“Con la apertura del Castillo de Santa Catalina se recupera una zona histórica de la ciudad”

Está dando vida al Castillo de Santa Catalina, oxigenando la emblemática fortaleza de Santa Cruz de La Palma y desempolvando su historia con pasión. “La apertura del Castillo ha supuesto para la ciudad, en primer lugar, un enorme reconocimiento al valor que tiene el monumento con más categoría de toda la Isla, con más grado de protección y además, el primero”, ha explicado a La Palma Ahora Francisco Acosta, gerente y guía de la antigua construcción que formó parte del sistema defensivo de la capital. “Supone también la recuperación de una zona histórica de la ciudad que pretende abrirse hacia el futuro para que sea conocida por las nuevas generaciones”, ha añadido. 

“Todos nuestros antepasados y todas nuestra defensas partieron de este castillo, que es, junto con el bastión que existe en la zona de Las Explanadas -el de la Santa Cruz del Cabo- lo más antiguo que se conserva de la zona defensiva de la ciudad, con la garita de Calcinas y el muro de La Luz; ellos son los que han garantizado que disfrutemos del concepto de libertad que hoy tenemos”, asegura Acosta, que recibe al visitante con sombrero y pajarita. 

Los propietarios del Castillo de Santa Catalina cedieron en 2015 el uso y gestión de la fortaleza, declarada Monumento Histórico-Artístico en 1951, al Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, que lo ha abierto al público. “Un día normal recibimos entre 100 y 200 visitantes, pero cuando llegan los cruceros oscilamos entre los 400 y 800, y pueden superar el millar si coinciden dos barcos”, apunta. “Las visitas se reducen drásticamente con mal tiempo porque el 80% del recorrido es al aire libre”, afirma. 

Francisco Acosta atiende a diario a los visitantes, incluso los festivos, mantiene abierta la exposición sobre las distintas fortalezas de la ciudad y realiza visitas guiadas en las que explica la historia y el significado de esta construcción defensiva. “El Castillo de Santa Catalina tiene un espacio poco conocido que es el calabozo, donde se rinde homenaje a todos aquellos que por su librepensamiento sufrieron cárcel a lo largo de los siglos y está abierto en su honor; no solo es un espacio lúdico sino también de reflexión, de cómo la historia, a lo largo de los años, nos ha influido y nos ha hecho como somos hoy”, dice. 

Con la apertura del Castillo de Santa Catalina “la ciudad ha ganado un espacio cultural, y tiene mucha más vida de lo que la gente se imagina”, asegura. “Esta Navidad queremos abrir en horario nocturno para ofertar un espacio lúdico a la población, y el año que viene se celebrarán distintas efemérides históricas que tienen que ver con la defensa, pero también queremos programar recitales y concierto a lo largo de todo el año”, avanza. “Es un espacio para la diversión, para estar, y sobre todo para reflexionar de dónde venimos y hacia dónde vamos”, concluye.