Esther González Hernández, que preside desde 2012 la Asociación de Mujeres Tigadaura de Breña Alta, ha asegurado a La Palma Ahora que, como parte de la sociedad, “no me acostumbro ni quiero acostumbrarme a los asesinatos de mujeres, pero sí observo que la mayor parte de esa sociedad está entrando en la dinámica de percibir la violencia de género como un acto normalizado; ahí está la clave, y esto es parte del problema”, sostiene.
La Asociación de Mujeres Tigadaura de Breña Alta se fundó en 2006 con el propósito de “animar a las mujeres del municipio en el proceso de autoconstrucción hacia la igualdad en la sociedad actual”, señala. Entre los objetivos prioritarios de este colectivo están “promover y desarrollar actividades culturales, formativas y de animación, así como favorecer la participación y autonomía en la vida diaria, fomentando la cohesión grupal”, añade.
Tigadaura está integrada por un total de 121 socias, en su mayoría de Breña Alta, el 90% amas de casa o jubiladas; el 10% restante corresponde a mujeres laboralmente activas. Tienen edades comprendidas entre los 39 y 91 años, si bien la mayoría supera la sesentena. “Hay un porcentaje considerable que son viudas y que, debido a la situación actual, colaboran en el cuidado de las familias”, subraya Esther.
La Asociación de Mujeres Tigadaura fue uno de los colectivos que este sábado participó en el Encuentro Insular contra la Violencia de Género. Esther González, auxiliar administrativo de profesión, considera necesario que se visibilice aún más esta lacra social. “Si no se visibiliza, la sociedad no lo ve como un problema y cada vez lo percibiremos más como algo normalizado”. “Esconder un problema sería como no querer solucionarlo; entre todos tenemos que formar en igualdad desde la infancia, y también en la adolescencia, la juventud, la edad adulta y los mayores; en definitiva, toda la sociedad”, recalca.
Esther entiende que “está fallando la educación en general, que es uno de los principales eslabones de la cadena, y también se están perdiendo valores -que conllevan la pérdida de libertad- como el respeto, el sentido de la convivencia, la tolerancia; todos estos aspectos son la base de una sociedad más justa, más igualitaria, más inteligente y, en definitiva, más democrática”. El goteo de mujeres víctimas de la violencia machista no cesa porque, en su opinión, “falla todo lo expuesto anteriormente”. Este drama, asegura Esther, “se agudiza si no lo afrontamos de una manera más efectiva con la justicia, a través de leyes que ayuden a que la mujer se sienta más segura y protegida, y con condenas a los agresores cada vez más duras”.