La cueva de Los Clérigos, ubicada en el municipio grancanario de Ingenio, es una joya paleontológica descubierta a principios de los años ochenta que aún está pendiente de una excavación, una investigación exhaustiva que determine y desvele los misterios de este tubo volcánico, que data de entre tres y cuatro millones de años.
Así lo ha explicado a Europa Press el biólogo y vicepresidente de la Asociación Paleontológica de Canarias (Paleocanarias), Néstor López, quien ha afirmado que existen algunos inconvenientes con los propietarios donde se ubica esta cueva que han impedido iniciar el proyecto.
“Contamos con el apoyo del Cabildo de Gran Canaria, pero todo se ha retrasado desde que en 2015 comenzamos a mover este asunto y ahora estamos pendientes de que se solucionen estos inconvenientes para poder empezar”, subrayó López, también experto en insectos.
Esta cueva, ubicada concretamente en el barrio de el Sequero, alberga restos de huesos de rata gigante, una espacie extinguida que convivió, se cree, con los aborígenes, además de otros elementos de interés “de fauna y palentológicos, como lagartos, aves”, dijo Néstor López.
También se han descubierto ejemplares de la especie de cucaracha ciega, similar a la encontrada en 2013 en la cueva de Aslobas (La Aldea de San Nicolás), en el que se considera el segundo tubo volcánico más antiguo del mundo, con 14,5 millones de años.
En principio, la cueva no fue habitada por los aborígenes de Gran Canaria, sostuvo el vicepresidente de Paleocanarias, quien ha añadido que el tubo volcánico podría medir varios kilómetros, por la orografía del terreno, y tiene una profundidad visible de unos 22 metros. En ella se han hecho una serie de obras por parte de los propietarios que han modificado su estado.
“Hemos hecho mediciones y comprobado desde otro punto como hay corrientes de aire, se trata de un tuvo volcánico que podemos encontrar en otras zonas por sus características”, señaló López.
Numeroso material
La cueva de los Clérigos fue descubierta en los años ochenta por el profesor universitario Luis Felipe López Jurado, quien posteriormente ha animado a otros investigadores como Néstor López a seguir.
“Lo que vio el profesor --relató López-- fue una cavidad donde los pastores hicieron un corral y se dio cuenta de que era un tubo volcánico. Su techo cedió y el agua que circulaba por dentro empezó a formar un tapón de sedimento y fue acumulando mucho material, como huesos de ratas gigantes, lagartos, fósiles”, añadió.
Posteriormente Paleocanarias retomó el proyecto con el servicio de Patrimonio del Cabildo “e incluso llegamos a establecer un proyecto de excavación paleontológica, pero hubo problemas con los propietarios”.
“El Cabildo está en la misma situación, intentando que se resuelva el tema para hacer la primera excavación”. “Todo apunta que la cueva tiene un potencial increíble; no sabemos lo que puede aparecer ahí, en otras similares han aparecido especies de pájaros extintos, y por eso hay interés”, subrayó el miembro de Paleocanarias.
Uno de los objetivos es que la cueva de Los Clérigos se convierta en BIC (Bien de Interés Cultural), aunque esto dependerá de la unión de voluntades. En este sentido, el Ayuntamiento de Ingenio ha dado los primeros pasos, catalogándola como bien de interés paleontológico a nivel municipal. Pero todavía dentro “hay mucho que ver”, concluyó Néstor López.