El fiscal pide cinco años y seis meses de cárcel para un enfermero que trabajó en el centro de salud de Maspalomas (Gran Canaria), al que acusa de haber abusado de una menor de 15 años en 2011 en su casa, adonde la niña y su madre acudieron con la promesa de que la sanaría con santería.
En sus conclusiones previas a la vista oral que se celebrará en la Audiencia de Las Palmas el próximo 4 de febrero, el Ministerio Público afirma que, en mayo de 2011, la menor acudió al centro de salud aquejada de un fuerte dolor en uno de sus riñones, por lo que fue sometida a distintas pruebas médicas, entre otras, una extracción de sangre, que se encargó de realizar el acusado, quien por entonces trabajaba allí como enfermero.
“Aprovechando el miedo y la incertidumbre” que la menor y su madre tenían acerca de la dolencia de la chica, “y sabiendo que ambas creían en la santería como medio de sanación”, el acusado les dijo que era santero y guía de la religión Yoruba para convencerlas de que acudieran a su domicilio, donde prometió “realizar limpiezas” a la menor para “librarle del amarre” que, según él, tenía.
La chica y su madre visitaron al menos dos veces en su casa, situada en el sur de Gran Canaria, al supuesto santero, quien, según el relato del fiscal, llegó a matar a una paloma y verter su sangre sobre la menor afirmando que así la curaría.
El 16 de junio de 2011, cuando la chica tenía 15 años, el acusado convenció a su madre de que volvieran a su casa porque tenía que dar unos consejos a la menor.
En esa nueva visita, el hombre condujo a la menor hasta el piso inferior de su casa, donde realizaba sus trabajos como santero, y comunicó a la chica que tenía que “hacerle una limpieza”.
La menor, que confiaba en el supuesto santero y pensó que lo que le proponía sería beneficioso para ella, le acompañó a una habitación contigua donde, inducido por él, le practicó una felación y permitió que la penetrase, unos hechos que, sin embargo, desveló a su madre esa misma noche, lo que motivó la correspondiente denuncia y que fuera detenido al día siguiente.
El fiscal subraya que la víctima sufre en la actualidad un cuadro de crisis de ansiedad, un incremento de la desconfianza hacia las personas y un estado depresivo por estos hechos, que califica de abuso sexual mediante engaño.
Por este delito, solicita para el acusado, en prisión preventiva desde el 18 de junio de 2011, una pena de cinco años y seis meses de cárcel y la prohibición de acercarse a la víctima, comunicarse con ella o acudir a su domicilio o a cualquier lugar que frecuente por un período de diez años.
El Ministerio Público también pide que se imponga al acusado el pago a la chica de una indemnización de 3.000 euros por los daños y perjuicios causados.