, aunque a lo mejor perderán protagonismo en redes sociales y medios de comunicación”.

Y a todas estas, se ve resentida la capacidad asistencial. “Nosotros no tenemos huecos libres, al menos los que trabajamos en la Casa Massieu. Intentamos dar el mayor número de consultas posible, pero convivimos con la incertidumbre de si continuamos o no. Esto está causando mella en los pacientes, porque para muchos es la primera vez que reciben asistencia psicológica y no saben si continuaremos, nos dicen que esto no es un juego”, concluye minutos antes de que llegue su primer paciente.

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