Los científicos embarcados en el buque “Ramón Margalef” del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en la campaña “Vulcano” no han hallado nada “que sea significativamente anormal” en la zona del mar donde se concentra la mayoría de seísmos registrados desde el 15 de marzo en El Hierro.
Esta campaña se puso en marcha el pasado viernes con la intención inicial de valorar el impacto que tuvo la erupción submarina ocurrida entre 2011 y 2012 frente a La Restinga en los ecosistemas de El Hierro, pero, a la vista de la evolución de los movimientos sísmicos de los últimos días, el domingo y ayer, lunes, dirigió su atención a examinar la zona donde están se localizan los epicentros.
En la crónica diaria que los científicos que viajan a bordo del “Ramón Margalef” publican en la página web “Vulcanoelhierro.es” se indica que durante la tarde del domingo y el lunes realizaron un estudio batimétrico de la zona con el fin de detectar algún cambio en la morfología del fondo del mar o en el mar.
En concreto, el estudio se hizo en una zona que abarca desde Orchilla hasta la parte más oriental del Golfo, lugar donde se han localizado los seísmos del segundo repunte sísmico que se produce tras la erupción volcánica submarina de El Hierro.
La idea de estos científicos era detectar cualquier escape o emisión que pudiese tener una huella acústica, pero aclaran que, de momento, no han observado nada que sea “significativamente anormal”.
En el proyecto “Vulcano”, además del IEO, participan las universidades de Las Palmas de Gran Canaria y La Laguna, el Banco Español de Algas y el Museo de Ciencias Naturales de Santa Cruz de Tenerife.
Su finalidad es estudiar la evolución temporal de los cambios en el ecosistema marino y, para ello, se realizarán tres campañas oceanográficas, del 22 de marzo al 6 de abril de 2013, del 11 al 25 de octubre de 2013 y en marzo de 2014.
Sí han encontrado posibles signos de actividad en el lugar donde se produjo la erupción de La Restinga, donde los instrumentos del buque científico del IEO han detectado “tres posibles puntos que acústicamente podrán explicarse como producidos por emisiones, (...) posiblemente de gas”.
No obstante, precisan que esos datos está pendientes de comprobación con nuevas pruebas sobre el terreno.