“No queremos volver a la normalidad, sino a una realidad que apueste por lo público”. La desescalada sigue avanzando en Canarias que, por primera vez desde que estalló la pandemia, tiene menos de 600 casos activos de coronavirus. En este contexto que arroja esperanza tanto a la población como a los profesionales sanitarios y tras más de dos meses de aplausos de agradecimiento, muchos trabajadores ya han fijado la mirada en cómo serán sus condiciones laborales después de la COVID-19. Sonia Galván, fisioterapeuta en el Servicio Canario de Salud desde 1995, reivindica que volver a la situación previa a la pandemia sería “un problema”.
Según la sanitaria, la ratio de fisioterapeutas en la sanidad pública era de 0,08 por cada 1.000 habitantes, una proporción inferior a la recomendada por la Organización Mundial de la Salud: un profesional de la fisioterapia por cada mil personas. De esta forma, se sitúa en los últimos puestos del país junto a Aragón, Extremadura, La Rioja o Catalunya. Frente a lo aconsejado por la OMS, cinco fisioterapeutas por cada médico rehabilitador, los hospitales canarios están “por debajo de las recomendaciones”.
En su carta, la trabajadora también lamenta la existencia de largas listas de espera de pacientes agudos hospitalizados que requieren tratamiento de fisioterapia y que a veces incluso reciben el alta antes de recibir la terapia. Por ello, exige que se de respuesta precoz desde que el especialista lo solicita. Esta escasez de personal conduce, según Galván, a las familias a contratar fisioterapeutas privados que dan asistencia a los pacientes en el Hospital.
Mientras, el Servicio Canario de Salud (SCS), según datos obtenidos a través del Portal de Transparencia y publicados en 2019 por este periódico, gasta más de nueve millones de euros al año en derivar pacientes a las clínicas privadas para la rehabilitación. “Queremos una nueva realidad en la que haya equipos de fisioterapeutas de mañana, tarde, sábado, domingos y festivos, con dobles sesiones si la persona lo requiere”, propone.
La sanitaria también advierte de que a pesar de que exista desde la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias un contrato para ocupar un puesto en la Unidad de Hospitalización a Domicilio (HADO), se han visto sin fisioterapeutas de asistencia especializada que se encarguen de ello. Asimismo, asegura que no existe un registro oficial de la labor asistencial que realizan. “Exigimos un registro objetivo que facilite la transparencia en nuestro sector”.
Para Sonia Galván, después de 25 años de trayectoria en el Servicio Canario de Salud, no ha habido ninguna mejora en las condiciones laborales. “Queremos creer que esta crisis ha dejado de manifiesto que los que aportan son los profesionales comprometidos y que la fisioterapia es, antes, durante y después de la pandemia, un pilar fundamental en la recuperación de los pacientes”. También insiste en que, tal y como ha sucedido con los pacientes de la COVID-19, los tratamientos se traducen en un “ahorro evidenciado del gasto público” porque disminuye las estancias medias de la población ingresada que recibe asistencia precoz. “A pesar de los recortes, los déficits, el miedo y la inseguridad, compartidos con el resto de profesionales sanitarios, los fisioterapeutas han sido una pieza clave”.