La sexta reunión de la legislatura que mantendrán este viernes José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy servirá para que ambos afiancen sus posiciones ante el proceso de paz, lo que, pese a su predisposición al diálogo, hace muy difícil que se pueda albergar alguna esperanza de entendimiento.
Rajoy llegará al Palacio de la Moncloa nueve meses después de que allí trasladase a Zapatero su apoyo y el de su partido para verificar la decisión irreversible de ETA, comunicada el 22 de marzo, de hacer efectivo un alto el fuego permanente.
Sin embargo, el apoyo se trocó en junio en la retirada de cualquier respaldo al Gobierno después de que se conociera la intención del PSE de reunirse con la ilegalizada Batasuna.
Ese anuncio llevó al líder del PP a solemnizar ante el pleno del Congreso la ruptura de toda relación con el Gobierno mientras no se rectificara la “ignominia” que, a su juicio, suponía esa reunión.
La entrevista entre el PSE y Batasuna se celebró, y, a partir de entonces, se fue agrandando la distancia en las posiciones entre el Gobierno y el PP, de forma general, y entre Zapatero y Rajoy, más personalizadamente, hasta el punto de que ambos ni siquiera se saludaron el pasado 6 de diciembre durante la recepción ofrecida en el Congreso con motivo del Día de la Constitución.
Una semana después sí hubo foto de una conversación entre ellos en la que Zapatero dio el pésame al líder del PP por el fallecimiento de Loyola de Palacio, y el pasado lunes un comunicado de la Presidencia del Gobierno daba cuenta de la entrevista que celebrarán este viernes.
El mismo día Zapatero comentó que la agenda de la reunión estaría abierta, pero se tratarían asuntos como el proceso de paz y reformas legales pendientes, entre ellas la modificación de la Constitución.
El Gobierno enmarca la reunión en la normalidad, y rechaza que la fecha se haya elegido por coincidir con el final del supuesto plazo que, según algunas informaciones, había impuesto ETA al Ejecutivo para que moviera ficha si no quería que terminase el alto el fuego.
También se asegura que no hay ninguna relación con la reunión que, según otras informaciones, han mantenido el Gobierno y la banda terrorista en las últimas semanas y que obligaron al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a comparecer ayer ante los medios para ni confirmarla ni desmentirla y garantizar que, cuando haya alguna información relevante, se comunicará a los grupos parlamentarios.
Zapatero ha asegurado que en la reunión de mañana no pretende convencer a Rajoy, sino trasladarle sus posiciones y su análisis sobre el proceso y, al tiempo, escuchar las reflexiones del líder del PP.
Pero el presidente del Gobierno no irradia optimismo ante un cambio de actitud de Rajoy y se muestra convencido de que no habrá ningún acercamiento en este asunto.
No parece previsible que lo haya cuando Rajoy insistió este mismo jueves en que nadie debe esperar sorpresas de la reunión porque mantendrá las convicciones y principios que le lleva trasladando desde marzo.
Su preocupación especial será conseguir de Zapatero la “certeza” de que, ante la proximidad de las elecciones municipales, Batasuna no se presentará a esos comicios si ETA no se disuelve antes.
Rajoy expondrá sus “líneas rojas” y reiterará su rechazo a cualquier negociación política con la banda terrorista, a la posibilidad de reconocer el derecho de autodeterminación del País Vasco y a cualquier conversación que implique a Navarra como moneda de cambio.
Pese a que se garantiza la predisposición al diálogo, no parece que éste vaya a tener frutos cuando se asiste a un enrocamiento en las respectivas posiciones y a algunas consideraciones como las que emanan desde el PP.
En ellas, se asegura que la dirección de este partido asistió “estupefacta” a que el Gobierno informara de la reunión a los medios antes que se le confirmara al partido y a actitudes como la “penosa” comparecencia de Rubalcaba este miércoles.
Si todo ello no hace prever el acercamiento, tampoco lo augura el hecho de que, por vez primera, el líder de la oposición haya decidido comparecer en la sede del PP para ofrecer la rueda de prensa posterior a la reunión en vez de hacerlo en las dependencias del Palacio de la Moncloa.