Un grupo de investigadores canarios ha recopilado más de 25.000 registros de aves de 210 especies que han migrado desde Europa hasta el norte de África, para lo que algunas recorren más de 4.000 kilómetros, en un estudio que ayudará a entender los efectos del cambio climático.
Para ello se han desplazado a Marruecos biólogos, naturalistas y ornitólogos de Birding Canarias que han estudiado a las aves en los periodos migratorios de primavera y otoño, explica en una entrevista a Efe el responsable de esta empresa, Juan José Ramos.
El objetivo es estudiar la relación entre la migración de las aves y el cambio climático dentro de un proyecto más amplio denominado Climatique, financiado por el Programa de Cooperación Transfronteriza España-Marruecos, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional y que lidera el Instituto Tecnológico de Canarias.
Además cuenta con la participación de socios locales marroquíes como el Consejo Regional de Souss Massa Drâa, el Servicio Regional de Medioambiente de esta región y la Universidad Ibn Zohr de Agadir.
Las aves migratorias son excelentes indicadoras de los cambios que sufre el planeta y en concreto, detalla Juan José Ramos, el climático provoca modificaciones en los hábitats de las aves migratorias “que están alterando notoriamente su comportamiento y, por consiguiente, las rutas de ida y regreso”.
Esos cambios pueden también alterar los períodos de incubación y reproducción de las aves, muchas de las cuales pueden ver afectada su supervivencia y, según indica el ornitólogo, algunas especies han alterado su regreso al sitio de invernada o reproducción y buscan zonas un poco más cálidas o, por el contrario, más frías.
Los valles, ríos, lagunas y playas del sur de Marruecos albergan cada año a miles de aves que viajan entre el continente europeo y el África ecuatorial en busca de zonas donde alimentarse, pasar el invierno o reproducirse en verano.
Esta región es el límite entre la cuenca mediterránea y el desierto del Sáhara, por lo que el estudio de fenómenos como el avance del desierto, la migración de las aves e insectos y el ciclo de las plantas es vital para acciones futuras encaminadas a frenar el cambio climático en esta zona y en el sur de Europa, indica Juan José Ramos.
Allí cada primavera y otoño hacen escala especies tan sensibles e importantes a nivel global como la espátula euroasiática, el carricerín cejudo, la tórtola europea y la golondrina común, y en su estudio los investigadores canarios han realizado censos de aves acuáticas migratorias.
También se han estudiado las aves acuáticas reproductoras y seguido la migración de las aves paseriformes a través de la instalación de una estación de anillamiento científico.
Escribano pigmeo, nueva especie
Durante el estudio se han recopilado unos 25.000 registros de aves correspondientes a 210 especies, la mayoría de ellas migratorias y algunas de ellas muy raras en la región, como la gaviota hiperbórea, el correlimos pectoral y el charrán real africano.
Además, se ha citado una nueva especie para el país, el escribano pigmeo, ave de pequeño tamaño que se reproduce en la tundra siberiana y que pasa el invierno en el norte de India y sur de China, aunque en ocasiones, empujada por las frías tormentas del norte, llega hasta el oeste de Europa.
Buena parte del estudio se desarrolló con el método del anillamiento científico mediante el uso de redes invisibles para la captura de aves, método que garantiza su supervivencia, indica Juan José Ramos, quien explica que durante la primavera se capturaron 900 aves de unas cuarenta especies “que fueron estudiadas en mano, determinando su edad, sexo y tomando diferentes medidas para conocer la condición física de cada ave”.
Además, cada una de las aves capturadas por primera vez fue marcada con una anilla de metal con un código alfanúmerico irrepetible, que le permite ser reconocida en cualquier lugar del mundo “a modo de pasaporte para aves”.
En otoño se realizó de nuevo el mismo trabajo con el objeto de comparar los dos periodos migratorios y se capturaron más de mil aves de algo más de 40 especies, lo que permitió comprobar una diferenciación en cuanto a las especies y el periodo de estancia en la zona, que al parecer es superior en estas fechas.
Durante estas campañas se han recuperado una veintena de aves de pequeño tamaño como el carricero común, que pesa alrededor de 10 gramos, anilladas en países como Finlandia, Francia, Inglaterra, Portugal y Bélgica, y que pueden haber recorrido entre 2.000 y 4.000 kilómetros entre los lugares de anillamiento y el sur de Marruecos donde han sido recuperadas.
Además, se han registrado alrededor de un millar de aves marcadas con anillas de pvc de lectura a distancia con telescopio, entre las que se han podido localizar espátulas nacidas en Mauritania, Croacia, Holanda, Francia y Alemania; varios moritos comunes nacidos en las colonias de cría del Parque Nacional de Doñana; un charrán bengalí proveniente de una colonia de cría en un islote costero de Libia; gaviotas de Audouin del Algarve portugués, Mediterráneo español, Francia e Italia; gaviotas sombrías de Escocia e Inglaterra y flamencos del sur de España y Francia.
Estos registros son compartidos con ornitólogos de varios países y pueden aportar importante información sobre las rutas migratorias que siguen las aves europeas en sus viajes por África.
Una vez terminado el trabajo de campo del proyecto los datos obtenidos se compararán con registros climáticos tomados en la región durante el periodo de estudio para esclarecer las relaciones entre la llegadas de aves, el tiempo de permanencia en la región y la adaptación de la migración de las aves a los cambios ambientales.
Los resultados se publicarán en revistas científicas internacionales y se expondrán en congresos y encuentros de investigadores del fenómeno de la migración y el cambio climático para sentar las bases en el desarrollo de futuras acciones encaminadas a frenar el avance del desierto y el cambio global en el norte de África y Canarias.