Más de medio millón de españoles que sufren síndrome de piernas inquietas no son diagnosticados ni reciben tratamiento

El director del Instituto de Investigación del Sueño participa en el I encuentro entre pacientes y médicos de Canarias para resolver dudas sobre esta enfermedad desconocida

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 15 (EUROPA PRESS)

Más de medio millón de personas en España padece el síndrome de piernas inquietas (SPI) y “no han sido diagnosticadas ni reciben tratamiento adecuado”, según aseguró a Europa Press el doctor y director del Instituto de Investigación del Sueño, Diego García-Borreguero.

Alrededor de 630.000 personas en España no saben que sufren el SPI, aseguró el doctor momentos antes de participar hoy en la capital grancanaria en el primer encuentro organizado por la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI) para reunir a pacientes y profesionales médicos de Canarias a fin de resolver dudas sobre esta patología desconocida.

Añadió que alrededor de 700.000 adultos padecen esta enfermedad en España, de los que 300.000 lo sufren de forma severa. “De cada diez personas que la padecen nueve no han sido diagnosticados nunca, por tanto nueve no saben que lo tienen ni el médico se lo ha podido diagnosticar”, detalló.

García-Borreguero manifestó que el SPI es “una enfermedad neurológica crónica que puede condicionar la calidad de vida de los afectados de forma importante y se caracteriza por la presencia de una sensación de desasosiego o situaciones anormales, molestas, fundamentalmente en las piernas”.

Dichas molestias pueden ser calor, hormigueo, pinchazos o dolor en las extremidades inferiores, especialmente en la zona situada entre la rodilla y el tobillo, en una o en las dos piernas y provocan la necesidad urgente de moverlas para aliviar momentáneamente las crisis.

Estas molestias aparecen al atardecer y por la noche y “suelen hacer que el paciente no pueda conciliar el sueño”. “Aparece cuando el cuerpo está en reposo y la persona que lo padece no puede permanecer quieta, y, sobre todo, no puede dormir, la principal consecuencia de tener esta enfermedad”, insistió.

ORIGEN GENÉTICO

“Siete de cada diez casos tienen un origen genético, es decir con familiares de primer grado afectados (hermanos, padres o hijos) y la causa reside en varios genes que cualquiera de ellos puede tener”, aclaró el doctor, que añadió que en otros casos la enfermedad está “relacionada con anomalías del hierro en el metabolismo”.

Según el especialista, en España, como en los países occidentales, esta enfermedad se produce en alrededor del 5 por ciento de la población adulta y de manera severa (con síntomas casi a diario y con gran capacitación inca) entre el 2 y el 3 por ciento de los adultos. “Es una enfermedad frecuente que requiere tratamiento, que consiste en medicación y con un tratamiento altamente efectivo, pero no es curativo, sino sintomático”, subrayó.

Apuntó que hay algunos casos que empiezan en la niñez, pero “lo más típico” es que se vaya desarrollando muy lentamente a partir de los 30 años y adquiere cierta frecuencia a partir de los 40. Se da más en mujeres que en hombres, puesto que de cada diez pacientes, siete son féminas y se da con mayor frecuencia en familias donde varios miembros “tienen este mismo problema, pero ellos no lo saben”.

ERROR EN EL DIAGNÓSTICO

García-Borreguero incidió en que el “mayor problema” es que el médico “diagnostica mal” esta patología o “no suele identificarlo”, al pensar que está relacionada con problemas de “tipo circulatorio o de ansiedad o problemas reumáticos”, entre otros. En este sentido, hizo especial hincapié en que “no recibir el diagnóstico correcto implica no recibir el tratamiento adecuado” y reiteró que “la mayor parte de las personas no han sido diagnosticadas nunca”.

Asimismo, si bien admitió que “el estrés acentúa muchas enfermedades”, el SPI “no es una enfermedad causada por el estrés”. Igualmente, insistió en que “las personas afectadas necesitan tratamiento farmacológico sintomático que impide que las molestias aparezcan y, una vez que se trata el problema, todo lo demás mejora por sí mismo, además, no suele ser necesaria rehabilitación”.

“El mayor reto es que las personas que lo padecen sean diagnosticadas”, reiteró el experto, que explicó que, entre los síntomas, destaca “no poder dormir por las molestias en las piernas”.

Así pues, recomendó a las personas que lo padecen acudir a su médico general y a la AESPI o buscar información en la página web 'www.aespi.net'. Por último, reconoció que existe “muy poco apoyo institucional porque hay muy poco conocimiento de esta enfermedad”.