Inglaterra y Portugal están en su sitio. En su huso horario correspondiente. La Península y Canarias no están situadas en el tiempo solar medio que les corresponde. La primera porque, desde que el dictador Francisco Franco lo decidió en 1940, está situada en la franja horaria alemana y las Islas porque, para mantener su famosa hora menos, se alinearon automáticamente con lusos y anglos. Si no lo hubiera decidido así el dictador, ahora el Archipiélago tendría dos horas menos con respecto al resto de España.
La propuesta cuasi electoral del presidente en funciones Mariano Rajoy de que el país retrase su horario en sesenta minutos y se ajuste al huso del meridiano de Greenwich, (la misma propuesta incluida en el pacto de investidura suscrito por PSOE y Ciudadanos) ha vuelto a reabrir el debate sobre si las Islas perderían su hora menos con respecto al reloj de la Puerta del Sol o si mantendrían sus 60 minutos de diferencia,
La solución al enigma sobre el destino de esos 3.600 segundos es meramente política, pues geográficamente Canarias no está alineada con el huso horario de Portugal e Inglaterra, sino un grado por debajo del famoso meridiano británico.
Si hace 76 años, cuando Franco decidió adelantar la hora del país para que marcara el tiempo germánico, Canarias no tenía la misma hora que la Península ¿por qué iba ahora a tenerla si de lo que se trata es de poner a la vieja Piel de Toro en su huso horario correcto?
Sin embargo, ese error es el que está instalado en el PSOE, en Ciudadanos, en Rajoy y en la portavoz del Grupo Popular en el Parlamento de Canarias, Australia Navarro, cuando asegura que “nuestra hora es la correcta. Nosotros, los canarios, seguríamos con nuestra hora y sería el resto del país quien se acompasaría a nosotros”. Esa es la solución política al enigma, pero no es en absoluto acorde a la geografía y la historia.
60 minutos geográficos menos
Desde hace más de un siglo se implantaron 24 husos horarios de 15 grados de latitud cada uno (12 al Este y 12 al Oeste), con respecto al meridiano cero, a partir del que se suma una hora por cada huso en dirección hacia el Este y se resta una hacia el Oeste. Canarias está 15 grados hacia el Oeste, es decir, 5 o 6 minutos menos que el que rige en Greenwich, lo que automáticamente la sitúa con una hora menos.
Esa es la tesis que defiende el portavoz del Grupo Nacionalista Canario (CC) en el Parlamento autonómico, José Miguel Ruano, cuando asegura que “si ya Canarias tenía un horario distinto desde principios del pasado siglo XX, y se mantuvo esa diferencia cuando Franco cambió la hora, ¿por qué ibamos a perderla ahora?”.
No tan claro lo tienen el resto de fuerzas políticas, ni tan siquiera los socios de los nacionalistas en el Gobierno de Canarias. Así, el portavoz parlamentario del PSOE, Ignacio Álvaro Lavandera, asegura que la diferencia horaria “es un problema complejo, aunque parezca un asunto menor”.
“Personalmente, no se´si beneficia a las Islas tener una hora menos o si es mejor que la Pensínsula se adapte a nosotros. Habría que ver todos los pros y los contras pero, se decida lo que se decida, debe ser una decisión que se tome debatiéndola previamente con Canarias, no que sea algo impuesto”, ha afirmado.
En parecidos términos se expresa Casimiro Curbelo, ex senador del PSOE y actual líder de la Agrupación Socialista Gomera (ASG), adscrita al Grupo Mixto, quien “realmente, no ha habido un debate serio y riguroso sobre si es una ventaja o no para Canarias tener un horario distinto”. Por ello, cree que esa decisión “no puede ser mediante decreto, sino tras una amplia discusión con expertos y, sobre todo, respaldada por un amplísimo consenso”.
Por su parte, Concepción Monzón, diputada de Podemos, reconoce que “no hemos debatido sobre este asunto, así que no tenemos adoptada ninguna postura al respecto, salvo la del sentido común: tener un huso horario que aproveche el máximo horas de sol en los momentos en los que hay más actividad humana”.
Silvela, María Cristina, Maura y Alfonso XIII
El debate abierto abierto ahora será político, por tanto, igual que el que existió cuando el presidente Francisco Silvela y la reina regente María Cristina hubieran establecido legalmente en 1900 el uso horario para la Península y Baleares con 60 minutos de diferencia sobre Canarias, Sin embargo, en 1921 en el Archipiélago existía un auténtico galimatías y la Presidencia del Consejo de Ministros, que ostentaba Antonio Maura, se dirigió el 17 de noviembre de aquel año al Instituto Geográfico y Estadístico para consultar qué horario regía en las Islas. ¿La respuesta a Maura?: “emplean horas distintas y aún ésta cambia de una a otra isla”.
Concretamente, en Tenerife se usaba la considerada hora oficial: una menos que la del Meridiano de Greenwich, “salvo en las oficinas de Telégrafos”, que utilizaban la de Greenwich. En la capital de Gran Canaria “el Gobierno Militar, la Comandancia de Marina, la Oficina de Correos y el público en general usan el horario del Meridiano de la ciudad”, mientras que el Ayuntamiento se regía por el reloj de la Catedral, “que marcha de una forma caprichosa”, y las oficinas de telégrafos, como sucedía en Tenerife, empleaban la hora de Greenwich.
Así las cosas, el Consejo de Ministros considera que hay que regular el horario en base a dos premisas: establecerlo en relación al huso 23 (una hora menos) para cumplir la normativa internacional o que fuera como el peninsular, una opción que “el Ministerio juzga la más conveniente” con el fin de incluir “un huso único en extensos territorios con gobierno e intereses comunes”. Es decir, igual que ahora proponen Rajoy, PSOE y Ciudadanos.
Sin embargo, el 11 de febrero de 1922 el rey Alfonso XIII firma un Real Decreto que opta por la geografía y no por las cuestiones políticas y fija que la hora en Canarias “se regulará con arreglo al tiempo solar medio que le corresponde por su situación geográfica en el huso horario”.
El monarca asumía el Real Decreto del 26 de julio de 1900 y sanciona que la hora en las Islas “se regulará con arreglo al tiempo solar medio que le corresponde por su situación geográfica en el huso horario 23, una hora de retraso con la de la Península y Baleares”
Ahora, el debate cerrado hace 94 años se reabre con la excusa de la conciliación de la vida laboral y familiar y conseguir que los trabajadores españoles ganen en eficacia y eficiencia. Con el tiempo, se sabrá si se apuesta por cumplir la normativa internacional o poner bajo el mismo reloj los “intereses comunes” de todo los territorios del país. Incluso los ultraperiféricos.