LANZAROTE ARQUEOLÓGICA, ANTES Y DESPUÉS DE LA CONQUISTA /y 4
El misterio astronómico de Guenia
“No sé si Guenia es un marcador astronómico, pero sí estoy convencido de que era una montaña sagrada para los majos por la cantidad de manifestaciones arqueológicas que hay en su entorno”. Quién así se expresa es el biólogo ambientalista Ignacio Romero, conocedor del patrimonio natural y arqueológico de su isla natal, Lanzarote. Lo que sí está comprobado es que el sol penetra por una especie de ventana o puerta en el borde rocoso del cráter, atraviesa el haz de luz otra ventana, situada a 246 metros al otro lado del filo de la caldera, y termina proyectándose en una cueva natural en la llanura que circunda la montaña por su cara oeste. Este alineamiento ocurre sistemáticamente cada seis meses, solo dos días al año. Pero no en una fecha cualquiera: “Este fenómeno coincide con los equinoccios de primavera y otoño”. El autor de estas observaciones es Agustín Pallarés Lasso.
Frente a la teoría del autodidacta Pallarés, que la difunde con vídeos y fotografías a través de sus redes sociales desde hace años, está la aparente indiferencia de la comunidad científica, ya que hasta ahora no se ha realizado ningún tipo de investigación ni prospección arqueológica sobre el conjunto de la Montaña de Guenia, en el municipio de Teguise. ¿Por qué? Esta pregunta se las vamos a formular a María Antonia Perera, una arqueóloga reputada y la persona que más poder ha tenido en el ámbito arqueológico de Lanzarote. Durante veinte años fue la jefa del servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo conejero y en la pasada legislatura, la del Pacto de las Flores, fue directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias.
Pero antes de conocer las respuestas de Nona Perera, vamos a difundir, por primera vez en un medio de comunicación, la opinión de una autoridad en el campo de la geología en Canarias. Se trata del catedrático de la ULPGC José Mangas, un referente en su disciplina. “No sé si las construyeron los aborígenes o no”, pero esas puertas o ventanas “poligonales no tienen pinta de ser naturales”. Y encima son dos las estructuras. “Mucha casualidad para ser producto de la naturaleza, de una erupción volcánica”, señala Ginés Díaz, uno de los líderes de El Guincho –la emblemática organización ecologista de la que César Manrique fue su presidente honorífico- y una de las personas que llevaron a Mangas a conocer las misteriosas ventanas de Guenia. Díaz también fue el guía del autor de esta serie de reportajes sobre cuatro espacios arqueológicos lanzaroteños que combinan vestigios majos e históricos.
“Cortadas a tajo”
El catedrático en Geología no recuerda con precisión cuándo visitó Guenia. “Fue hace diez años o más; fui a pronunciar una conferencia a la Isla y Agustín Pallarrés me llevó de excursión a Guenia”. José Mangas no llevó material de trabajo ni realizó investigación alguna, simplemente fue de paseo a ver esas singulares ventanas, en el borde del cráter, de las que desconocía su existencia. ¿Por qué piensa, catedrático, que esas ventanas son artificiales?, le pregunta Canarias Ahora al científico. “No parecen naturales” reitera; un dato que le lleva a pensar que son huecos artificiales es que “están cortados a tajo”. “Las paredes”, añade Mangas, “son rectilíneas”, demasiado rectas “para ser naturales”.
José Mangas considera que este lugar debería de ser investigado desde el ámbito de la arqueología. El geólogo cita a su colega de la Universidad de Las Palmas la catedrática de Prehistoria Amelia Rodríguez. Rodríguez es especialista, entre otros temas, en industria lítica de factura indígena. “Con su experiencia en el tratamiento de las piedras por parte de los aborígenes”, su opinión “sería muy interesante sobre los cortes de las paredes”, apunta Mangas. Pero la catedrática, manifestó a este diario, que no conoce las singulares estructuras poligonales de Guenia, únicas en Canarias, y en consecuencia no puede emitir ningún juicio de valor.
Quién sí está capacitado para ello es el astrofísico del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC) Juan Antonio Belmonte, un arqueoastrónomo de prestigio internacional. Su último trabajo, este mismo año, ha sido en el yacimiento nabateo de Hegra (Arabia Saudí). En declaraciones a esta Redacción, Belmonte reconoce que no tiene una opinión sólida sobre Guenia porque “solo he estado una vez, hace quince años”, acompañado por Pallarés. Solo visitó la zona pero sin subir al perímetro superior del cráter, donde se ubican las ventanas. Donde sí ha estado es en el punto de observación, el punto y final del alineamiento.
Belmonte no descarta que sean arqueológicas las estructuras. “No digo que no sean arqueológicas, pero mi duda está en el punto de observación”, donde están los marcadores solares. “Suelen ser templos o lugares con registros arqueológicos, como vemos en el Bentayga o Cuatro Puertas”, yacimientos de Gran Canaria, o en la Degollada de Yeje, en Tenerife. “Son lugares sacralizados, el de Guenia no lo es. El supuesto marcador de Guenia es una cueva natural, un pequeño tubo volcánico ”en el que no se han encontrado restos aborígenes“, sostiene.
Después de tres década de investigaciones, el astrofísico del IAC afirma que todos los marcadores que ha estudiado son arqueológicos. ¿Y si las ventanas del cráter fueran artificiales?, le preguntamos tras informarle que el catedrático en Geología José Mangas considera que difícilmente sean naturales las estructuras. Ahí Belmonte duda, pero insiste en que no conoce un marcador que “no esté sacralizado”.
Lo que no discute Juan Antonio Belmonte es la fenomenología que se produce en la montaña lanzaroteña en los días del equinoccio de primavera y de otoño. Y eso que el día que visitó la zona no coincidió con un equinoccio. “Me encantaría que fuera real, pero las teorías”, defiende Belmonte, “hay que falsarlas”, es decir, hay que intentar refutarlas porque la única forma de corroborar la validez provisional de una teoría es cuando no es posible refutarla. En el caso de Guenia, ningún equipo especializado ha investigado lo que acontece en esa montaña. Ni tampoco las decenas de estructuras piedras en el interior del cráter, para determinar si son indígenas o etnográficas, o de ambas facturas. Lo que sí se ha investigado son yacimientos con registros alfabéticos líbico-bereber, como el de la Peña de la Fecundidad, o la Peña de Luis Cabrera, con su famoso litófono. Ha sido Nona Perera la que ha liderado esos trabajos y los ha publicado en el libro Las escrituras del pueblo majo, firmado conjuntamente con Juan Antonio Belmonte.
¿Por qué no se ha investigado Guenia?
¿Por qué la comunidad científica no ha mostrado especial interés en investigar el posible fenómeno arqueoastronómico de Guenia? Perera visitó la zona con Agustín Pallarés y con Juan Belmonte. “Tras esa visita, Belmonte consideró que no era arqueológico y desechamos esa hipótesis”. Además, añade Perera sin aportar pruebas, “las ventanas son naturales”. Al informarle de que el geólogo José Mangas tiene indicios sólidos de que son artificiales, la arqueóloga lanzaroteña abre la posibilidad a realizar una investigación. “Estaría bien determinar si es o no un yacimiento arqueoastronómico”.
Al margen de Juan Belmonte, que es astrofísico, y del matemático José Barrios, autor de la única tesis doctoral – Sistemas de numeración y calendarios de las poblaciones bereberes de Gran Canaria y Tenerife en los siglos XIV-XV- realizada hasta el momento en Canarias sobre la influencia del firmamento en las creencias de los guanches, el único arqueólogo que ha realizado investigaciones arqueoastronómicas en Canarias durante años, publicadas en revistas de impacto como Mediterranean Archaeology and Archaeometry, es Julio Cuenca Sanabria. Cuenca fue el descubridor del yacimiento de Risco Caído y autor de los estudios arqueoastronómicos que llevaron al olimpo del Patrimonio de la Humanidad a las Montañas Sagradas de Gran Canaria. En la actualidad, investiga la Cueva de Tara (Telde), otra cámara arqueoastronómica similar a Risco Caído.
La única persona que ha investigado el enclave de Guenia es Agustín Pallares Lasso, pero sus observaciones no han tenido trascendencia científica al ser autodidacta. El descubridor del supuesto carácter arqueoastronómico de Guenia no es historiador ni tampoco astrofísico. Considera que Cuenca es una persona con experiencia para dirigir una investigación en la montaña lanzaroteña. Pallarés fue guía turístico del Cabildo de Lanzarote; ahora es jubilado. Sin embargo, se ha ido formando en arqueoastronomía. “Mi primer referente fue el astrofísico Juan Antonio Belmonte. Leí su libro Arqueoastronomía Hispana y da una magistral lección de astronomía de posición”. Pallarés ha continuado su formación con varios cursos on line, uno de ellos “fue el Astronomy and Culture Course impartido por el profesor Clive Ruggles, de la Universidad de Leicester, que es un referente, y luego hice otro con este mismo científico, titulado Archaeosstronomy Course.
Pallarés lleva lustros investigando la luz de Guenia. Hay constancia real del fenómeno astronómico que se produce al inicio de los equinoccios. Con “la valiosa ayuda del ingeniero topógrafo Heiner Brehmer”, cuenta a Canarias Ahora-elDiario.es, “hemos medido estos lugares con una perfección absoluta”. Las dos ventanas o puertas que hay en el borde del antiguo volcán de Guenia, separadas por 246 metros, “son artificiales”, sostiene Pallarés, “lo que certifica que estamos ante un yacimiento arqueoastronómico”.
Origen guanche
“El término Guenia es de origen guanche”, afirma el catedrático en Filología Maximiano Trapero, Premio Canarias 2017 en la modalidad de Patrimonio Histórico. A día de hoy, continúa el catedrático de la ULPGC, “no tengamos ningún argumento sobre su interpretación”. El primer registro de Guenia “que conocemos del término es de 1618”, señala Trapero en una publicación sobre Toponimia de Lanzarote, firmada conjuntamente con Eladio Santana; se trata de “un documento de compraventa de un esclavo indio por el que se pone como hipoteca unas tierras y casas en el término de Guenia”.
Las ruinas del antiguo caserío de Guenia permanecen en pie al oeste de la montaña. Madoz (1986: 119) dice de Guenia “que a mitad del siglo XIX era una aldea casi despoblada «a consecuencia de la aridez del suelo que casi nada produce por la escasez de lluvias». Sin embargo, un siglo antes, a mitad del XVIII, Antonio Rivere (1997: 94) le concede una población de 12 vecinos, al no verse afectada por las lavas y cenizas volcánicas del Timanfaya”, explican en su trabajo Trapero y Santana.
Con Guenia, concluimos esta serie de cuatro escenarios lanzaroteños que combinan patrimonio prehispánico y vestigios históricos. El supuesto santuario astronómico de la cultura majo continuará siendo un misterio. La luz llegará cuando el Cabildo de Lanzarote, el Gobierno de Canarias o algunas de las universidades públicas del Archipiélago decidan investigar un enclave de indudable interés geológico, arqueológico e histórico. Y astronómico.
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