Es conocido por todos que el pasado 19 de septiembre reventó en la isla de La Palma, en la zona comprendida entre Tacande y Las Manchas, un nuevo volcán.
La erupción se produjo concretamente en una zona que es conocida popularmente por la toponimia Cabeza Vaca, aunque los medios se han referido principalmente a ella como Cabeza de Vaca dado que la rotulación y nombre del camino que existía en la zona contenía la preposición de.
Dejando el matiz del uso de la preposición aparte, la tradición palmera a la hora de nombrar estos fenómenos naturales de origen volcánico tiene entre sus tendencias la utilización de la toponimia de la zona. Pero también es habitual el uso de vocablos de origen prehispánico.
Llegados al punto inexorable de que más tarde o más temprano será necesario darle un nombre al volcán, se plantea en estas líneas una propuesta en la que de alguna forma confluyen tanto la toponimia de la zona como la utilización de palabras prehispánicas que tengan la capacidad de dotar al futuro nombre de un mayor significado.
Por eso proponemos que el volcán que ha surgido de las entrañas de la tierra en la zona de Cabeza Vaca y que ha sepultado los sueños, recuerdos y hogares de tantos palmeros sea llamado con la siguiente voz: Vacaguaré.
En el idioma aborigen la voz vacaguaré tiene un doble significado. Por un lado, la acepción más común es la que se atribuye al significado del deseo de morir. Pero también se utilizaba con el significado de maldición. Así lo reflejan varios historiadores canarios en diversos artículos académicos (J.M. Esteban; ACTA, 2017 y otros).
Pero es que la voz vacaguaré incluye en su inicio, además, el vocablo vaca. Siendo esta una forma de reclamar también la toponimia popular con la que se conoce al lugar en el que el volcán hizo erupción: Cabeza Vaca.
Aunque el Volcán de Vacaguaré debe ser un punto de esperanza en el futuro de los palmeros, su nombre en la opinión de quien redacta estas líneas debe recordarnos por siempre que en el lugar que antes se conocía como Cabeza Vaca un 19 de septiembre de 2021 reventó un volcán que ingenuamente creíamos que sería un espectáculo de la naturaleza, pero que en realidad fue una maldición que trajo la muerte a miles de sueños, esperanzas y recuerdos de aquellos palmeros que allí vivían.
Porque el futuro y la esperanza de los pueblos debe construirse sobre el recuerdo de su(s) verdadera(s) historia(s).
Sobre el autor
Pablo Ramón Rodríguez es palmero, nacido en el barrio de San Nicolás en Las Manchas. En la actualidad es director creativo ejecutivo de la agencia de publicidad The Reactive Agency inoff de Madrid, colaborando con marcas e instituciones como Mahou San Miguel, B The Travel Brand, Ministerio de Justicia, Cabildo de Gran Canaria, Puleva y ACNUR, entre otros. Cuenta con diversos reconocimientos y premios en festivales publicitarios como Inspirational, Premios Eficacia, Premios Interactiva, Smile Festival o Best Awards. Es licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad Antonio Nebrija y también Licenciado en Psicología por la Universidad de La Laguna. A su actividad profesional suma su faceta de escritor amateur, siendo autor del libro de poesía Palabras (somoslapera, 2012). Y por encima de todo su pasión y devoción por la naturaleza y todo lo que rodea a la isla en la que nació, vivió y se crió.
* Vocabulario canario guanche. J.M. Esteban. ACTA (2017); Gran Diccionario Guanche, Francisco Osorio. Centro de la Cultura Popular Canaria (2003); Antropónimos Indígenas Canarios, Juan Álvarez Delgado. Colección Guagua (1977). Las lenguas de España. William J. Entwistle. Ediciones Istmo (1978). Con flores a María. Alfonso Grosso. Ediciones Cátedra (1981).