SANTA CRUZ DE TENERIFE, 4 (EUROPA PRESS)
El consejero de Obras Públicas y Transportes del Gobierno de Canarias, Juan Ramón Hernández, ha exigido a Eurocontrol que el archipiélago, como región que depende del sector servicios y del turismo, cuente con un trato preferencial ante un nuevo caso de cierre del espacio aéreo, al tiempo que ha insistido una vez más en la defensa de un cielo único europeo para mejorar la eficacia de la conectividad con las islas.
En el transcurso de una rueda de prensa, el consejero ha explicado que éstas fueron algunas de las propuestas que planteó ayer en una reunión que mantuvo en Bruselas con el director general de Eurocontrol, David Mc Millan, y el responsable de la red de operaciones de dicho organismo, Joe Sultana, a quienes se les ha trasladado la preocupación del Gobierno y de todos los sectores económicos de Canarias como consecuencia de los perjuicios causados por la nube volcánica.
En dicho encuentro, Juan Ramón Hernández expuso a los responsables de Eurocontrol que en Canarias, como región ultraperiférica, la accesibilidad es “un elemento determinante para su desarrollo”, de ahí que el Ejecutivo canario haya abogado por medidas de carácter operacional como que las islas tengan un trato preferencial en todos los vuelos que tengan como origen o destino el archipiélago ante un nuevo cierre del tráfico aéreo.
En esta misma línea, el consejero canario propuso a Eurocontrol que se tuviera en cuenta la posibilidad de usar la máxima altura en los vuelos de largo distancia, especialmente en aquellos con destino Canarias, para hacer que esos vuelos tengan una dirección en línea recta, menor gasto de combustible, menor coste medioambientales y, sobre todo, teniendo en cuenta que Canarias depende fundamentalmente de la accesibilidad y del tráfico aéreo.
Al mismo tiempo, el consejero planteó otras propuestas de carácter organizacional como la defensa del cielo único europeo, ya que con ello las operaciones en el tráfico aéreo serían “mucho más efectivas” y los costes “se reducirían considerablemente”, tal y como ocurre en Norteamérica, donde la organización del tráfico aéreo recae prácticamente en una sola organización, mientras que en Europa se sustenta en 38 países, cada uno con un órgano propio de control.