Hubo una época en la que Santa Cruz aspiraba a ser la ciudad más moderna del mundo y su ex alcalde Miguel Zerolo, se codeaba con arquitectos de renombre internacional. Al final el Ayuntamiento está al borde de la quiebra, subastando su patrimonio por cuatro duros y las relaciones con aquellos autores estrella no acabaron precisamente de la mejor forma posible.
Alejandro Zaera Polo, el diseñador de los rascacielos, poco quiere saber de Santa Cruz después de que le encargaran un proyecto para Cabo Llanos que fue descartado sobre la marcha sin mayores contemplaciones ni explicaciones. Dominique Perrault por poco llega a los tribunales tras todo el contencioso sin fin de Las Teresitas pero por el camino sus colaboradores no dudaron en tachar de “chapucera” la gestión del Ayuntamiento. Al menos de este último arquitecto se pudo construir una obra conocida como Infobox situada en San Andrés. En este edificio se contempla una de las características principales del autor francés como es la de envolver entre rejas a casi todos sus edificios. El detalle debe tener su interés arquitectónico pero las mastodónticas pantallas instaladas en San Andrés no tuvieron en cuenta el viento que durante la mayor parte del año azota a este pueblo.
Es por ello que desde el principio el particular zumbido ha resultado ser insoportable para los habitantes de San Andrés. Por si fuera poco al final las pantallas se han convertido en un peligro ya que se encuentran en mal estado, varios de los anclajes están rotos y da la impresión de que en cualquier momento se podrían llegar a desprender. El Infobox alberga en la actualidad las oficinas del Distrito de Anaga después de que se descartaran otras opciones como servir para exhibir la maqueta de las obras de Las Teresitas, que en realidad al igual que el proyecto acabó en el cubo de la basura.
La representante del equipo técnico de Perrault, Natalie Plagaro, dijo cuando se reunió en diciembre del 2001 con Zerolo, que el Infobox iba a servir como “una especie de quiosco de lujo de dos plantas que servirá de centro de información y de debates sobre el proyecto” (de Las Teresitas) y “una muestra en pequeño de lo que queremos hacer en el plan global, ya que en él se da la misma síntesis de elementos: malla metálica, como la que vamos a usar en los aparcamientos, volúmenes discretos que no impacten en el paisaje, y zonas ajardinadas”.
Al final resultó que en los alrededores del edificio se sitúa un solar desierto que en ciertas ocasiones sirvió como parking improvisado y donde es casi imposible encontrar una planta. Incluso en un alarde de genialidad y de mezcla muy ecléctica de estilos que roza lo surrealista se pensaba colocar un barco de pesca donado por un vecino de San Andrés y del que nunca se ha vuelto a saber en que remoto lugar acabó varado. Pero lo que ha traído de cabeza a los vecinos desde la inauguración del Infobox en 2005 han sido las dichosas pantallas que primero han supuesto un suplicio para su equilibrio mental y ahora se ha convertido en un peligro. Esta malla metálica tan imponente es la misma que se ha instalado en el campo de entrenamiento del Montigalà en Badalona pero en este caso las condiciones climatológicas son bastantes diferentes a las del barrio pesquero.
En San Andrés basta que sople el mínimo de viento o de brisa para que las rejas multipliquen por cien el sonido que resulta parecido al crujido de un barco desvencijado. Los residentes de la avenida Pedro Swchartz, situada justo enfrente ya no saben qué hacer para no oir el dichoso zumbido. Basta que apriete un poco el viento para que el lugar parezca que está azotado por la tramontana y de la impresión de encontrarse en mitad de un desierto metálico.
Cuando la tormenta tropical Delta se rozó la catástrofe y parecía que el edificio iba a saltar por los aires en cualquier momento. En Montaña Morera por los ecos que produce el barranco el problema es aún peor. Algunos residentes dicen que hay veces que han tenido que recurrir a las pastillas para poder dormir de lo insoportable que se vuelve lo que a la larga se ha convertido en una especie de constante y refinada tortura china.
“Parece como si ahí debajo hubiera todo el día un temporal del polo norte. No vemos la hora de que finalmente se caiga porque esto es insoportable” -indica la vecina Lola Schneider quien hace años envió a la oficina del arquitecto francés en París un escrito con sus quejas que por supuesto nunca tuvo respuesta. En los bocetos del hotel que se iba a situar a la entrada de Las Teresitas se incluía también una reja metálica que iba a rodear en su totalidad al edificio. Los vecinos dan gracias de que el proyecto no se haya llevado a cabo. Pero además consideran que visto lo visto ni los propios clientes hubiese podido pegar ojo durante toda la noche.
El Infobox con pantallas incluidas y el esqueleto del mamotreto es el legado de Perrault en la isla. Sobre el polémico aparcamiento algunas voces reivindican ahora que no sea demolido e incluso que ni siquiera se le denomine con un término que consideran despectivo al tratarse de una obra de un arquitecto de renombre internacional. Esta versión pseudo oficial que pone en duda la capacidad intelectual de quienes dudan de los valores del mamotreto choca con la lanzada desde el propio Ayuntamiento cuando comenzaron a surgir las voces críticas según avanzaban las obras del imponente edificio. Entonces se intentó calmar a la población asegurando que la construcción iba a quedar totalmente tapada y no sería visible. Por lo tanto debe ser la única obra arquitectónica importante del mundo que ha sido construida para que no se vea. Como si a la venus de Milo la encierran en una caja o a la Gioconda le ponen una cortina delante.