Espacio de opinión de La Palma Ahora
Anticassandra
Cassandra era una vidente en la Pompeya del mito, que siempre estaba profetizando desastres. En literatura, aunque no existe en psicología, se formuló el complejo de Cassandra, que consiste en profetizar siempre algo malo, para cuando cualquier cosa mala ocurra afirmar: “Yo ya lo dije”.
Tengo la impresión que los actuales gobernantes con esto de la recuperación ficticia, al igual que los pasados con aquello de los brotes verdes, padecen un síndrome que llamaré el 'Complejo de Anticassandra'. Consiste en afirmar siempre que las cosas mejorarán, aunque esto nunca ocurra, para, ante la más nimia noticia positiva, afirmar: “Yo ya lo dije” y “esto es gracias a lo que hemos hecho”, con toda la poca vergüenza posible, que así cuela mejor, aunque yo creo que ya no cuela.
Echemos un vistazo, como dirían en Matrix, al mundo de lo real. Las ventas del comercio minorista cayeron un 3,9% en 2013. Son seis años de descensos. Las empresas del Ibex 35, las más punteras, pagan a sus proveedores con 171 días de plazo medio, casi el triple de lo permitido por la Ley. El Banco Santander ha duplicado sus beneficios y la banca europea los ha cuadruplicado. Estos beneficios son artificiales, fruto de recibir créditos del BCE a 0,25 de interés para luego prestarlo al Estado español a precio de mercado. Si no se explican porque la deuda pública se ha multiplicado, aquí está la solución al enigma. A mí me gustaría que alguien me respondiese a algo que me reconcome ¿Por qué van los bancos a querer dar crédito si obtienen beneficios sin darlo?
El número de parados ha bajado, pero el índice de paro ha subido, porque no se ha creado empleo, lo que ocurre es que la gente emigra, se largan a toda la velocidad que pueden, huyen, se exilian. El empleo ha caído a los niveles de 2002. Ah, y ya no sale en prensa, pero aumenta el número de muertes y suicidios. La verdad es que 2013 fue el tercer peor año para el empleo en toda la democracia, sólo superado por 2009 y 2010. Pero 2013 tenía algo muy bonito, decían que la recuperación llegaría en 2014. Fíjense como ahora que estamos en 2014, dicen que será en 2015. ¿No es consolador?
Ah, pero hay quien sí ha salido de la crisis, un minúsculo, microscópico sector: La reducida casta aristocrática financiera, porque los efectos de la crisis, todo su peso, ha recaído en los que no la provocaron. Los profesores han perdido un 63% de su sueldo en todos estos años. Eso sí, cacho a cacho, un 5% ahora, otro 5% más adelante... ¿Y acaso ellos o cualquier otro trabajador han tenido arte ni parte en todo este embrollo?
Dicen que para salir de la crisis hay que producir, ¿Y cómo con nuestros ingenieros exiliados? ¿vamos a producir en Canarias con un sector reducido a la nada por veinte años de un nacionalismo que ha descuartizado toda la producción local, sea del tipo que sea? No tenemos tejido productivo, y en estos siete años de crisis, nadie ha movido un solo dedo para crearlo. Al contrario, el desmantelamiento del Instituto Tecnológico de Canarias lo prueba. El Instituto de Productos Naturales o el Instituto Astrofísico están desaprovechados vergonzosamente cara a la innovación y el desarrollo.
Pero usted no se agobie, los altos ejecutivos ganan más, los bancos ganan más, la bolsa sube, la prima de riesgo baja. En España, estas personas pertenecen a una casta católica y por tanto, piadosa y caritativa. Quizás nos dejen caer alguna migaja, o nos tiren un cacahuete.
Cassandra era una vidente en la Pompeya del mito, que siempre estaba profetizando desastres. En literatura, aunque no existe en psicología, se formuló el complejo de Cassandra, que consiste en profetizar siempre algo malo, para cuando cualquier cosa mala ocurra afirmar: “Yo ya lo dije”.
Tengo la impresión que los actuales gobernantes con esto de la recuperación ficticia, al igual que los pasados con aquello de los brotes verdes, padecen un síndrome que llamaré el 'Complejo de Anticassandra'. Consiste en afirmar siempre que las cosas mejorarán, aunque esto nunca ocurra, para, ante la más nimia noticia positiva, afirmar: “Yo ya lo dije” y “esto es gracias a lo que hemos hecho”, con toda la poca vergüenza posible, que así cuela mejor, aunque yo creo que ya no cuela.