Desde cambios en el horario de las materias a salir antes del colegio: el protocolo de Canarias ante el calor en las aulas

La Consejería de Educación del Gobierno de Canarias no quiere volver a tomar una medida drástica como la del pasado mes de octubre cuando anunció el cierre de las aulas por las altas temperaturas. Aulas en las que no funcionan las ventanas, sin posibilidad de propiciar la ventilación cruzada y en construcciones obsoletas de hace más de 40 años en algunos casos era el panorama que describían los centros educativos de las Islas. Esas reivindicaciones han llevado a que este martes se haya presentado el primer protocolo para hacer frente a episodios de altas temperaturas.

El protocolo establece cuatro niveles de riesgo: desde el cero o el de normalidad hasta el tres, que es el único que contempla que se cierren las aulas y se aplique la enseñanza no presencial. Entre medias, el nivel uno recoge medidas ordinarias como las difusión de información, recomendaciones o considerar justificadas las faltas del alumnado vulnerable ante episodios de altas temperaturas. También contempla la modificación de los espacios para impartir clases o aplazar las actividades extraescolares.

El nivel dos contempla la salida anticipada del alumnado del centro previa justificación e incluso modificar el horario escolar y de las actividades curriculares. El nivel tres será el que contemple la enseñanza no presencial.

El protocolo también contempla cambiar el orden de las asignaturas. Por ejemplo, que Educación Física se realice en las horas de menos sol. Así mismo, las salidas anticipadas del alumnado nunca se producirán antes de las 12.00 del medio día.

No obstante, según especificó este martes el consejero de Educación, Poli Suárez (PP), el protocolo pretende implementarse de forma “localizada”, es decir, adaptándose siempre a las necesidades del centro. Según recordó, hay colegios más vulnerables a estas situaciones de temperaturas extremas debido a su localización (en los sures de las islas o las medianías fundamentalmente) o por sus propias infraestructuras, que en algunos casos son de hace 40 años.

“El fin es el de ofrecer a la comunidad educativa las pautas y directrices de manera eficaz y derecho del alumnado de recibir educación en las mejores condiciones”, dijo Suárez. “Reforzamos la autonomía de los equipos directivos de los centros para actuar”, apuntó, para añadir que las decisiones se tomarán en función de las condiciones del centro y del nivel de alerta decretado en el municipio que se ubique y siempre acompañados y asesorados por la consejería.

La forma de proceder será que los equipos directivos de los centros comuniquen la decisión a los consejos escolares y a las direcciones territoriales o insulares.

Un plan para techar canchas e implantar zonas de sombra

Paralelamente, la Consejería también trabaja en un plan para dotar a los centros de zonas de sombra, techado de canchas y naturalización de los espacios ya que muchos centros no cuentan con árboles o sus zonas ajardinadas no cuentan con especies que aporten sombra.

El consejero también mencionó la instalación de censores térmicos en colaboración con Gesplan, la puesta en marcha de sistemas de bioclimatización o sistema de climatización de menor consumo eléctrico que permita enfriar las aulas. Según avanzó, en muchos centros no se puede instalar aire acondicionado por la baja potencia eléctrica con la que cuentan.

Suárez advirtió de que la mayoría de centros no está preparado para episodios de altas temperaturas y en nueve meses que lleva al frente de la Consejería “es materialmente imposible” solucionarlo. Así mismo, especificó que el plan de infraestructuras de Canarias que acababa en 2025 solo se ha ejecutado en un 20% y que la Consejería ya trabaja para realizar un nuevo plan y sellar acuerdos y convenios con ayuntamientos y cabildos. Por ejemplo, citó el caso de Lanzarote, para que el que se necesitan 8 millones de euros para adecuar sus infraestructuras educativas y, según aseguró, la corporación está dispuesta a colaborar.

Además, subrayó que su intención es acabar con todas las aulas modulares de Canarias (barracones) aunque en estos momentos por cuestiones de falta de espacio no es posible cerrarlas todas. Sí avanzó que se está estudiando optimizar espacios y adaptar centros que tienen poco alumnado para que puedan albergar a estudiantes de estas aulas.

Insistió en que su Consejería ahora mismo tiene pendiente 42 millones del Ministerio para infraestructuras y se busca esa colaboración con cabildos y Ayuntamientos. Aunque no tiene calculado el importe total son más de cien millones lo que se necesita para adecuar todas las aulas ante el calor y los episodios de temperaturas extremas que se van a acentuar con el cambio climático.

Según recalcó, el plan ya está en marcha y hay obras ejecutadas, con inversiones en Teguise, Arrecife, Yaiza, Tías, Arona, San Miguel Abona, Guía Isora...La idea es priorizar obras en aquellos centros más expuestos a las altas temperaturas, como los sures de las islas o las zonas de medianías. “Hay mucho camino que recorrer”, remarcó. “Si hay un centro con zona de sombra, priorizamos el que no tiene nada. Es un camino largo”, insistió.

Bajar las ratios “si se puede”

El consejero subrayó que es un compromiso de esta legislatura bajar las ratios en las aulas. Sin embargo, remarcó que en pocos días la Consejería tendrá un estudio “para anunciar esa bajada de ratio (si fuera posible)”. “El compromiso es bajar ratio en la legislatura si es posible”, apuntó.

Se trata de un compromiso que recalcó el pasado mes en comisión parlamentaria. Entonces, el sindicato ANPE instó a negociar números y plazos concretos para bajar las ratios en las aulas canarias. El sindicato recuerda que en diciembre presentó un plan detallado y valora que el consejero comparta algunas de sus propuestas, como la docencia compartida donde existan problemas de espacio.