El informe recomienda pasar en los próximos diez años de mantener las mezclas actuales de aproximadamente el 5% de biocarburante en gasolinas y gasóleos, a proporciones del 10-12% en 2020
SANTA CRUZ DE TENERIFE, 1 (EUROPA PRESS)
El profesor del Departamento de Física Básica de la Universidad de La Laguna Ricardo Guerrero Lemus, quien también es responsable académico del Máster Oficial en Energías Renovables de la institución académica, ha dirigido el estudio 'Resumen y Recomendaciones. Biocombustibles Líquidos: Situación Actual y Oportunidades de Futuro para España', presentado recientemente en la sede madrileña de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea).
Guerrero Lemus es miembro de Fedea junto a los otros dos autores del estudio: Gustavo Marrero, del Departamento de Análisis Económico de la ULL; José Manuel Martínez-Duart, del Departamento de Física Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid; y Luis A. Puch, del Departamento de Análisis Económico de la Universidad Complutense de Madrid.
Tal y como detalla el estudio, los biocombustibles líquidos juegan un papel decisivo en la respuesta general al calentamiento global. El informe recomienda pasar en los próximos diez años de mantener las mezclas actuales de aproximadamente el 5% de biocarburante en gasolinas y gasóleos, a proporciones del 10-12% en 2020, lo cual representaría un esfuerzo importante, ya que el sector transporte consume alrededor de la tercera parte del total de energía en España.
El aumento en el uso de ese tipo de biocarburantes reduciría drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), pues el sector transporte es responsable de cerca del 40% de las emisiones totales nacionales. Está demostrado que la utilización de bioetanol de primera generación (1G), producido a partir de granos de cereales, y utilizando el residuo de la paja generada como combustible de proceso, alcanza unas cotas excelentes de mitigación de estas emisiones GEI, así como una notable sostenibilidad medioambiental en relación tanto a la superficie de terrenos utilizados como al escaso consumo de agua de riego.
Aún así, se hace necesario avanzar en el desarrollo de nuevos biocombustibles, ya que todos los expertos reconocen que la implementación de mezclas elevadas de biocarburantes en los combustibles fósiles sólo será posible tras el desarrollo de los biocarburantes ligno-celulósicos (2G). En su producción se utiliza la planta vegetal entera, incluyendo sus residuos, así como biomasa forestal.
En comparación con los biocarburantes 1G, los 2G presentan unas propiedades muy superiores con respecto a la mitigación del dióxido de carbono, así como unos impactos medioambientales mucho menores respecto a la utilización de terrenos agrícolas y consumo de agua. Además, según el informe, estos biocarburantes prácticamente eliminarían la controversia sobre biocombustibles frente a precio de los alimentos.
Entre los biocarburantes 2G y avanzados, los expertos recomiendan el desarrollo del bioetanol ligno-celulósico, el cual se estima que presenta unos costes de producción un 15-20% inferiores a los del biodiesel BtL. Ese hecho, en un entorno de petróleo relativamente caro (100 $ por barril), permitiría que hacia el año 2025 se alcanzase la paridad con los carburantes fósiles.
IMPULSO VEHÍCULOS HÍBRIDOS
Otra propuesta de futuro a corto y medio plazo se refiere al impulso a los vehículos híbridos alimentados por una cantidad relativamente pequeña de baterías eléctricas recargables por la noche, para un uso diario en la ciudad, y combinado con biocarburantes de mezclas elevadas para distancias más largas. Aún así, el informe señala que para aumentar la viabilidad del parque de vehículos eléctricos será necesario mejorar su autonomía de recorrido, disminuir su precio notablemente y lograr que sus emisiones GEI sean casi nulas.
Para afianzar estos objetivos, el documento recuerda la necesidad de que los gobiernos impulsen medidas político-económicas para la promoción de los biocarburantes. Entre otras, cita la necesidad de lograr la internalización realista de los costes externos debidos a las emisiones de GEI, para lo cual sería necesario prácticamente triplicar el precio actual de la tonelada de CO2 emitido, aumentándolo paulatinamente a unos 50$ en 2020.
También se cita la apuesta por un incremento sustancial de la investigación, sobre todo de aquélla relacionada con los biocarburantes 2G y avanzados, mediante la utilización de parte de los fondos obtenidos a través de las políticas bajas en carbono para financiar proyectos de I+D industrial, ayudas a la construcción de plantas piloto y plantas de demostración. Otra medida señalada apuntaría a lograr la coordinación efectiva entre los distintos actores implicados: productores de biocarburantes, distribuidores, estaciones de servicio y fabricantes de vehículos.