Afirma que se clavó “30 puñaladas” y vio “a Dios” y “el fin del mundo”
Fiscalía mantiene su petición de 14 años de cárcel para el acusado
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 27 (EUROPA PRESS)
Un hombre admitió hoy haber intentado degollar a su esposa con un cuchillo de cocina mientras ella dormía en el domicilio familiar en San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria) porque “oía voces” debido a la medicación que tomaba para su enfermedad del Parkinson.
“Una voz profunda masculina me decía: ”Mátate y pasa a mejor vida“; y para mí pasar a mejor vida era pasarlo con ella”, aseguró el conocido empresario J.M.L.D., de 51 años de edad, durante el juicio celebrado en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial en Las Palmas, acusado de un presunto delito de homicidio en grado de tentativa, por el que la Fiscalía le pide 14 años de prisión.
El hostelero --que regentaba un bar en Tunte, fue director del hotel Las Tirajanas y ex empleado de Anfi del Mar y Santana Cazorla-- comentó que la noche del 12 de julio de 2009, antes de los hechos, discutió con su mujer acerca de su deuda, ya que ella le decía que era mayor de la que él creía.
Sobre las 06.30 horas del 13 de julio, su esposa se encontraba durmiendo en su casa, cuando él cogió un cuchillo de los de “pelar las papas” y le asestó “dos golpes en el cuello”.
“ME SAQUÉ LAS TRIPAS CON LA MANO”
“Se rompió el cuchillo, lo tiré, la cogí por el cuello, pero no tenía fuerza en las manos y cuando me dijo: ”Lepe yo te quiero“ la solté y me fui. Su voz fue más fuerte que la otra”, añadió el acusado, que agregó que, posteriormente, abrió la puerta de la calle para que su esposa “se fuera”. Luego él cerró con llave y se dirigió a la cocina, cogió un cuchillo que tenía “para cortar jamón” y se acuchilló “de arriba abajo”.
“Me saqué las tripas con la mano. Me empujaba a la pared y me agredía, hasta 30 puñaladas me clavé. Me desmayé, vi que venía el fin del mundo, se oscurecía todo el cielo, veía a Dios y todo negro”, relató el empresario.
MANÍAS PERSECUTORIAS Y ALUCINACIONES
Insistió en que una semana antes de lo ocurrido él propuso a su mujer que ambos y su perro se suicidaran. “Cuando iba por la calle creía que me iban a pegar o matar. Creía que me perseguían y estaba asustado”, indicó J.M.L.D., que no entiende cómo pudo autolesionarse y “no sentir dolor”. “Sentía que me iba a otro mundo”, remarcó, así como confiesa que “no hay día en que no piense” en la agresión a su mujer, de la que se mostró “rotundamente arrepentido”.
Y es que alega que desde que el 14 mayo de 2009 su médico le recetó sinemet plus ante el empeoramiento de su patología del Parkinson, “veía monstruos” en su cabeza y oía “voces” que le decían que se “matara”. Además de que “tenía problemas de memoria, creía que debía 40 millones de pesetas y no era capaz de sumar dos y dos”.
No obstante, la fiscal remarcó que en su historia clínica no consta que él hiciera referencia a manías persecutorias y alucinaciones.
El procesado comentó que en otro episodio anterior, el 12 de junio de 2009, circuló con su vehículo hasta la capital y llamó a su hija porque se encontraba “mal” y le decía que no se quería “morir”. Ella le acompañó a un centro e salud y la doctora le remitió al Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín para que le valorara un pisquiatra. Sin embargo, en el centro no diagnosticaron ningún problema derivado del tratamiento.
“MI MARIDO NO ERA EL QUE ESTABA ALLÍ”
Por su parte, la víctima negó que su marido fuera “una persona violenta” y explicó que se conocen desde hace 27 años y llevaban dos años viviendo juntos --el último año casados--. “Conmigo siempre ha sido muy cariñoso”, redundó.
“A partir de las pastillas amarillas él empezó a caer en picado. Veía cosas raras y pensaba que le estaban vigilando. Él siempre me decía que no le sentaban bien las pastillas”, declaró.
“Mi marido no era el que estaba allí”, continuó entre lágrimas la mujer en relación a lo acontecido, al igual que confesó que cuando él la agredió ella pensó “que sea lo que Dios quiera”. “No me creía lo que estaba pasando, pero creo que me salvó él la vida abriéndome la puerta de la casa”, manifestó como novedad a sus anteriores declaraciones, según quiso hacer constar la fiscal.
Así pues, expresó que mientras su marido iba lentamente hacia la cocina ella aprovechó para salir en busca de ayuda. Aseguró que, tras la agresión, fue a visitar a su marido al hospital pero no pudo verlo y regresó días más tarde. “Creo que todo esto pasó por culpa de las pastillas. Lo dije, lo digo y lo diré”, remarcó.
Por su parte, uno de los vecinos y el cuñado del procesado aseguraron que, al auxiliar a la víctima, ésta les dijo que su marido le “fue a matar”.
La hija del procesado afirmó que su padre “nunca” le ha levantado la mano y ni siquiera la “ha pegado una cachetada”. Argumentó que el médico le recetó sinemet plus porque había empeorado su enfermedad.
“TOMABA LA MEDICACIÓN CUANDO LE PARECÍA”
Los informes forenses apuntan que debido al ataque la víctima sufrió cinco heridas inciso-contusas: dos en el lado derecho del cuello y dos más en la oreja y la mano izquierda, que no afectaron a órganos vitales, además de que tampoco presentaba hematomas en el cuello por el presunto intento de estrangulamiento.
La médico que atendió al varón en el centro de salud el 12 de junio mencionó que presentaba “un cuadro de desorientación”. “Me dijo que sentía miedo horrible a ser atacado por algo o alguien en cualquier momento o en cualquier lugar y eso me indujo a pensar que estaba sufriendo un brote psicótico agudo”, planteó.
Otro de los peritos dijo que J.M.L.D. “no tenía control sobre la medicación”, sino que “la tomaba cuando le parecía y en cualquier momento”. Señaló que, al examinar al procesado, constató que sufría “alucinaciones en las que él estaba en el infierno y veía a Dios y al diablo” y “escuchaba voces”. “Vivía ese sueño como una realidad, confundía lo real con su propio cuadro alucinatorio”, reiteró.
EL FÁRMACO, “DETERMINANTE PARA EL CUADRO PSICÓTICO”
El experto comentó que el acusado tenía “lesiones en el sistema nervioso, diabetes de larga duración y un tipo de personalidad obsesiva, un trío que conformó un cuadro psicótico, en el que la medicación fue un elemento detonador” y todo ello impulsado por “un sentimiento de ruina” en sus negocios.
“Todo apunta a pensar que la medicación fue determinante en los hechos”, confirmó el médico, para quien el acusado pudo sufrir un “trastorno mental transitorio” y recomendó para él “buen tratamiento ambulatorio con un psiquiatra”.
Otro de los peritos dijo que en su “breve” examen al procesado le impresionó que tuviera el “discurso aprendido”. Si bien hizo hincapié en que entre los posibles efectos secundarios de la medicina que tomaba figura la psicosis, y remarcó que “los fármacos para el Parkinson producen síntomas psicóticos”.
El doctor que atendía al acusado desde 2007 valoró su enfermedad como un Parkinson “con peculiaridades, pero sí respondía al tratamiento” y enfatizó que “en ningún momento el paciente relató que oyera o viera cosas”. Dijo que su paciente ingería el fármaco stalevo y “un cuarto de sinemet plus”, que negó que “dé psicosis”, pues considera que es “una dosis insignificante”.
Por último, la Fiscalía mantuvo su petición de imponer 14 años de cárcel a J.M.L.D., mientras que la defensa solicitó la libre absolución para su cliente, al alegar un “trastorno mental transitorio”.