El cultivo de uva sabro ha experimentado un descenso debido, sobre todo, a su baja rentabilidad y a su sensibilidad a las plagas. “Se utiliza para elaborar vinos naturalmente dulces, que precisan uvas sobremaduradas, deshidratadas, con un rendimiento del 50%”, explican fuentes del Consejo Regulador de Denominación de Origen Vinos de La Palma. Sin embargo, a pesar de su escasa producción, el enólogo Carlos Lozano no cree que esta variedad corra riesgo de desaparición. “Para que se encuentre en peligro de extinción deben ocurrir dos cosas: que sea una uva mala, que no es el caso de la sabro, y que no se pague, que tampoco lo es”, asegura el citado experto.
La variedad sabro, según técnicos del Consejo Regulador, “es única en La Palma puesto que no se conocen sinonimias de esta variedad en otras regiones”. “Aunque la producción de Sabro dulce se mantiene, es alarmantemente pequeña para la importancia que tiene desde el punto de vista enológico y desde el punto de vista de la biodiversidad, ya que hay estudios que demuestran que no se conoce en ninguna otra parte del mundo”, afirman.
Fuentes del citado órgano regulador señalan que el volumen de producción ha descendido en todas las variedades de uva que conforman el patrimonio enológico de La Palma. “De los aproximadamente 1.200.000 kilos de uva que se recogen en cada cosecha, hemos pasado este año a 750.000”, explican.
En la vendimia de 2010 se recogieron 1.634 kilos de sabro; en el 2011 la producción creció y se situó en 3.189, mientras que en la presente cosecha se contabilizaron 2.310 kilos, lo que supone el 0,31% del total de uva recolectada. Esta variedad se cultiva principalmente en la subzona de Fuencaliente, aunque también está presente, en menor medida, en el Hoyo de Mazo.