Agua, sequía de cultura ancestral

Fuente de Barlovento. JOSÉ MIGUEL RODRÍGUEZ PÉREZ

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En la isla de La Palma, en los últimos tiempos, venimos hablando de sequía, de falta de recursos hídricos con los que abastecer nuestros sedientos cultivos de regadío, pero seguimos siendo a estas alturas inconscientes del problema.

En la zona Norte, donde tradicionalmente el clima riega de agua en otoño e invierno abundantemente, en el último verano se ha visto cómo se raciona el agua de La Laguna (en estos momentos en bajo nivel de llenado), cómo se recortan tiempos de agua por acciones de galerías, al ir mermando muchas de ellas sus caudales.

En época de verano, se clama a los cielos por la necesaria lluvia, porque vuelvan a correr los barrancos y llenen de agua el embalse de La Laguna, porque vuelva a nevar y cargue los acuíferos tan necesarios para manantiales y galerías. Pero hemos aprendido muy poco de nuestros abuelos, no en cuanto a forma de trabajar, sino a su cultura de no derrochar ni una gota de agua.

Cuando no había galerías perforadas, hasta los años 50 del siglo XX mayoritariamente, las fuentes naturales abastecían de agua de consumo y de riego. Se realizaron innumerables obras de canalización y almacenamiento de estas para en época seca y de verano disponer de esta agua tan valiosa. Llegaron a haber incluso disputas vecinales y denuncias por aprovechamiento de aguas de fuentes ¿Pero qué nos ha pasado?

La llegada de las galerías, con el esfuerzo titánico que costó realizarlas y la obra de La Laguna, llena de problemas a lo largo de los años, ha hecho que se abandonen prácticamente todas las fuentes naturales, dejando la mayoría de ellas como entorno curioso para turistas y locales.

En el municipio de Barlovento la mayoría de fuentes aprovechables están en cota de medianías y zona costera. Estas fuentes, se cargan año a año con las lluvias del Norte y Noreste, no fallando en su cometido de brotar agua de manera constante. 

La conocida Fuente de El Río (en realidad galería, pues fue la segunda en perforarse en el municipio allá por 1920), tiene un caudal casi constante al paso de los años, al encontrarse su captación en la zona de Cancelitas (de la más pluviométrica del municipio). Actualmente, sus 5 pipas a la hora de agua son casi desperdiciadas, en pérdidas de la tubería y canal de salida de la galería, pero importa poco, tenemos galerías y La Laguna. Es verdad que esa Fuente de El Río, junto a algunas más de la zona, tienen acciones y “dueños”, pero prácticamente no se le hace caso a mantenerlas en buenas condiciones, y casi toda el agua se pierde por el camino.

Podemos citar más ejemplos, como la Fuente de Pizarro en el barrio de La Cuesta, donde sus abundantes caudales bajan pista abajo, desperdiciados ante la falta de un buen tanque donde guardarlos. Una auténtica pena en una isla que ha estado sedienta, quizás más que de agua en esta zona, de cultura del ahorro y gestión cuando la hay. Al que se acerque a ver esta fuente le va a doler ver cómo el agua de tres chorros muy abundantes bajan sin control pista abajo por la zona (a lo largo del día son unos 46.000 litros aproximadamente solo en esa fuente).

Solo con el agua que brota de esa fuente, si no se desperdiciara, se llenaría un gran estanque que regaría mucho terreno en verano. Nos hemos acomodado en las líneas de reparto de La Laguna, y a esperar turnos para regar, porque no hay para más.

En manantial de Aguadalto en la zona de Guerreros, es uno de los más importantes del municipio de Barlovento. Está canalizado a las fincas plataneras de la costa, tradicionalmente sus mayores propietarios, los Cullen, han derivado sus aguas a Oropesa para este fin. Lo que también es verdad, es que, de esas aguas brotadas, solo se recoge menos de la mitad, si acaso, por falta de buena infraestructura en la zona y de buenos recogederos y canalizaciones.

La construcción de tanques está muy bien, pero no se puede depender solo de eso, hay que dar un paso más en el sentido de no permitir que se pierdan tantos caudales por toda la geografía.

Son muchas las fuentes de gran caudal abandonadas que hay por la zona Norte, con falta de canalizaciones y estanques suficientes que paliarían mucho cultivo. Quizás en verano se eche de menos ese agua que baja pista abajo día y noche durante todo el otoño, invierno y primavera.

Es hora de reflexionar.

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