Espacio de opinión de La Palma Ahora
Mujeres: algún día llegará la igualdad real
Hoy conformamos el Parlamento de Canarias 31 diputadas frente a 29 diputados. Somos un Parlamento paritario, una larga lucha tras más de 30 años desde su constitución. Diputadas de todas las Islas y de todos los colores políticos que podemos y debemos dejar a un lado las siglas cuando de avanzar en los temas de Igualdad se trata.
En la Sesión Plenaria de esta semana, que se celebraba precisamente el 8 de marzo, aprobamos por unanimidad una iniciativa legislativa para ampliar el concepto de Violencia de Género y adaptarlo al Convenio de Estambul.
Hay que recordar que el Parlamento de Canarias fue pionero en esta materia cuando en el año 2003 se aprobó una Ley Integral de lucha contra la Violencia de Género, anterior a la Ley Estatal. ¿Qué ha ocurrido entonces para que catorce años después sigamos luchando contra una lacra de este nivel? ¿Qué está pasando para que pese a todos los esfuerzos las mujeres sigan muriendo, niños y niñas sufriendo y para que toda la sociedad siga atónita asistiendo a este fenómeno? Probablemente todo tengamos las preguntas pero no tenemos todas las respuestas.
La situación de las mujeres en nuestra sociedad ha mejorado, es evidente, y es comparativamente mucho mejor que la que sufren nuestras compañeras en otros países y otras culturas donde el acceso a la libertad personal, contar con propiedad privada o conducir un coche es todavía inalcanzable.
Muchas mujeres en el mundo ni siquiera tienen identidad personal, se esconden tras burkas como forma de hacerlas invisibles. Se quedan sin rostro, se quedan sin nombre, se quedan sin voz...
Decía una famosa sufragista americana que el silencio ha sido siempre el mayor enemigo de las mujeres, por eso la voz, nuestra voz, desde todos los Parlamentos, desde todas las instancias, debe oírse alto y claro en este 8 de marzo para seguir explicando todo lo que queda por hacer. Por esas mujeres que no cotizaron por dedicarse a la familia o tener trabajos precarios, que hoy no tienen derecho a pensión; por esas otras que trabajan lo mismo y cobran menos, que ocupan los puestos peor remunerados y a las que se aplican mayoritariamente las jornadas reducidas; por esas chicas que sufren los primeros indicios de violencia machista en su adolescencia, por aquellas que cuando llegan a casa tras su ardua jornada laboral, hacen la cena, lavan la ropa y cuidan a los mayores, y por supuesto por aquellas que siguen excluidas del mercado laboral.
Pero el 8 de marzo es también nuestra Fiesta. Celebramos los avances, celebramos tener jóvenes preparadas y luchadoras que van tomando el relevo, más científicas, más doctoras, más juezas y fiscales, más políticas en puestos de decisión para seguir luchando. Algún día llegará la igualdad real, llegará al hogar, llegará a las empresas privadas y a sus dirigentes; llegará al trabajo y ojalá entonces hayamos acabado con la violencia de género. Hasta entonces sigamos usando nuestra voz y celebrando el orgullo de ser mujer.