El fiscal de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife, que ejerce la acusación pública contra el médico acusado de abusar sexualmente de varias de sus pacientes, ha elevado su petición de condena de 36 años de cárcel a 39 y medio, al calificar el delito contra la intimidad que sufrieron las mujeres como continuado. Las acusaciones particulares le piden hasta 51 años de prisión ya que los abusos tendrían la agravante de superioridad.
Ernesto Reinaldo Risso, licenciado en medicina general pero sin la especialidad de ginecología y obstetricia, mantuvo entre 1996 y 2006 varios consultorios en Tenerife en los que llevaba a cabo exploraciones vaginales, colocación de dispositivos intrauterinos, citologías, extracción de pólipos, seguimientos de embarazos y prescribía medicamentos con recetas a nombre de otro médico.
En esas consultas, en las que no había enfermera o auxiliar, en contra de lo que marca la Ley, supuestamente abusó de cuatro pacientes de entre 53 y 63 años. A dos de ellas les habría introducido objetos como consoladores y a otras dos mujeres las habría penetrado en dos y tres ocasiones con su pene. Todo ello fue grabado en cintas de vídeo y CD, por lo que además de abuso sexual continuado está acusado de delito continuado contra la intimidad, estafa (al cobrar por las consultas), e intrusismo profesional, o en su caso, usurpación de estado civil, al usar recetas con nombre de otro profesional.
Los peritos especializados en ginecología que actuaron como peritos en la sesión de este jueves dejaron claro que los consoladores que se le incautaron a Risso, en su domicilio y en una de sus consultas, “no son ningún producto sanitario”, y que las posturas que muestran algunas de las pacientes en las grabaciones, como colocar a la mujer a “cuatro patas”, no responden “a la ortodoxia en ginecología”. Una de las peritos llegó a afirmar que lo visto en las imágenes “eran agresiones sexuales sin más”.
La misma perito matizó que una sonda vaginal “no tiene el tamaño ni la forma de un pene” y en cuanto a los ejercicios para fortalecer el suelo pélvico, la doctora indicó que “a las señoras se les enseña cómo practicarlos, se les indica cómo colocarse conos vaginales, pero en ningún caso se les coloca en consulta. No se toca a la paciente”. Sí declaró que un médico general puede intervenir como ginecólogo, aunque no es lo mismo que un especialista.
Sin patologías sexuales
Frente a estas aseveraciones, dos peritos psicólogos que reconocieron al acusado aseveraron que Risso no sufre ningún trastorno ni presenta desviaciones sexuales, aunque sí admitieron que es una persona con muchas habilidades de interrelación, “por lo que no necesita engaños para mantener relaciones sexuales”. “Ni es un embaucador ni es un enfermo sexual”, concluyeron.
El abogado de la defensa reiteró que las pruebas encontradas en contra de Risso en varios registros de la Policía Nacional en su vivienda y en sus consultorios se hicieron “vulnerando la Ley de Enjuiciamiento Criminal”, por lo que deben ser declaradas nulas, y agregó que se le ha negado el principio de contradicción al no haber podido interrogar a un testigo que consideraba clave, por lo que no se ha respetado el derecho a la tutela judicial efectiva.