No es la intención de este artículo hablar sobre la propuesta de un Palacio de Congresos para Santa Cruz de La Palma más que de una forma tangencial como ejemplo del freno que a mi entender supone la organización administrativa de la isla a su desarrollo, entorpeciendo, anulando y finalmente devorando las propuestas que se lanzan a la ciudadanía.
Cuando hablamos de un palacio de congresos para la isla, si la idea viene de un candidato a la alcaldía capitalina, evidentemente se propondrá situarlo dentro del municipio al que aspira dirigir. Y como los lugares escasean se propone en el entorno de Maldonado, al norte de la ciudad. El único punto libre del litoral capitalino.
Pero estamos hablando de una infraestructura de carácter insular, que requiere el apoyo del Cabildo y financiación al menos autonómica. Y desde esa óptica insular resulta que la ubicación propuesta es muy desacertada, al tratarse de un fondo de saco, con malas comunicaciones con cualquier otro punto de la isla. Encontraríamos muchos otros sitios fuera de la capital con mejores condiciones para albergar esta infraestructura y acotando solo en la comarca del este, las mejores condiciones que presentan ubicaciones como la zona de los cuarteles, Bajamar, las Maretas junto al aeropuerto, Los Cancajos, o el aeropuerto viejo más centrado en la orografía de la isla, ni siquiera requieren que se expliquen aquí.
A un presidente del Cabildo Insular le resultará difícil recoger este tipo de propuestas o proponer otras ubicaciones alternativas, enfrentándose a la propuesta de la capital. Otros municipios con mejores ubicaciones tienen menos fuerza para sacar adelante sus posibles alternativas y si lo hacen caemos en la lucha entre administraciones que resta en vez de sumar.
Nada de esto pasaría si la comarca del este fuera una sola municipalidad. Los flujos de fuerza y empuje irían todos en la misma dirección, todo sumaría y las posibilidades, que son pocas de conseguir estas infraestructuras, aumentarían. Qué buen lugar sería, por ejemplo, el entorno de las Maretas junto al aeropuerto para ubicar en ese espacio el palacio de congresos, junto a un complejo alojativo y las piscinas, casi sin salir del aeropuerto, en vez del poco ambicioso proyecto que ha presentado el Ayuntamiento de Mazo para ese lugar y que esperemos no llegue a construirse nunca pues sería desaprovechar un espacio único.
Haciendo historia, la zona de Maldonado de la capital ya había sido propuesta para situar infraestructuras de este tipo. Hace un par de décadas se propuso ubicar ahí el frustrado Auditorio Insular que acabó en Los Llanos de Aridane.
Y perdonen el paréntesis en mi argumentación, pero la historia del Auditorio Insular merece ser recordada pues pasó muy desapercibida en una sociedad con poca capacidad crítica, cuando debió ser un auténtico escándalo político. Fue otro capítulo lamentable de la incapacidad de nuestros políticos que viene al caso recordar, pues acabó con una sentencia del TSJC condenando al Cabildo de La Palma (o sea a los ciudadanos de La Palma) a pagar la friolera cantidad de 390.000 euros por un encargo verbal realizado, sin ningún control por el entonces presidente, el Sr Perestelo, al prestigioso arquitecto Fernando Martín Menis, hermano del fallecido presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín. Ni el proyecto original (723.500 euros), ni el reformado contratado verbalmente de 390.000euros, se ejecutaron nunca. Las cajas de documentos que contenían el reformado deambularon por las oficinas del Cabildo durante años utilizadas como asientos. Quizás si alguno las hubiese abierto se habría sorprendido de su contenido. El solar habilitado para su ubicación se ha acabado utilizando para alojar a afectados por el volcán y los palmeros nos quedamos sin el auditorio y sin el dinero.
Otras iniciativas en la isla han tenido un parecido recorrido. El Centro de Visitantes del Roque de Los Muchachos se demoró casi 40 años por las peleas competenciales entre Cabildo, Parque Nacional, Instituto de Astrofísica de Canarias y ayuntamientos implicados. El observatorio amateur europeo quedó en el intento. La reconstrucción del Valle va por mal camino intentando contentar las expectativas individuales de cada municipio. Los proyectos urbanísticos en el este van cada uno por su lado.
Es difícil desarrollar propuestas en una isla con 14 municipios, cada uno empujando hacia direcciones opuestas. Los empujes que se puedan generar se neutralizan unos con otros y el resultado tiende a cero, a quedarnos como estamos.
No creo que los políticos de La Palma sean peores que los del resto de las islas, pero sí pienso que hay un problema estructural que dificulta el desarrollo de muchas ideas.
Si comparamos parámetros con los de otra isla de similar extensión como es Lanzarote, nos podemos llevar alguna que otra sorpresa. Esta contaba hace apenas cincuenta años con aproximadamente la mitad de población que La Palma, cincuenta años después la población de Lanzarote casi duplica a la de La Palma. Lanzarote con 155.000 habitantes solo tiene siete municipios con un total de 127 concejales (un concejal cada 1.200 habitantes aproximadamente), en La Palma con apenas 80.000 habitantes (oficiales que no reales, que son menos) tenemos el doble de municipios y bastantes más concejales que la isla conejera, un total de 172 concejales (un concejal cada 480 habitantes).
No es del todo cierto afirmar que los partidos nunca se ponen de acuerdo. Hubo un extraño caso allá por el año 2012, donde todos los alcaldes canarios del signo político que fuera se pusieron de acuerdo en algo.
El Plan Nacional de reformas aprobado por el Gobierno central y enviado a Bruselas proponía la agrupación de municipios menores de 5.000 habitantes y tenía la intención de ahorrar 10.500 millones de euros en toda España. En La Palma afectaba a 8 municipios, en La Gomera a 4, en El Hierro a 3, (casualmente las menos desarrolladas). En cambio en Lanzarote no era necesario agrupar a ninguno y en Fuerteventura solo a uno, que son islas que han superado ampliamente a La Palma.
La Palma es con mucho la isla que tiene la administración más desproporcionada de toda Canarias. Esto no se lo oirán decir a ninguno de los políticos que desinteresadamente se presentan a estas elecciones. Estas propuestas del gobierno central fueron rechazadas por unanimidad por los alcaldes de las islas. Cuando te tocan tu bolsillo no hay ideologías, ni bien general que valga y lo primero es defender el sueldo y sustento propio. El plan se esfumó, Europa se conformó con que solo se apretaran el bolsillo los ciudadanos y los recortes no afectaron a los políticos.
La idea de incentivar la fusión de municipios intenta que con el aumento de las dimensiones de los ayuntamientos, aprovechar las economías de escala mayor que se generan, tanto de cara a la mejor prestación de servicios como a un ahorro del gasto, duplicidades y gastos superfluos.
Pero además en La Palma, permite sumar los esfuerzos y que el viento sople en la misma dirección para poder afrontar infraestructuras como la del Palacio de Congresos propuesto. Aquí el viento, en cambio, sopla en 14 direcciones distintas.
Evidentemente esta no es la única razón que explica el estancamiento de la isla, pero sí es una pesada carga que llevamos en la mochila.
En una economía nacional cada vez con más problemas para ajustar las cuentas, el racionalizar el gasto administrativo para que las crisis no recaigan sólo en los ciudadanos es cada día más urgente.
Ninguna de las opciones electorales que se presentan en estas elecciones defiende adelgazar la administración en la isla. Nos hurtan el debate y nadie se atreve primero a explicar la situación de la necesidad de fusión de administraciones municipales y luego proponerlo a la ciudadanía.
Y no lo hacen porque cuanto menos puestos a elegir menos posibilidades tendrán de vivir de la política. Y también, y esto es aún más triste, porque piensan sinceramente que este tipo de propuestas resta votos en vez de darlos. Y lo malo es que quizás tengan razón. Argumentan que decirle a un votante de San Pedro o de Santa Cruz o de la Villa de Mazo que van a dejar de ser nacionalidad municipal libre y autodeterminada no es popular.
Así que, ¿para qué proponer cambios? Los políticos, a seguir repartiéndose los 172 concejalías, y la gente a seguir yendo de romería y sintiendo el noble orgullo de su patria municipal.
Eso sí, ni a los hijos de los unos ni de los otros les importará mucho, pues el municipio donde vivirán estará en Tenerife, Gran Canaria o Lanzarote donde tendrán su trabajo, su familia y su vida.
Cuando queramos imaginar cómo sería un bonito Palacio de Congresos o auditorio nos damos un saltito a Lanzarote, a los Jameos del Agua, que es una maravilla, y si queremos disfrutar de una oferta cultural digna vamos a Tenerife y así aprovechamos a visitar a nuestros hijos.